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Los que no están en Xing Hu, cargan con una flecha perdida.

Tras haberse incorporado la emperatriz de Shui a su debido asiento, una sirvienta salió de detrás del trono del Patriarca y fue hacia el centro de los asientos. Tenía la mirada baja y caminaba con decisión en sus pasos. Se acercó primeramente a los emperadores de Dadi, los cuales ofrecieron a la misma vez una mitad del emblema que los representaba. Lo hicieron a la par, a la misma altura y quedando ambas piezas tan juntas y perfectamente colocadas que la figura de la tortuga se veía por completo. Mientras la sirvienta hacía una reverencia a los gemelos y estos la devolvían, Meng HuanYue tiraba levemente de la manga de su soberano. Este suspiró suavemente y giró su cabeza con disimulo hacia atrás.

-¿Qué es?- preguntó tan bajo como pudo.

-Están mostrando los emblemas. Han comenzado por Dadi.- susurró el joven ladrón mientras miraba que la chica se dirigía al emperador de Huo.- Cuando tire de tu manga nuevamente, saca tu emblema y cuando vuelva a tirar de ella, haz una leve reverencia.

Xen ShenTai asintió tan levemente como pudo para no llamar la atención mientras Hong WanXia sacaba su emblema del dragón. Sin embargo, Meng HuanYue también se percató de la constante mirada de la emperatriz Jian XiaHe a su amo, cosa que no podía advertirle, puesto que ya era su turno de mostrar su emblema. Por suerte para ambos, las señales dieron paso a un perfecto comportamiento por parte del portador del emblema del fénix, quien, tras responder con una leve reverencia, soltó un suspiro de alivio al guardar nuevamente el objeto.

Luego de ser comprobar la figura de la serpiente en el emblema de Shui, la sirvienta regresó donde el Patriarca y le susurró algo al oído. Este se puso en pie y alzó su mano izquierda señalando a Xen ShenTai. Por supuesto, este no se percató de aquello, pero fue avisado por su sirviente de que debía ponerse en pie, lo cual hizo con elegancia.

-Es un honor para nosotros darle la bienvenida, joven emperador Xen ShenTai.- anunció el anciano.- Esperamos que, como su padre, sepa demostrar su valía ayudando a que su pueblo prospere y se mantenga la armonía entre las sectas principales y demás.

El aludido se volteó hacia la voz que escuchaba y unió sus manos al frente para hacer una reverencia.

-Agradezco la bienvenida, Gran Patriarca. Yo, Xen ShenTai, hijo del antiguo emperador, Xen FuBao, prometo proteger a mi pueblo hasta el final y hacer lo posible por mantener siempre la armonía entre las sectas. Desde mi humilde posición a pesar de ocupar la misma autoridad, los saludo y espero que nuestras relaciones diplomáticas sean tan favorables como hasta ahora.- tras decir esas palabras, el joven de azuladas túnicas volvió a sentarse con gesto galante.

La emperatriz de Dadi estaba sorprendida. Su hermano había tenido razón, su homólogo de Kongyun había tenido gran educación y demostraba una humildad en sus palabras que ni ellos presentaron cuando fue su turno de tomar el puesto de emperadores. Sin embargo, tampoco los ojos de la soberana de Shui se apartaban de él. Pero ellas no eran las únicas que miraban fijamente a alguien, Hong WanXia también tenía un gran interés por alguien en su amarillenta mirada, solo que no era el joven de azul, sino su sirviente.

(...)

-Ha pasado la presentación, Maestro ChaoHeng, pronto servirán el banquete.- la pequeña Sheng Guang estaba asomada en una ventana del salón de Xing Hu.- El ambiente está tenso... desde aquí se siente...

Su acompañante estaba de brazos cruzados apoyando su espalda contra la pared, justo al lado de ella. La joven usaba unas cajas de madera para poder elevar su baja estatura hasta la altura de la ventana.

-No sé a qué se refería entonces... todo marcha bien...- susurró el mayor estando pensativo.

-¿Uhm? ¿Pasa algo, Maestro?- ella lo miró intrigada por los susurros que no llegaba a comprender.- ¿Sigue pensando que va a pasar algo malo?

Los ojos del emperador Where stories live. Discover now