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Las palabras más secretas del emperador las escuchan las luciérnagas y las luces curiosas.

Xen ShenTai entró lentamente al agua tomando la mano de su sirviente. Ya bastante bochornoso sería para él si también caía en el agua de forma tan torpe. Estaba consciente de que el sol se ponía solo porque cada vez le era más difícil ver algo. No pasó mucho tiempo para que se acostumbrara a la temperatura del agua, pero aun así su piel se mantenía erizada. Estaba acostumbrado a los baños calientes en palacio. Esta agua era natural y fresca, pero no quería soltar más quejas para no perder tiempo con el ladrón. Dejó entrar en ella todo su cuerpo e incluso su cabello ahora suelto como solía llevarlo siempre Meng HuanYue. Este último, se acercó a su soberano con los utensilios de baño y estando también completamente despojado de vestimentas. Le fue más sencillo adentrarse en el agua y acostumbrarse a la temperatura debido a las tantas experiencias de bañarse en lugares así en las afueras de los dominios de su secta.

-¿Podrás bañarte solo, majestad?- preguntó con una leve risita.- ¿O esperas a que te bañe yo?

-Ni en mis peores pesadillas dejaré que tus manos toquen mi piel de forma lujuriosa.

-Estás exagerando. Solo te voy a ayudar a bañarte. ¿Qué tiene eso de malo?- dijo soltando la palangana de bambú justo sobre el agua haciendo que esta flotara.

-Podré estar casi ciego, Meng HuanYue, pero mis manos funcionan perfectamente. Ahora, si no te importa, déjame las cosas cerca y yo me bañaré solo.- ordenó muy molesto.

-Vamos, majestad, deja que me quede y te serviré de entretenimiento.- dijo poniendo la mano de él sobre los utensilios.- Si quieres, te respondo las preguntas que quieras sobre mí. Lo que sea, hasta lo más loco.

-Tú de por sí estás loco.- replicó mientras tomaba un pequeño jarro y se echaba agua encima.

-Bueno, también es verdad. Jajajajajaja.- la risa de Meng HuanYue se escuchó por todo el lugar, no es como que fuera disimulado al reír.

-Además, creo que estás insistiendo demasiado con eso de que me interesa saber sobre ti. ¿A qué viene eso? ¿Por qué crees que me interesarías?

-Bueno, al menos ya conseguí que preguntaras algo sobre mí. Jeje...

-¡Tú...!- detuvo sus palabras al contraerse por el enojo.

Había caído nuevamente en la trampa de Meng HuanYue. Xen ShenTai normalmente medía sus palabras con las personas con las que hablaba. Incluso muchos nobles lo llegaron a considerar un joven muy callado. Sin embargo, todo eso era para no levantar sospechas. Teniendo a alguien que supiera su secreto a solas con él, se relajaba al hablar, pero también bajaba la guardia. Meng HuanYue solo sabía reír por las reacciones de su soberano. Se divertía al ver el contraste tan radical del correcto emperador frente a los demás y el manojo de cólera que se montaba frente a él solo por una o dos frases.

-Calma, majestad.- dijo tras terminar de reír.- Responderé como prometí.- se dio una repentina sumergida para mojarse todo el cabello y luego volvió a subir.- Pues... sé que te da mucha curiosidad lo desconocido, por eso creo que te interesaría preguntarme cosas.

-Lo admito, estás en lo cierto.- dijo tratando de mantener la calma.- Soy una persona curiosa, y tú conoces mucho de lo que yo no. Por eso quiero saber.

-¿Quieres saber de robos, burdeles y cortesanas?- Xen ShenTai lanzó agua con su mano hacia su sirviente por la molestia.

-Te he dicho que dejes esos temas indecorosos.- dijo mientras seguía bañándose.

-Jeje... está bien, está bien. ¿Qué quieres saber?- se relajó en el agua y se puso a nadar un poco alrededor del joven emperador.

-¿Cómo fue tu infancia? ¿Qué sabes de tus padres? Y, bueno... tengo otra pregunta, pero responde esas primero.- dijo con calma.

Los ojos del emperador Where stories live. Discover now