6

2.3K 177 34
                                    

Flashback

—Tengo ganas de vomitar—no tuve ni oportunidad de acercarme más, porque esas palabras interrumpieron todo. Me incorporé inmediatamente, mientras ella se inclinaba al inodoro.

Salí al instante de ese espacio, pero volví nuevamente para ayudarla recogiendo su cabello.

No debe estar acostumbrada a tomar.

—¿Te sientes mejor?—pregunté cuando terminó.

—Me da vueltas todo—lloriqueo

—Te excediste con el alcohol.

—Mis amigas me obligaron a tomar—acusó.

—Pudiste desistir, nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres.

—Estoy a unos días de casarme, y debía disfrutar mis últimos días, dijeron.

—Sí, claro—no tenía ganas de hablar. No son cosas que me interesen.

—Debo volver—habló

—Es tiempo, tu pantalón no tiene arreglo, debes intentar bajar un poco la blusa.

—Sí, eso haré. Gracias por todo.

—No fue nada—Mencioné. Para luego retirarme.

—Espera. ¿Podría saber tu nombre?—trató de saber, sus ojos rojos y adormilados me daban ternura.

—Andrea, un gusto—Ella trató de volver a hablar pero salí. Entre menos sepa de Marcela, mejor.

—Yo te hacía en casa. ¿Qué haces aquí?—cuestionó Camila.

—Es mi bar, me vas a prohibir estar en mi propio local—recrimine

—¿Por qué eres tan cruel conmigo? Un poquito de amabilidad no estaría mal.

—Perdón, no es contigo. Solo que me distraje en ciertas cosas.

—Y esas cosas, ¿tienen nombre de mujer?—molestó, mi asistente.

—Marcela. Necesitaba ayuda y se la brindé.

—¿Ayuda oral?—bromeo

—No seas idiota. Se pasó de tragos y no encontraba el baño—conté lo sucedido.

—Y tú la llevaste y le ayudaste en todo. Que buena eres.

—No tenía opción. Igual ya hice mi parte, ahora debo irme. Te encargas de cerrar, y lo demás. Te veo mañana—me despedí y me dirigí a casa. Había sido suficiente por hoy. Mi única compañía en el trayecto fueron las canciones aleatorias de mi reproductor y la pelirroja en mi mente.

Llevaba tiempo sin tener a una mujer que no sea mi tormento de años en mi cabeza.

Cuando estuve en casa, opte por darme una ducha, solo de esta manera podría relajar mi cuerpo.

Las gotas que mojaban mi cuerpo me volvían a dar vida, empecé a enjabonarme despacio, disfrutando de lo que hacía, cerré mis ojos para mayor satisfacción, pero no contaba que al hacerlo apareciera la imagen de una mujer pelirroja, sin poder controlarlo guíe mis manos a mi punto sensible, mi objetivo solo era un poco de cariño, sin embargo ver a aquella mujer con una mirada excitante, mordiéndose los labios provocaron que hiciera fricción en mi centro, no pude evitar gemir llevaba toda la noche con ganas de sexo.

Recosté mi cuerpo a la pared mientras seguía acariciando con mis dedos aquella parte que palpitaba involuntariamente. Quise más e introduje un par de falanges en mi interior, logrando arrancar un gemido más fuerte que solo era acallado por la lluvia artificial cayendo sobre mi humanidad.

Mis caderas se movían en un vaivén buscando mayor placer, mordía mis labios queriendo que fuesen los de esa mujer mirándome fijamente, mi otra mano la lleve a mi seno, estrujándolo, acariciando mi puntita. Estaba demasiado caliente, ni al agua podía enfriar la ebullición que llevaba por dentro y que estaba a punto de explotar.

Seguí penetrando a la vez que mi pulgar masajeaba mi clítoris abultado, como deseaba tener la boca de Marcela en estos momentos dándome sexo oral. Mi cuerpo se descontroló necesitaba liberarme, curve mis dedos y presioné con énfasis mi punto erógeno, logrando un gemido gutural al alcanzar un orgasmo que calmaba en algo toda mi excitación por una mujer que ni conocía a detalle.

Había sido la primera vez que me masturbaba teniendo en mi cabeza a otra mujer que no fuese Alejandra.

Limpié los rastros de mi orgasmo que mantenía entre mis piernas, para dirigirme hasta mi habitación.

Esperaba no volver a tener a la pelirroja entrometiéndose en mis pensamientos, esa mujer también estaba prohibida. No entiendo por qué tengo fijación con mujeres que están negadas para mí.

Espero alguna vez encontrar a alguien que no tenga a nadie más en su vida, la cual solo se entregue a mí, que solo piense en mí.

Espero que llegue ese día, o tal vez, espero que sea la mujer que vive en mis sueños la que aparezca.

Alejandra...

Siempre serás tú

Para ustedes, sé que es corto pero es con cariño.

Ojala lo disfruten

Les envío abrazos

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora