✐┊Razón N°1.

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╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗☁️En su interior, Keigo es un niño muy mimado☁️╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝

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☁️En su interior, Keigo es un niño muy mimado☁️
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Una mañana friolenta era percibida con tan sólo visualizar el cielo, un cielo nublado y opaco que tan sólo daba señales de un próximo invierno

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Una mañana friolenta era percibida con tan sólo visualizar el cielo, un cielo nublado y opaco que tan sólo daba señales de un próximo invierno. Habías tomado la decisión de preparar alguna bebida caliente para la ocasión, mientras Keigo aún reposaba en aquella cama ancha agotado. Antes de proceder a retirarte de la habitación, envolviste su cuerpo junto con sus alas dentro de esa sábana suave y caliente.—No deseabas que sus alas salieran afectadas debido al frío—.

Frotabas un par de veces ambos ojos, hasta adaptarte a la iluminación de la habitación, sentías como el ambiente se tornaba helado con salir de cama y ponerte de pie al buscar alguna camiseta de tus favoritas.—Ya sabes, esas que son de Keigo.—Al bajar a la cocina, mantenías ese vestuario de manera holgada, era un tanto ancha y grande para tu cuerpo. Mientras tanto, tan sólo minutos bastaron para realizar una bebida caliente de tus favoritas, mientras que el de Keigo no tenía porqué faltar. Necesitaba algunos últimos retoques tal y como le gusta para consentir a ese pequeño alado que permanecía en descanso, o eso pensabas.

En el dicho momento, escuchabas de manera lejana crujir cada peldaño de las escaleras, unas pisadas se aproximaban hacia ti quienes venían a partir del dormitorio de ambos. Los segundos traspasaban y pasaban a unos más presentes y fuertes que antes. No bastaron más de cinco minutos hasta sentir tus caderas envueltas por unos brazos anchos y bien formados, mientras que él, aprovechaba la ocasión para reposar su cabeza por encima de tu hombro.

—Hola, preciosa—Decía Keigo con una voz grave y seductora.—

—¡Keigo!—Decías al estremecerte por sus brazos quienes se adentraron en la camisa puesta, hasta sentir su calor en tu abdomen.

—¿Qué? Tan sólo disfruto de tu pequeño y frágil cuerpo.—Hablaba aún somnoliento.

—Tienes que regresar a la cama, tonto—.

—Huh, no lo creo. Además, es más cálido sentirte que sentir esa simple y dura cama. ¿Quién diablos compró esa maldita cama?

—Keigo, tú compraste esa "maldita cama"—.

—Ouh, diablos. Olvida lo que dije—.

—Keigo, te resfriarás. Luego no sentirás ni siquiera tus alas.—Advertías con tono alarmante.

—Wow, Wow. Tranquila hermosa, para eso te tengo a ti, ¿no? Al fin y al cabo, con tan sólo abrazarte puedo sentirme en un ambiente cálido.—Llevó su mejilla a la tuya para frotar ambos rostros con delicadeza.—¿Lo ves? Hasta tus lindas mejillas me brindan calor.

—Bien, bien. Pero antes de ello, toma esto.—Sujetaste una de las tazas para entregársela a Keigo con el mayor cuidado posible.—Le coloqué esa crema batida que te gusta, con las chispas de chocolate.

—Eehh~—Ambas pupilas se dilataron al visualizar la leche caliente que habías preparado para él, mientras tomaba rápidamente su bebida en mano para tomar un sorbo.—¿Aún recuerdas mi bebida favorita?—.

—Claro, tontito.—Posabas una de tus manos en su cabello para acariciarlo ligeramente, a la vez, él se encontraba bebiendo esa taza caliente.

—Oye... —Hablaba Keigo al apartar la taza.—Te ves tan sexy con mi camiseta.—Decía en tono lujurioso al visualizarte de pies a cabeza.

—Mira quien lo dice, el pequeño pollo con bigote de crema batida—.

—¿Eh?—Rápidamente tocó todo su rostro hasta sentir la crema batida por encima de sus labios.—¡Diablos, no te burles!—Pedía al tratar de retirarse las sobras con una servilleta.—¡Y ya te lo dije! No soy un pollo, soy un halcón—.

—Claro, lo que tú digas.—Bufaste.

—¡Vamos, ayúdame a quitarme esto!—.

—Ven, dame eso—.

Pedías la servilleta luego que Keigo acercara su rostro aún más a ti. De manera lenta limpiabas sus labios y a la vez por encima de ellos, mientras una pequeña sonrisa era vista en su rostro.

—¿Por qué sonríes tanto?—Preguntaste.

—Es que... Ver como tratas de cuidarme, es realmente lindo viniendo de ti.—Rodeó nuevamente sus brazos en tu cintura mientras acercaba ambos cuerpos hasta permanecer unidos.—¿Puedes darme un beso?—.

—Sabes que eso no se pide.—Sonreiste al cumplir su petición.

Ambos unieron sus labios en un mismo compás, era uno lento quien cada vez tenía una pizca de lujuria. Era de esos quienes te dejan sin aliento pese a la lentitud y suavidad expresiva. En escasos segundos, realizaba una mordedura en tu labio inferior mientras encontraba la oportunidad de hacerlo. Quien a su vez, era percibida esa dulzura de la bebida que recientemente había ingerido.

—¿Y bien? ¿Aún sé a esa crema batida verdad?—Reía en medio del beso para pasar a uno más profundo con un mismo compás.—Te amo, preciosa.—Susurró para luego tener ambos pómulos teñidos de carmín.

—Susurró para luego tener ambos pómulos teñidos de carmín

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━❝𝗖𝗜𝗡𝗖𝗨𝗘𝗡𝗧𝗔 𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗠𝗔𝗥❞ ፧ 𝗞𝗘𝗜𝗚𝗢 𝗧𝗔𝗞𝗔𝗠𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora