El palacio era todo un jaleo, los sirvientes corrían de un lado a otro como caballos en la pradera, hoy era un día muy importante para nuestro faraón, era tiempo de llevarle las ofrendas a Horus al templo sagrado, por eso el nerviosismo de las personas que habitaban en palacio, todo debía estar perfecto.
Aún no había anunciado Rá su presencia y ya estábamos todas de pie en el harem real, sí, hacia allí mandaron a Neferet después de esa ajetreada noche, aún no comprendía que iba a suceder con ella, solo debía esperar por la voluntad de los dioses.
Algunas mujeres danzaban al ritmo de los instrumentos, creando una movida melodía, sentada en el suelo, apartada de todas las miradas quisquillosas estaba Neferet, la habían obligado a utilizar una peluca, cubriendo así toda la larga extensión de su cabellera, su mirada estaba perdida en algún lugar del suelo mientras que su mano juega con una pequeña piedra que encontró.
Un bullicio se apoderó del salón haciendo que saliera de sus pensamientos alzando la mirada, donde se encontró con aquella despreciable mujer que la había ofendido el primer día llamándola esclava y piojosa.
Un fino atavío estaba sobre su cuerpo, las joyas por así decirlo deslumbraba a todo el salón, una tiara dorada sobre su cabeza, aretes, collares y sortijas hecho de un trabajo refinado, lucía como una reina de Egipto.
Una sonrisa arrogante adornó sus labios mientras desfilaban y les mostraba a las demás mujeres su fino conjunto.
- Irá a la entrega de las ofrendas de Horus con el faraón...
Giró su rostro hacia un lado al escuchar esa suave voz. Unos ojos negros sonrientes fue lo primero que se topó, no la conocía pero de seguro era otra de las concubinas del faraón.
- Disculpa?
Sonrió por su pregunta fuera de lugar.
- Es la favorita del faraón - la señaló - por eso la consiente tanto en lo que ella desea...
- Comprendo - susurró
- Por cierto me llamo Akhen
Se presentó con una sonrisa contagiosa haciendo que ella también sonriera.
- Neferet
Se presentó cordial
Todo estaba listo para la partida del faraón hacia el templo con su concubina favorita, pero un giro inesperado de los planes lo pondrá todo de patas arriba.
Una agitada y sudorosa mujer regordeta ingresa en el salón irrumpiendo con los alagos y muestras de adoración hacia la concubina, quedando todo en silencio ante la presencia de la jefa de las concubinas del soberano.
- Mis queridas flores de loto - ingresó aire a sus pulmones - hubo un cambio de planes...
Todas la miraban con atención ante la noticia que tenía que dar, esperando con ansias.
- Querida Sarti será mejor que te vayas despojando de ese atavío - río moderadamente - donde está...?
Su mirada viajaba de mujer en mujer buscando a la deseada por el soberano, esa que había reclamado su presencia a su lado esta mañana. Su mirada se detuvo en la esquina más apartada del lugar donde unas curiosas Akhen y Neferet la miraban espectantes.
- Allí estás querida!
Gritó emocionada caminando hacia ella, le agarró de la mano levantándola del suelo caminando con ella detrás tomada de la mano.
- Que sucede, porque te llevas a esa esclava?! - gritó una enojada Sarti
La jefa detuvo su andar para quedar cara a cara con ella, enfrentándola. Una sonrisa burlona surcó en sus labios antes de responder.
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Ambitious Women
Romance𝐸𝑙 𝑚𝑢𝑡𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑟𝑒𝑖𝑛𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑛𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠, 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑙𝑢𝑐𝑒𝑟𝑜𝑠 𝑠𝑒 𝑓𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑟𝑜𝑛 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑜𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠, 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑓𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒́𝑙 𝑠𝑒 𝑑𝑖𝑠𝑝𝑢𝑠...