MALDAD

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Cada vez respirar era más difícil, sentía como la poca fuerza que tenía se iba con cada paso que daba. Su vista se nublada por segundos, dónde solo podía ver borroso y de color rojo gracias a la sangre que escurría de su frente.

Su costado dolía horrores, la verdad seguía sin recordar en que momento fue que Gaara lo lastimo de tal manera que se estuviera desangrando. Aunque por la adrenalina de la pelea, no lo sintió hasta que su cuerpo se enfrió.

Quería sentarse en el suelo y descansar un poco, y por la perdida de sangre se le antojaba demasiado. Pero al sentir una presencia siniestra, se enderezó de golpe y se puso en guardia, ignorando todo el dolor que sentía.

Se espero de todo pero jamás a esa mujer a la que le tenía tanto miedo. Quien al notar su presencia sonrió con una frialdad escalofriante. Demostrando que lo que venía no era algo bueno, al menos no para él.

Por instinto retrocedió hasta que chocó con el tronco de un árbol, uno que se mancho con la sangre de su espalda. Kushina no desaprovechó tal acto, por lo que sin dudar se acercó a su hijo y lo abofeteo tan fuerte que este cayó al suelo.

A Naruto no le dió tiempo para reaccionar siquiera, cuando una lluvia de patadas le inundaron las costillas y cara. Kushina no se tentó el corazón al ver cómo su hijo escupía sangre y las heridas que tenía, se abrían una vez más, manchando el suelo de una manera aterradora.

— Te di una maldita orden. Matar a Gaara. ¿Y que haces? ¡Lo dejas vivo! —.Naruto solo gimió de dolor cuando sintió como era alzado de los cabellos por su madre, para estar a la altura de esta. —¿Acaso debo enseñarte como lo debes hacer? —. La pregunta la hizo con una voz tan seria, que demostró que no estaba bromeando y que el coraje era verdadero.

Para Naruto todo se volvió borroso después de que fue aventado al suelo una vez más de manera ruda. Sabía que su madre lo estaba amasacrando a golpes, pero ya no tenía la fuerza siquiera para mantenerse despierto o luchar.

Así que haciendo caso a su cansancio por primera vez, cerro los ojos y se dejó llevar a un mundo donde el dolor no existía.

Cuando Kushina vio que su pequeño bastardo ya no se quejaba ni movía, dejo de golpearlo para agacharse y ver si aún respiraba. Al notar el leve pulso que tenía, lo agarro del cuello de su chamarra y camino arrastrándolo hasta su clan.

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Sus ojos poco a poco volvían a abrirse, solo para notar como estaba en medio de leones. Automáticamente se levantó y se puso su defensa, pero la risa burlona de Kushina lo hizo fruncir el ceño.

La mujer estaba en su trono, con dos Omegas hermosas a cada lado y varias botellas de licor y la mejor comida que se podría encontrar en el clan frente a ella.

Kushina se levantó de su cómodo asiento y camino hasta Naruto, quien por inercia retrocedió. Pero la alfa no dudo en sujetarlo fuerte de la mandíbula y mirarlo directo a los ojos.

Sentía asco con solo tener las manos de esa mujer en su cara, su olor le provocaba náuseas y esa sonrisa burlona le daba repugnancia. Pero tenía que aguantar, sabía que debía hacerlo.

— Hoy mi querido hijo Naruto, ganó una vez más la cacería de alfas. ¿Cómo nos sentimos todos al tener de nuevo un triunfo en el clan? —. Todos los aldeanos rompieron en aplausos para luego gritar el nombre de Naruto una y otra vez. El pobre alfa solo quería irse de ahí para bañarse y comer un poco, pero sabía que su madre no lo dejaría marchar sin "disfrutar" siquiera un momento el festejo echo solo para él. — Ve y disfruta, hoy es tu día —.

Alejo su cara con fuerza y camino hasta el banquete que tenía enfrente, comió toda la carne que pudo y bebió por primera vez licor solamente con el deseo de terminar y largarse ya de ahí.

Hasta que un montón de trompetas sonaron por el lugar, y varios silbidos y aplausos se hicieron presentes.

Al buscar la causa de tanto alboroto, sintió un escalofrío recorrerle todo su ser al ver a su madre mirarlo de una manera que no sabía como descifrar.

— Este es mi regalo por tu gran triunfo, mi querido hijo — Kushina señaló a una fila echas de Omegas vestidas con preciosos kimonos, maquilladas y súper hermosas. — Todas estas mujeres son vírgenes, lo mejor de lo mejor para ti Naruto —.

Ni bien termino de hablar, Naruto sintió como su estómago se retorció en asco y repugnancia. Cuando miro a su madre, noto que ella no estaba para ser rechazada y menos si el clan entero miraba todo lo que hacía con suma atención.

— Ni pienses en rechazarlo o creeme que será lo último que hagas — la clara amenaza de Kushina, hizo que Naruto frunciera el ceño y caminara con dirección contraria. — Naruto —. Volvió a llamarlo para que se detuviera, pero este ni siquiera volteó.

Los alfas no podían creer lo que Naruto había echo por lo que vieron a Kushina, quien estaba apretando la mandíbula con fuerza intentando aguantar el no cortarle la garganta a su hijo por su clara desobediencia. Ningún aldeano dijo nada, porque sabían que lo que había echo Naruto lo iba a pagar con sangre.

Las omegas al verse rechazadas de tal manera solo se vieron entre si y caminaron de nuevo a la casa de citas. Ellas ya estaban apartadas solamente para Naruto y el que otro alfa las tocará siquiera, correspondía a la muerte para ambas partes.

Por lo que ni los leones hicieron algo para tomarlas cuando ellas apestaban a celo. Prefirieron ir a ver qué pezcaban por ahí a meterse en problemas con la líder del clan.
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TU MI LUNA Where stories live. Discover now