En algún lugar en el bosque

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POV Asumi

En algún lugar, no muy lejos del tiroteo.

Asumi se sintió como una bola de nieve rodando la pendiente de una montaña. Desde donde se encontraba el horizonte se mostraba como inmensa extensión de árboles. Un viento frío le acarició el rostro, alzó la vista con gesto preocupado.

Todo lo que temía estaba a punto de ocurrir.

Entró al bosque cuando detectó una presencia maligna, apenas perceptible, que se movía como una sombra. Juró que Scarlett no sería tan tonta para exponerlo, pero al parecer, se equivocó. El tiempo se le estaba agotando, si no se daba prisa la puerta que separaba a los dioses de los mortales acabaría por abrirse. Sus mundos no debían mezclarse, sería un completo desastre.

Miró el reloj, estaba a mitad de la hora del Mono. Caminó sintiendo el chasquido de las hojas bajo sus pies, unos pequeños ruidos delataron la vida del bosque. Se topó con un grupo de rocas y decidió sentarse sobre una de ellas.

—¿Creen que no me he dado cuenta de que me siguen?

Al no escuchar respuesta, soltó un sonoro bostezo y fingió que continuaría su camino. Los rayos del sol apenas lograban traspasar las ramas; el rumor de las hojas sobre su cabeza era como un murmullo de bienvenida. No todos los días se tenía el privilegio de ver a Kodamas espíritus que habitaban en los bosques.

Su apariencia era aún todo un misterio, no eran seres con cuerpo de ancianos de piel traslúcida y largas barbas, ni pequeñas criaturas de cabezas amorfas, cuerpos blanquecinos como en aquella película que vio del Studio Ghibli.

Un rollo de papel cabalgó veloz sobre el viento. Cayó en las manos de Asumi, lo desenrolló y leyó la delicada caligrafía:

Eres la pequeña chispa nacida de la que brilla en el cielo. Permite que las luciérnagas te guíen, y cuando un arcoíris aparezca en la noche, cuidado con Antares. Deja que la mangata te muestre los peldaños que te llevarán de vuelta a donde todo comenzó, antes de que el escondido, termine su ciclo. No temas a la reina ni al amante enfurecido. Recuerda que tu poder reside en algo que quizás crees no poseer. No olvides que cuando los dioses se inclinen a observar, debes entregar una dádiva para que puedan regresar.

Asumi intuyó que el Kodama había sido enviado por alguien inusual. Tuvo que ocultarse desde la batalla que sostuvo con el Tengu. El escozor de sus heridas le hicieron revivir ese suceso. Esa noche se dirigió a ese almacén buscando una pista que resultó ser falsa. De inmediato, se percató de que había caído en una trampa. Rugió poderosamente, haciendo temblar el suelo a su alrededor.

Era el guardián sagrado del oeste y no permitiría que ninguna criatura le hiciera daño al príncipe Ryo. Alzó la vista y un Tengu que se mantenía en el aire, con sus alas extendidas y su mirada desafiante que desató una ráfaga de viento afilado que se precipitó hacia él con fuerza.

Con agilidad, esquivó los cortantes vientos y saltó hacia el Tengu, sus garras afiladas listas para atacar. Sin embargo, esos demonios eran conocidos por su astucia, y antes de que pudiera alcanzarlo, se desvaneció en una nube de plumas y reapareció a una distancia segura.

La batalla se intensificó, a pesar de su poder y habilidad, Asumi encontró difícil atraparlo. El Tengu, volvió a desatar una corriente de aire y lanzó shurikens afilados que le provocaron graves heridas, enviándolo hacia el suelo con fuerza. Sin embargo, su determinación de proteger al príncipe Ryo le motivó a levantarse y se abalanzó sobre el Tengu una vez más, con sus fauces abiertas y listas para morder.

Pero el Tengu no era solo un maestro del viento, también dominaba el arte del ilusionismo. Creó múltiples copias de sí mismo, confundiéndolo en medio de la batalla. Cada vez que atacaba a una de las ilusiones, el verdadero se reía burlonamente desde lo alto.

Mi chico DōpuTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang