53. Tendrás que Elegir

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«Negocio y carreras

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«Negocio y carreras. Carreras y negocio». Esas palabras no paraban de reproducirse en mi mente, martirizándome. Y esperaba, con todo mi ser, que ninguna de ellas siguiera teniendo relación con Dereck.

Adam se había ido sin dar mayor explicación. Prácticamente dejándome sola en la pista de baile o, por lo menos, así me sentía: Sola y abatida entre tanta gente. La incertidumbre ya no cabía en mi cuerpo, mientras veía cómo todos los invitados festejaban y disfrutaban de los últimos minutos de la boda, ajenos a todo mi embrollo y malestar.

De todos los presentes en el jardín parecía como solo existiese él para mí, pues cuando mis ojos se tropezaron con los suyos, ya me fue imposible desviar la vista. Estaba a varios metros de mí, sentado en una silla junto a casi todos nuestros amigos y me observaba con una tierna sonrisa pintada en su rostro.

Me hizo un gesto con la cabeza, pidiendo que me acercara y uniera a esa reunión. Pero yo... no estaba preparada. No estaba preparada para fingir que nada sucedía y mucho menos para afrontar la verdad. No debía precipitarme. No debía creer en lo peor ni en la palabra de Adam antes que en la de mi novio. Por experiencia sabía lo retorcido y manipulador que podía llegar a ser, por lo que esperaba que esta vez no fuera diferente. Deseaba con todas mis fuerzas que Adam acabara de mentirme.

Al final ni siquiera fui capaz de devolver su gesto ni la sonrisa que me dedicó y solo pude huir con rapidez de esa situación.

Mis piernas habían tomado el control y por sí solas comenzaron a caminar en dirección opuesta a él. Sabía que aquel no estaba siendo un acto de valentía por mi parte, sino un signo de debilidad. Pero me daba igual. Acabé entrando en la casa y de inmediato me sorprendí al ver que había mucha gente en el interior, seguramente disfrutando del aire acondicionado. Eran tantos los invitados allí presentes, que tuve que tomarme la molestia de apartar a algunos que se cruzaban por mi camino.

Mis pasos se detuvieron en la cocina al ver que era de las únicas estancias vacías y, sin mayor dilación, me apoyé en la pared para tomar aire. Mi espalda se arrastró haci abajo hasta quedar sentada sobre el suelo de mármol, rendida ante la evidencia de que ya... no podía más. Estaba agotaba tanto física como psicológicamente.

¿Por qué no podía simplemente disfrutar de una relación normal con Dereck? ¿Por qué todo, siempre, terminaba por torcerse? ¿Por qué no podía ser todo más sencillo? Estaba harta. No tenía por qué estar aguantando esos altibajos en mis emociones provocados por esas mentiras —o verdades— de Adam sobre Dereck.

—¿Nat...?

Alcé la vista y entonces lo localicé. Estaba en el umbral de la puerta, interrogándome con la mirada al ver que me encontraba en el suelo.

No pude evitar maldecir en mi interior. Tan solo habían pasado cinco minutos. Cinco míseros minutos desde que había entrado en esa cocina para estar sola y no había sido ni mucho menos tiempo suficiente para ordenar mis pensamientos.

Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora