Héctor es un Kashira

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Scarlett despertó, sintiendo un dolor de cabeza insoportable y un malestar asfixiante que le rebotó en las costillas. Deseaba llorar de frustración cuando repasó algunas situaciones de su vida, ya que las cosas que le sucedían a ella eran imposibles que le ocurriesen a otra persona. Se sentó a horcadas, aun con los párpados cerrados, y pasó una mano por su pelo despeinado con la esperanza de que así desapareciera la bruma de su mente.

Cuando decidió abrir los ojos se encontró en una cueva. El suelo era de ceniza y fuego. Ella frunció el ceño, ¿hacia dónde la había enviado el Byakko? Se preguntó preocupada. Un aire seco circulaba y levantó polvo, llegó hasta los pulmones de ella, quien utilizó su codo para toser.

— ¿Te encuentras bien?

Scarlett miró hacia abajo aún un poco abrumada y se apartó de inmediato cuando se percató de que estaba encima de Ryo. Comenzó a escuchar lamentos y llantos altos de dolor que resonaban al aire. En un instante, empezó a temblar y retroceder hasta que su espalda se desplazó contra una pared de roca, percibió que algo se movió encima de su mano, y al percatarse de que una araña, pronunció un grito.

—Tranquila, —expresó Ryo que se acercó a ella y le dio un abrazo, agarrándola por la cintura.

Scarlett alzó la mirada, unas enormes lágrimas se derramaron de sus ojos.

— ¿Qué diablos es este lugar? —preguntó Scar asustada.

El aire que respiraban era veneno. Sentía los pulmones llenos de humo, pero lo peor era el eco de los gritos y las súplicas que retumbaban en sus oídos.

— ¡Ay, dios mío, pero qué desgracia!

Ambos miraron a su alrededor tratando de encontrar a Héctor que se acercó a ellos saltando.

— ¿Dónde está tu cuerpo? —preguntó Scarlett con un hilo de voz.

—Pues no lo sé, me desperté así convertido en uno de los ayudantes de Yubaba.—Tomó aire y los miró molesto—. ¿Por qué a ustedes no les pasó nada?

—No lo sabemos—respondió Ryo.

— ¡Genial, ahora soy uno de los Kashira! —exclamó Héctor de malas.

Héctor hizo alusión al personaje que apareció en la película "El viaje de Chihiro" que eran las cabezas de tres hermanos ayudantes personales de la bruja Yubaba la dueña de los baños donde se desarrolló gran parte de la trama.

Scarlett se apartó de Ryo y sus pies se movieron de forma automática, le empezó a doler las tripas. Un calambre la obligó a doblarse por la cintura y a abrazarse el vientre. No sabía qué hacer. Solo podía pensar en lo horrible que era todo. Héctor y Ryo gesticulaban frente a su cara mientras que ella seguía sin entender.

—Quiero irme de este lugar—suplicó ella.

—Scarlett—dijo Ryo con voz suave y serena mientras iba caminando hacia ella.

— ¡No te me acerques! —le advirtió al borde de un ataque de nervios—. Todo esto es tú culpa. ¡Quiero volver a mi casa y que te largues! —Gimoteó ocultando su rostro entre sus manos.

De pronto, Ryo dio un paso hacia ella y volvió a abrazarla. Al principio Scar se opuso a lo que la apretó aún más.

—Scarlett, mírame—le habló en voz baja, se apartó solo un poco y le acarició la mejilla y le levantó su mentón—. Yo tampoco sé dónde estamos, pero saldremos de aquí. Te lo prometo.

A Scarlett le costó asimilar su promesa, pero luego asintió con los ojos llorosos.

—Aún así quiero que se larguen cuando regresemos—sollozó Scarlett—. Ya bastante tengo que lidiar con mis alucinaciones y mis desgracias.

Mi chico DōpuWhere stories live. Discover now