El rey de la luna y la oscuridad

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Nota: Al igual que en el otro capítulo, esto estará narrado por dos personajes.

POV Scarlett

Scarlett fue neutralizada por Suzaku, al que llamó como el albino de los mil cuentos cuando visitó la tienda de bonsái. Con un movimiento elegante de su mano, elevó el cuerpo y la hizo girar, dejándola caer suavemente en el piso. Trató de incorporarse, y aun tambaleante, se puso de pie, limpiando el polvo que se le había adherido en la caída y frotándose en la nariz. Con una sonrisa, Suzaku explicó que nunca tuvo la intención de hacerle daño, tratando de tranquilizarla.

Suzaku procedió a explicarle que era uno de los cuatro seres divinos guardián de la puerta sur y que fue invitado por Suki al mundo terrenal para ayudar a su hermana y al príncipe Akio a regresar a su hogar. Al escuchar eso, Scarlett no pudo evitar soltar una carcajada debido a su inminente colapso nervioso. Llevó las manos a sus oídos y negó con la cabeza en desacuerdo.

Suzaku, con un gesto de sus dedos, formó un círculo en el aire, y una soga se materializó, zigzagueando como una serpiente, para envolver el cuerpo de Scarlett y aprisionarla.

— ¡Suélteme! —lloriqueó Scarlett moviéndose contra las sogas—¿Tengo que suplicarle que me deje en paz? —le preguntó ofendida, girando la cabeza.

La respiración de Scarlett se le atascó y un sollozo enjaulado escapó de sus labios. Luchó contra las náuseas que amenazaban con subir por su garganta, mientras que las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. Entre sollozos, los maldijo y les suplicó que la liberaran, que la dejaran en paz, para luego implorarles que rescataran a Ryo.

—¡Suéltenme!—gritó Scarlett histérica, moviéndose contra las cuerdas que la aprisionaban.

Pero Suzaku se mantuvo tranquilo y respondió: —No hasta que nos escuche.

Un pequeño músculo en la barbilla de Scarlett palpitó de ira ante la calma de Suzaku. Asumi, con tristeza en su mirada, dijo: —Princesa Narumi trate de calmarse.

Adhara, apretando el puente de su nariz, también lloraba, pero Scarlett no se contuvo y replicó enfada: —Me llamo Scarlett no Narumi.

Suzaku, con un gesto de sus dedos, hizo que Scarlett levitara hasta donde él. Ella intentó evitar su mirada, pero Suzaku sujetó su barbilla y la obligó a enderezarla: —¿Quiere saber quién se llevó a su Ryo? —le preguntó, sin una nota de emoción en su voz.

Scarlett abrió los ojos de golpe y se encontró con la mirada cínica de Suzaku. Con un chasquido de sus dedos, las cuerdas desaparecieron.

—Es toda tuya, Shānmāo (gatito de montaña) —le dijo Suzaku a Asumi.

Antes de que Asumi pudiera hablar, Scarlett empezó a maldecirlo. Entonces, Suzaku, unió sus dedos índice y pulgar, dibujando en el aire una línea recta que selló los labios de Scarlett, provocando su indignación y lágrimas.

—Entiendo tu odio hacia mí en estos momentos. Si no estuve presente para cuidar del príncipe Akio fue por fuerzas mayores. Recuerde que le advertí que sus enemigos estaban cerca. Lo que nunca imaginé es que estaban a la vuelta de la esquina. He cuidado de Akio desde que era un bebé. Tsukuyomi me lo entregó para que lo entrenara.

» Aunque ahora no lo recuerdes, eres la hija de la reina que ilumina el cielo, la diosa del sol Amaterasu. Hace unos siglos, ambos se enamoraron a pesar de las restricciones que caían sobre sus hombros. Debo de confesarte que, como a otros, no me hizo mucha gracia la relación de ambos. Era peligrosa y temía que algo malo le pasara al amo Akio por tu culpa.

—Sin embargo, su amor me convenció en ayudarles—continuó Asumi—, incluso a costa de que el amo Tsukuyomi se enterara. Por primera vez en mi vida, percibí un sentimiento tan profundo como el de ustedes, la gota lunar y la chispa de sol. Ahora siento que todo esto estaba destinado a ser.

Mi chico DōpuOnde histórias criam vida. Descubra agora