13

184 21 33
                                    

Todos tienen razones ocultas, pero ¿quién tiene la razón?

-Me has fallado, Dalai KongShun.- dijo en tono serio la emperatriz.- El veneno no hizo el efecto que esperamos. Si sigue pasando el tiempo, todos descubrirán lo que está pasando.

-Majestad, juro que estoy haciendo lo posible para que se cumplan sus deseos. Antes de que se dé cuenta, nuestro objetivo será cumplido. Ninguno de los otros emperadores sabrá lo que pasó, es cuestión de poco tiempo.

-Pues está tomando más del debido. Y con la intervención de ese sirviente, puede que haya problemas. No le quites los ojos de encima.

-Como usted ordene, Madame XiaHe.- el sirviente se quedó donde estaba mientras su ama se retiraba por los pasillos hasta sus aposentos.

Dalai KongShun regresó a donde estaban los carruajes, pero ya no encontró a Meng HuanYue ni a Xen ShenTai allí. Chasqueó los labios con cierta molestia, no quería estar persiguiendo a aquel par que solo le estaba dando problemas al dar tantas vueltas por las zonas de la Torre. Siguió su camino por las afueras de Xing Hu hasta encontrar a alguien que lo hizo sonreír con maldad en sus ojos.

-Viejo amigo, no creí que te quedarías en la Torre luego de mis advertencias.- saludó con tono y movimientos exagerados.

-Dalai KongShun, ¿qué te trae por aquí?- preguntó Yong ChaoHeng frunciendo el ceño al escuchar de quien se trataba.

-Estoy buscando libélulas rojas. Dicen que en esta época del año están en pleno apareamiento.- respondió moviéndose alrededor del muchacho.- ¿Qué crees de eso? ¿Será que encontraré alguna por aquí?

-Deja tus juegos para la emperatriz a la que sirves ahora, no tengo por qué escuchar tus provocaciones ahora.- el joven invidente apretó con fuerza su báculo para tratar de mantener la calma.

-Viejo amigo, hace muchos años que nos conocemos. ¿Por qué sigues hablando así en ese tono conmigo?- el sirviente sacó de su túnica un cuchillo y se acercó tentativamente al contrario.

-Ya no somos amigos, Dalai KongShun. Lo sabes muy bien. No te reconozco como tal después de lo que me hiciste.- el joven le dio la espalda y comenzó a caminar hacia el lado contrario para evitarlo, mas su interlocutor detuvo su andar colocándose frente a él.

-¿Eso que llamas traición? Sigo sin comprenderlo. Yo solo te hice una oferta, y no la quisiste aceptar. Pensabas que una vida valía más que la tuya, una sin importancia...

-¡No vuelvas a hablar así de ella!

Cuando el báculo se dirigió a golpear al sirviente, este fue detenido por el cuchillo. Ambos hombres forcejearon unos segundos, el ciego se notaba muy serio, sin embargo, su contrincante sonreía cada vez más.

-Cuéntame, Maestro ChaoHeng. ¿Qué es lo próximo que darás por una niña? ¿Tus manos? Tal vez... ¿tu lengua?

El sonido de unos cascabeles inundó por un momento la escena desconcertando al sirviente. Miró a su alrededor buscando el origen del sonido cuando una espada intervino en el forcejeo separando ambas armas y hombres. Frente a Yong ChaoHeng, la figura de Sheng Guang apareció en su defensa, manteniéndose en guardia portando la espada de la cual colgaban los cascabeles.

-No permitiré que le hagas daño a mi maestro...- declaró la chica encarando a Dalai KongShun.

-¿Cultivo? ¿Le has enseñado de cultivo a la chica?- el de vestimentas color jade echó a reír de forma burlona hasta incluso cubrirse la cara con su mano.- Con una edad tan corta aprender cultivo y todavía pretende ser mi rival.

Los ojos del emperador Where stories live. Discover now