Mientras la luna proyecte su luz, un girasol siempre la mirara

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—Hola—dijo el policía con canas—. Perdonen la interrupción, pero necesitamos hablar con ustedes.

Contar con compañía policial fue como un jarro de agua fría sobre la cabeza de ambos.

—Hola—carraspeó Scarlett. El corazón le latió como un tambor, rápido, duro y fuerte. ¿Y si los llevaban a la cárcel por conducta inapropiada? Pensó.

—¿Podrían acercarse un poco, por favor? —expresó el policía más joven, protegiéndose los ojos del sol con la mano.

Scarlett quitó de su cuerpo algunas hojas secas. Los policías intercambiaron unas miradas recelosas.

—¿Algún problema? —indagó Scarlett.

—Señorita, este lugar no es seguro para dos jóvenes, en la feria que no está muy lejos de aquí se formó un disturbio—le informaron los policías—. Según los testigos, unos maleantes corrieron hacia el bosque. Es mejor que se vayan a casa.

—¿Y hubo algún herido? —Scarlett se atrevió a preguntar. «Y ahora te preocupan los demás, descarada» se reprochó.

—Hasta el momento no tenemos información al respecto, por favor, regresen a sus hogares.

Scarlett asintió y miró de reojo a Ryo que mostró una expresión indescifrable. Sus ojos se notaban dilatados y sus labios fruncidos se movieron de un lado a otro. Una ráfaga de viento trajo consigo un peculiar e intenso aroma fácil de reconocer. Cítrico y concentrado, con toques de tierra, combustible y especias. Los policías se miraron con recelo y unos escalofríos le recorrieron la espalda de Scarlett.

—Claro oficial— dijo Scarlett, nerviosa—. Nos iremos a casa.

—Corre —le susurró Ryo con un timbre anormal en la voz.

A Scarlett le extrañó la petición de Ryo, se preguntó ¿por qué miraba así a los policías? Tomó su mano y, le instó a que la siguiera para salir de ese lugar. Y, cuando pasaron por el lado de uno de los policías, Ryo notó una sonrisa siniestra, ojos fríos y calculadores que le trató de esconder uno de ellos sin éxito. Ryo empujó a Scarlett que cayó al suelo, raspando sus palmas en la caída, el golpe que iba dirigido hacia ella.

—¡¿Qué ocurriendo aquí?! —exclamó, nerviosa.

El otro policía la ayudó a levantarse, le musitó las gracias aún confundida y fue en ese momento que sintió una hojilla afilada acariciar su garganta.

—Te recomiendo que te mantengas quieta—le ordenó el otro policía en voz baja.

—¿Por qué hacen esto? —tartamudeó, alterada. De pronto, la comprensión de lo que estaba ocurriendo se abrió paso con fuerza—. ¡Ustedes no son policías!

Su corazón se estrelló demasiado rápido en su pecho. Su labio inferior tembló de solo pensar que, los matarían en el bosque.

—Por favor, no nos hagan daño—suplicó Scarlett—. No tenemos nada que les pueda interesar.

—En eso te equivocas—dijo el policía con un matiz de burla que le enervó la sangre a Scarlett.

El suelo se estremeció cuando Ryo traspasó el enorme tronco de un árbol por la potente patada que recibió. Se levantó y lanzó rayos en respuesta, pero el policía que reveló su verdadera apariencia era ágil y esquivó cada ataque con destreza. El corazón de Scarlett estuvo a punto de salirse de su boca cuando vio a una criatura de color rojo brillante, cabello largo y alborotado, mirada salvaje con una gran boca llena de afilados dientes, que contraatacó a Ryo al desenvainar una espada y comenzó a lanzar rápidos ataques, tratando de atravesar su cuerpo.

Mi chico DōpuNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ