Yomi

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Scarlett resurgió del mundo de los sueños y se incorporó con tanta violencia que casi se cayó de la cama. Su corazón latió como un tambor en plena ejecución. Exhaló un suspiro lleno de agotamiento y se giró para quedar boca abajo tratando de darle sentido a sus pensamientos. Vaciló un momento antes de sentarse en la cama, sintió tanta rabia que deseó destrozar algo. Su mente, aún conservaba las imágenes de esas criaturas y un escalofrío le recorrió la espina dorsal. La terrible sensación que vivió en aquel sueño, no lo olvidaría jamás:

«Corrió por un laberinto de pasillos oscuros, poblado de seres extraños que infligían horribles torturas a otros seres, cuyos gritos de agonía resonaban en cada rincón. Sabía que se encontraba en ese espantoso lugar por una razón especifica, había un nombre que no podía olvidar, un nombre que resonaba en cada uno de sus huesos y la impulsaba a recorrer ese sitio aterrador. En medio de esa abrumadora sensación, todo lo demás perdía importancia.

Finalmente, llegó a un río amarillento que parecía más un pantano insalubre y desolado, con orillas fangosas y cubiertas de cañaverales. Allí, un misterioso barquero transportaba a seres que estaban en una lista. A su paso, un escritor habilidoso pintaba con rapidez la vida de las personas que subían a bordo, marcando la fecha, hora y momento de su muerte. Al pasar junto a él, el escritor la miró por un instante sobre sus pestañas, pero no pronunció palabra alguna. Ella se montó en la barca junto a los demás y fueron conducidos hacia un palacio, cubierto por una densa niebla. Desde afuera, el lugar era tan oscuro que no podía visualizar lo que había en su interior.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó un ser de dudoso sexo a quien llamaban Enma.

—Estoy en busca de alguien—le respondió.

Enma, le sonrió con agrado y expresó:

—En mi palacio solo dejo entrar a seres que hayan demostrado grandeza, amabilidad, honor, generosidad o demás buenas acciones a lo largo de sus vidas. Tal vez, a quien busca se encuentra aquí.

Forzó una sonrisa y miró hacia abajo, consciente de que estaba buscando a alguien, pero había olvidado su nombre. Fue entonces cuando una pequeña pelota saltó de entre unas rocas, seguida de una niña que lloraba detrás de ella. Reconociendo el peligro que se avecinaba, corrió para tomar la pelota y entregársela antes de que cayera en el estanque amarillento. La bola se detuvo justo en el borde, pero en el momento en que la agarró, algo la empujó.

Las aguas del gigantesco lago la envolvieron, impidiéndole respirar. Comenzó a perder el conocimiento, pero de repente, una luz brillante y poderosa se abrió paso entre la oscuridad y la rescató. Al llegar a la orilla, se puso en cuatro patas y expulsó líquido y barro de su cuerpo. Luego, se tumbó bocarriba, intentando recuperarse del incidente.

De repente, del lago emergió una especie de rana del tamaño de un niño, con una extraña combinación de cara de tortuga y piel reptiliana escamosa. Su cabeza tenía una especie de calva llena de agua y rodeada de pelo. Otros seres similares surgieron del lago y ella sintió un profundo pánico a medida que se acercaban.

«Hazle una reverencia».

Escuchó una voz autoritaria, una voz que se hizo más fuerte mientras le instaba a obedecer sus órdenes. Sintió como las lágrimas se acumulaban en sus ojos debido a los nervios, pero luego, la voz cambió de tono, volviéndose más suave, casi tierna.

«No sientas miedo, solo inclínate».

Siguiendo la orden de la misteriosa voz hizo lo que le pidió. Y, para su asombro, la criatura le devolvió el gesto. Al inclinarse, la criatura dejó caer el agua de su calva y se quedó completamente inmóvil, como si estuviera muerto.

Mi chico DōpuOù les histoires vivent. Découvrez maintenant