━❝𝗖𝗜𝗡𝗖𝗨𝗘𝗡𝗧𝗔 𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗠𝗔𝗥❞ ፧ 𝗞𝗘𝗜𝗚𝗢 𝗧𝗔𝗞𝗔𝗠𝗜

✐┊Razón N°16.

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☁️Ama competir contigo.☁️
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Ambos caminaban por un parque que quedaba cerca de casa, el ambiente era muy refrescante y a la vez se brindaba una calidez irradiar. Podrías pensar que es debido al atardecer que se reflejaba por el cielo azul, o más bien, era porque él estaba ahí.

Siempre ha sido muy romántico, tanto que no es una molestia para él demostrar algún afecto en público. Ya que se trata de ti, de su persona favorita. Él tenía una de sus manos entrelazada con la tuya, de vez en cuando jugaba con ella regalando leves caricias o cosquillas, sin embargo, habían ocasiones en donde intentaba dejar de lado ese lado amoroso y hacerles saber a los demás que eres suya.

¿Pero cómo hacerlo? Simplemente rodeando su brazo en tu cintura y besarte de un golpe en tus suaves labios, aunque quien lo incitaba a realizar tales actos, eran las miradas que se posaban en tu cuerpo.

No obstante, las acciones de Keigo mostraban que él es el único que puede realizar eso contigo.

—Oye preciosa. Te apuesto a que llego mucho más rápido a ese árbol que tú.—Decía con un tono retador.

—Huh, sin duda ganaré yo—.

—Eso lo veremos, aunque primero tienes que escuchar las condiciones.—Decía al guiñar uno de sus ojos.—El ganador tendrá el derecho de pedirle al perdedor cualquier cosa en tan sólo una hora, ¿de acuerdo?—.

—¿Cualquier cosa? ¿Sin excepciones?—.

—Cualquier cosa.—Afirmaba Keigo.

—Bien, entonces empieza a mentalizarte que yo seré la ganadora—.

Pronunciabas luego de emprender el recorrido que te llevaría al supuesto éxito, no esperaste más y simplemente te lanzaste a correr hasta llegar al punto acordado. Tu cabello danzaba rápidamente en cada paso a dar, mientras que de pronto, veías la meta a alcanzar.

—Lo lograré.—Susurraste sin antes visualizar, una silueta por encima de ti.

Se trataba de Keigo quien estaba utilizando sus alas a una velocidad increíble, provocando que él fuese el primero en llegar al lugar acordado.

—¡Oye!—Gritabas aún estando alejada de él.

—¿Qué dices? ¡No te escucho!~—Bufó.

—¡Eres un tramposo!—Decías enfadada.—Usaste tus alas para ganar—.

—¿Pero en qué momento dije que ninguno de nosotros podíamos usar nuestros Quirks?—Preguntaba satisfactoriamente.—Tú fuiste la que hizo trampa, sólo te fuiste aún cuando ni habíamos empezado—.

Inflaste tus mejillas tratando de realizar un puchero, tal vez de esa manera lograbas convencerlo, o eso suponías hacer.

—Vamos, preciosa—Tomaba de tu barbilla.—No lograrás convencerme tan fácil. Al fin y al cabo, harás lo que yo te diga—.

-¡Bien, pero hazlo rápido!—.

—Veamos...—Susurró para sí mismo al retirar su mano en tu barbilla.—¿Qué tal si cierras los ojos por unos segundos?—.

Y así fue, cerraste ambos ojos como te lo había pedido Keigo, sin antes mostrar aún ese leve ceño fruncido al haber caído tan bajo por esa apuesta. Hasta que percibías su colonia aún más fuerte de lo normal, ese olor vagaba por tus fosas nasales hasta sentir una leve presión en tus labios. Keigo había tomado de tus caderas para pegarte aún más a su cuerpo, sintiendo de tal manera su respiración como un vaivén, mientras tu rostro se relajaba con el traspasar de los segundos.

Ese beso se propició como uno vicioso quien te consumía aún más, haciendo que hubiese un juego de lenguas entre ambos para incrementar la temperatura en el lugar.

—Vamos a casa.—Realizó la petición con tono lujurioso.—Aún tengo cosas por pedirte cuando estemos a solas—.