━❝𝗖𝗜𝗡𝗖𝗨𝗘𝗡𝗧𝗔 𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗠𝗔𝗥❞ ፧ 𝗞𝗘𝗜𝗚𝗢 𝗧𝗔𝗞𝗔𝗠𝗜

╰☆╮Razón N°34.

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☁️A veces tardaría mucho en procesar tus palabras.☁️
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El cielo se encontraba tintado de colores pasteles, era visible como irradiaban los últimos rayos solares que de poco en poco, se retiraban del cielo azul. Ambos sentían como eran abrazados por las brisas suaves y gentiles del mar. Keigo entrelazaba una de sus manos con la tuya, ya que lo único que deseaba, era poder sentir tu calidez mientras ambos se encargaban de caminar en la orilla del mar.

Mechones de tu cabello danzaban en un compás, mientras que las alas de Hawks, se esponjaban con delicadeza a causa de las brisas y la humedad. Por el rabillo del ojo, visualizabas sus pómulos que tomaban un rojo profundo al sonreír como un pequeño niño. Eso te hacía saber, que la situación era de su total agrado.

—¿Sabes algo, pajarito?—Preguntaba Keigo al clavar su mirada en tu rostro.—Siempre deseé traerte al mar, tomarte de la mano y observarte de esta manera para comprobar algo—.

Cortó los centímetros que los dividían, al cerrar lentamente sus ojos al sentir como sus respiraciones chocaban entre ustedes. Hasta haber tomado de tus labios suavemente, danzando de la manera más lenta posible mientras probaba lo gentil y dulce que podías llegar a ser. Mordía de manera suave tu labio inferior, hasta acabar con el beso que él mismo había iniciado.

—Quería comprobar, que eres mucho más hermosa que un atardecer en el mar.—Pronunció estando con sus cuerpos unidos a causa del gentil beso de hace un momento.

—¿Y realmente lo soy?—Preguntaste con inocencia.

—Eres más que hermosa, pajarito. Eres mucho más que perfecta en este atardecer.—Respondía con una sonrisa y un brillo peculiar en sus ojos.

Tú expresión del rostro, había pasado a uno más suave y sonriente que de costumbre. En ocasiones, Keigo sabía que palabras decir para elevar esa autoestima que poseías; pareciera que sabía lo que necesitabas en momentos precisos como ese. Por incercia, respondías ese cumplido con lo único que pasó por tu mente.

—Eres mi novio preferido.—A decir verdad, se escuchaba mejor en tu mente.

Por un momento, sentías tu rostro arder al percatarte de tus palabras. Sabías que él podría mal entenderlo, tanto que decidiste observarlo y plantearte miles de escenarios en tu cabeza sobre su posible respuesta.

—Lo sé.—Decía sin más con esa agradable sonrisa.

Aunque era suficiente unos minutos para darse cuenta de ello. De poco en poco, su entrecejo se marcaba mucho más al tratar de repetir en su mente tus palabras. No sabía porqué, pero algo estaba mal. Su sonrisa desapareció hasta mostrar confusión.

—¡¿Cómo que soy tu novio preferido?!—Preguntaba exaltado mientras sus plumas se alteraban esponjándose más.—¡¿Hay más, verdad?! ¡Sabía que habían más! Al fin y al cabo, era raro que una mujer tan preciosa como tú, tuviese sólo un novio—.

Por alguna razón, ese color carmín se había expandido en todo su rostro, hasta notar sus ojos cristalizados tratando de no derramar ninguna gota.

—Sólo te diré algo, de todos tus novios, yo soy el más guapo, simpático y el que más te amará en esta vida. ¡¿Entendido?!—.

Keigo se lanzó como un pequeño bebé hacia tus brazos, en busca de amor y capricho de su parte.

—No, tontito. Tú eres el único... —.