━❝𝗖𝗜𝗡𝗖𝗨𝗘𝗡𝗧𝗔 𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗠𝗔𝗥❞ ፧ 𝗞𝗘𝗜𝗚𝗢 𝗧𝗔𝗞𝗔𝗠𝗜

✐┊Razón N°14.

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☁️Le encanta tomarte fotos. ☁️
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Keigo se encontraba descansando en el sofá luego de un día muy intenso, sólo deseaba poder relajar un poco sus músculos para luego despertar sus sentidos y estar como siempre. Con discreción observaba a su novia quien se concentraba en su celular mientras tarareaba alguna canción en particular. Sencillamente era la imagen perfecta para Keigo, no podría pedir más que tan sólo visualizarla ahí, sentada en el sillón a la espera de la comida que aún reposaba en la cocina caliente.

Las comisuras de sus labios se elevaban sin más, mientras que su rostro se relajaba al ver cada facción que poseía. Se centraba en su cabello, en su mirada, en su manera de vestir y hasta en sus mínimas expresiones.

Con delicadeza tomaba de su celular que posaba a un lado de él, para después, abrir la cámara y en diferentes ángulos tomar las fotografías.

—Se ve malditamente hermosa...—Susurraba para él mismo mientras continuaba en lo suyo.

—Oye Keigo, ya estará la comida.—Hablaba de golpe aún visualizando su propio celular.—Deberías ir a ducharte para estar más relajado—.

Keigo tomó un terrible susto luego de haberla escuchado de una vez, sabía que si visualizaba tomándole fotografías no iba a estar para contarlo. Por el golpe de su voz, estuvo apunto de dejar caer su celular, provocando que sin alguna intención tocase la pantalla del celular. No mostró algún interés en ello, mientras el aún estuviese a salvo.

—Sí, sí. Ya lo sé.—Respondió segundos después hasta volver a seguir en lo suyo.

Al tomar una fotografía luego de lo sucedido, visualizó como el flash salía de su celular quien apuntaba directamente a su pareja. Ella reaccionó con sorpresa hasta percatarse de lo sucedido.

—¡Keigo!—Llamaba con intencidad.—¡Dame ese celular!—.

—Mierda... —Musitó al percatarse que por accidente lo había activado.—¡No es lo crees! Pero no me mates.—Decía al retirarse despavorido del sofá.

—¡Keigo, borra esas fotos!—.

—¡Por supuesto que no! Te ves muy hermosa en cada una de ellas.—Decía de manera grata mientras corría por los pasillos de la casa.

—¡Tú no sabes lo que dices! ¡Ni siquiera estoy decente!—.

—¡Así te ves perfecta!—Gritaba por toda la casa.

Pudo haber obtenido un regaño luego de ello, pero no sé arrepentiría, ya que había poseído más imágenes para colocar de fondo de pantalla.