━❝𝗖𝗜𝗡𝗖𝗨𝗘𝗡𝗧𝗔 𝗥𝗔𝗭𝗢𝗡𝗘𝗦 𝗣𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗠𝗔𝗥❞ ፧ 𝗞𝗘𝗜𝗚𝗢 𝗧𝗔𝗞𝗔𝗠𝗜

╰☆╮Razón N°30.

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☁️Te regalaría un par de pantuflas con diseño de pajarito.☁️
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—¡Preciosa!—Gritaba por toda la casa.—¡Ya regresé!—.

Keigo al entrar a casa, inmediatamente retiró su abrigo para dejarlo encima del sillón, mientras cerraba con rapidez la puerta marrón principal. Entre sus manos llevaba una pequeña caja con un envoltorio lleno de pequeños pajaritos animados, Keigo parecía mostrar una sonrisa muy peculiar que irradiaba al llegar.

—¡Estoy en el cuarto!—.

Escuchó una sonora voz expandirse por los pasillos hasta llegar a él, era aquella voz que siempre amaba escuchar a través del celular o al despertar.

Inconscientemente su rostro se relajó hasta aproximarse a la habitación, sabía que lo único que él esperaba en todos sus días agitados, era la presencia de su pareja.

—Bienvenido a casa, cariño—Decía su novia al rodear su cuerpo hasta verlo entrar en aquellas cuatro paredes color miel.—¿Cómo estuvo el trabajo?—Preguntó hasta besar su mejilla.

—Agotado, ya sabes. Lo mismo de siempre.—Respondía al soltar un suspiro.

—¿Qué llevas ahí?—Cuestionó al observar con curiosidad la caja que llevaba en manos.

—Ouh, ¡Claro! Esto es para ti.—Sus pequeños ojos se visualizaba entre cerrados al tener una notoria sonrisa.

Keigo llevó el regalo entre las manos de su pareja, hasta que ambos se aproximaron a tomar asiento en el borde de la cama que siempre compartían. Su pareja poseía una expresión de curiosidad al retirar con cuidado el envoltorio, hasta toparse con una caja color marrón sellado.

Keigo decidió abrirlo por ella, ya que él no deseaba que se lastimase con las cintas que sellaban el paquete.

Los ojos de la femenina pasaron a unos brillantes, relucían de la ternura que le causaba el observar unas pequeñas pantuflas dentro de aquella caja.

—¿Son para mí?—Preguntaba al tomar el par.

—Por supuesto, es para mí pequeña bebé—.

—¡Tienen un pajarito de adorno!—Chilló al visualizar los detalles y la suavidad que causaba al tacto.—¿Cómo los conseguiste?—.

—Eran los únicos que quedaban en venta, sabía que iba a tener buena demanda que decidí apartarlos desde mucho antes.—Tomó el par que su pareja poseía en mano, hasta tomar con delicadeza su tobillo como punto de agarre.

—Ahora ya no darás vuelta en toda la casa sin zapatos, ¿de acuerdo?—Clavó su mirada en los ojos de su pareja con tono retador.

Con suavidad, introducía una de las pequeñas pantuflas en el pie de su amada, esa escena parecía una muy buena como para mantenerla siempre en los recuerdos favoritos de ambos. Tomó la siguiente para colocarla con gentileza en el pie restante.

—¿Tus patitas siempre han sido así de hermosas?—Preguntó al finalizar.

Me imaginé a Keigo tipo: Mhmmm, patas~