✐┊Razón N°3.

2K 158 8
                                    

╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗☁️Él sabría todo de ti

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗
☁️Él sabría todo de ti.☁️
╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝

☁️╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Era una noche oscura mientras la lluvia se hacía presente cada vez más fuerte, sentías entre tus pieles la heladez que inundaba el dormitorio, pese a las ventanas cerradas junto con el termostato colocado a unos grados considerables

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Era una noche oscura mientras la lluvia se hacía presente cada vez más fuerte, sentías entre tus pieles la heladez que inundaba el dormitorio, pese a las ventanas cerradas junto con el termostato colocado a unos grados considerables. Te encontrabas dentro de la cama maldiciendo la temperatura que no era de soportar fácilmente, mientras tratabas de llevar calor a ambas manos con tan sólo frotarlas entre sí.

—¡Oye bebé!—Gritaba Keigo al subir por las escaleras que conducían al dormitorio.—Abrígate bien, no querrás amanecer resfriada mañana.—Hablaba en tono alto mientras su voz era cada vez cercana al abrir la puerta de la habitación.

Keigo llevaba entre sus manos bebidas calientes para el ambiente, mientras cerraba cuidadosamente la puerta con el talón sin derramar una gota de ambas bebidas. Se encaminó hacia ti mientras las dejaba reposar en la mesa de noche, hasta visualizar tus ojos con una mirada fría y a la vez molesta. Notaste de manera ligera como unas líneas se dibujaban en su entrecejo por lo anonadado que se encontraba.

—Diablos, pajarito. Creí haberte dicho que te abrigaras.—Comentó frustrado.—No quiero que pases de estar feliz a alguien débil y triste—.

Llevó una de sus manos hacia tu cabeza para brindar una suave y pequeña caricia, mientras volvía nuevamente a darte la espalda en busca de uno de sus abrigos.

—¿Aún te gustan mis abrigos?—Preguntaba al sujetar uno de su cajón.—Supondré que sí, de igual manera, te ves muy preciosa con una de estas—.

Keigo regresó a tu posición, mientras de manera lenta y suave empezaba por colocarlo en uno de tus brazos. Sonreías de manera nerviosa al clavar la vista en su rostro mientras se encargaba de lo suyo.

—¿Qué? ¿Te gusta que te consienta así?—.

—S-Sabes que no es necesario Keigo, puedo hacerlo sola.—Decías al tartamudear con un sonrojo leve en tus pómulos.

—Huh, ni siquiera tú misma crees en ello.—Decía al finalizar de colocar el abrigo en ti.

—¡No mientas!—.

—No, tú no mientas preciosa.—Hablaba con picaresca mientras sujetaba tu barbilla.—Sé que amas que te trate como un pequeño bebé consentido, cuando tus pómulos parecen rojos y tus pupilas se dilatan al verme hacerlo—.

Sonreía al visualizar tus ojos llenos de sorpresa, mientras con su pulgar realizaba leves y suaves caricias.

—También sé que te coloco nerviosa cuando tus orejitas se ponen rojas, y pestañeas más rápido de lo inusual al tratar de evitar mi contacto hacia ti.—Apartaste discretamente tu mirada en él, al sentir tus orejas arder.

—¡Eso no es cierto!—Negabas impacientemente.

—Cuando te enojas sueles inflar tus mejillas mientras arrugas tu entrecejo.—Hablaba victorioso.

—¡Keigo!—Entonabas al realizar las mismas expresiones que había mencionado segundos antes.

—¿Qué sucede, preciosa?—Reía sin parar al observar tus expresiones.—Es que, cariño... ¿Cómo no podré saber cada movimiento de ti, con esa carita tan linda que cargas?—.

—Aún no estoy segura que sepas cada expresión que hago.—Hablabas con capricho.

—Eh, ¿a caso me retas, cariño?—Ligeramente enarcó una de sus cejas.—Veamos... ¿Qué haré para convencer a mi pequeña amada?—.

Alejó su mano de tu barbilla mientras se posicionaba en un costado dentro de la cama, para luego tomar las suficientes sábanas y envolverlos a ambos.

—En algunas ocasiones...—Habló de golpe al rodearte con sus brazos.—Sueles acariciar mis alas mientras se supone que ambos dormimos, es ahí en donde con un cuidado extremo tratas de no lastimarme, a pesar de todas aquellas situaciones que te he dicho que no es un problema para mí si dejas caer una pluma—.

—¿Y eso a que viene?... —Preguntabas atenta ante su próxima palabra.

—A que cuando tienes algo en tus manos, y tratas siempre de resguardarlo... Tu rostro se relaja, tu mirada permanece atenta y tu respiración pasa a estar más liviana. Sin embargo, tus labios dan un leve temblor al no querer lastimar lo que tienes en ti—.

—¿Cómo lo sabes?—.

—Porque esas noches me percato de tus expresiones mientras me acaricias.—Las comisuras de sus labios permanecían relajadas al llevar remembranza de ello.—Y no hay mejor regalo que saber que siempre temes en dañarme, porque, es ahí en donde visualizo lo tanto que me aprecias y me resguardas—.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
━❝𝗖𝗜𝗡𝗖𝗨𝗘𝗡𝗧𝗔 𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗠𝗔𝗥❞ ፧ 𝗞𝗘𝗜𝗚𝗢 𝗧𝗔𝗞𝗔𝗠𝗜Where stories live. Discover now