Esclavos

26 4 1
                                    

Los rayos de Rá iluminaban aquel cuerpo inerte a orillas del Nilo, su magullado y maltratado cuerpo debido a la caída era sacudido con delicadeza y a la vez con un poco de rudeza intentando hacer reaccionar aquel cuerpo de esa mujer.

Unas sacudidas más hicieron que aquellas esmeraldas se abrieran de a poco adaptando su mirada a la resplandeciente claridad.

- Se encuentra bien señora?

Un fuerte dolor de cabeza se instaló en la zona dañada una vez que intentó incorporar su cuerpo, se hallaba desorientada, su mente daba vueltas, sentía unas ganas de vomitar y cada vez que intentaba recordar algo una punzada se instalaba en su cabeza enviándole un fuerte dolor.

Se sentó sobre la arena abriendo sus ojos de a poco, las aguas tranquilas del Nilo la recibieron en el horizonte, sabía en donde estaba..el único problema era que no recordaba como había llegado allí, su mirada se dirigió a su vestimenta..joyas y telas finas le daban un aura de la nobleza.

Frunció el ceño ante dichos arapos, tampoco recordaba cuando se los había puesto o cuando los había comprado, bueno más bien robado, porque según recordaba ella no contaba de dicha cifra de dinero para gastarlo en vestimenta cara.

- Perdóneme señora no era mi intención causarle molestias!

Una aguda y asustada voz la sacó de sus pensamientos cuando ante ella había un niño inclinado ente ella a modo de súplica, su mirada se detuvo en la criatura observándolo con detenimiento.

Podía ver que estaba sucio y escuálido, seguro de una mala alimentación y sus ropas si se podía decir así, solo cubría sus partes bajas dejándolo desolado hacia arriba.

Un sentimiento de lástima y compasión se apoderó de Neferet, verlo así de esa manera le hizo comprender que habían personas mucho peor que ella.

- Levántate - susurró llamando la atención del menor - no debes inclinarte ante una persona sino has hecho nada malo - se detuvo - nunca debes humillarte de esa manera..

Aquel niño abrió los ojos con admiración, era el primer noble que no lo golpeaba sin razón aparente..siempre era maltratado sin razón alguna o como solían decir ellos..
" Tu mera presencia es repugnante esclavo"

- Como te llamas?

La voz de Neferet era suave y calmada, aunque no recordara nada siempre se dijo que debía ser amable con las personas así tengas un día oscuro.

Aquel niño la miró desconfiado acercándose de a poco hacia ella sentándose justo a su lado pero manteniendo las distancias, era algo que él no comprendía, su cerebro trabajaba a segundos intentando analizar qué hacia una noble a las afueras de la ciudad cerca de la villa de los esclavos.

- Me llamo Hatep - la miró - y usted?

Una sonrisa surcó en los labios de Neferet, le parecía agradable la compañía de aquel niño.

- Neferet...

- Y que hace aquí tan lejos de la ciudad?

Aquella pregunta la tomó por sorpresa, su mirada analizó el entorno y si, se hallaba lejos de la entrada de la ciudad justo debajo de lo que parecía un acantilado a las orillas del Nilo, intentó recordar como había llegado a allí pero una vez más aquel dolor le impidió su cometido, su cara se contrajo por el dolor llevándose una mano hacia la zona afectada.

- No le sé - respondió con dificultad - yo...no recuerdo nada..nada...

La mirada de pollería del niño la tomó por sorpresa.

- No puede ser cierto - sonrió de lado - haber quien es nuestro faraón?

La memoria de Neferet hizo un click recordando algo de su vida pasada o bueno lo único que recordaba hasta ahora.

- El faraón Ptolomeo, se supone que tenga que adivinar eso...

El rostro del niño fue todo un poema, no podía ser cierto lo que estaba escuchando, o le estaba gastando un buena broma o de verdad esa mujer no recordaba nada, como era posible que no supeiera quien era el nuevo gobernante de Egipto, hasta los mismísimos dioses saben eso.

- Allí está atrápenlo!!!

El gritó de un hombre los tomó por sorpresa a ambos, la cara del niño palideció en cuanto los reconoció mientras que Neferet se mantenía confusa, con rapidez el niño se pudo de pié tomando de la mano a Neferet haciendo que ella se levantara también.

- Corre!!!!

Los dos cuerpos emprendieron un carrera por las arenas del Nilo huyendo de aquellos hombres armados que los perseguían con ímpetu, Neferet intentó de aumentar el paso pero la incomodidad que sentía en su cuerpo era tanta que le impedía moverse con naturalidad.

- Quienes son ellos?! - preguntó agitada - no parecen muy amigables!

- Son los guardias - respondió - me persiguen porque no quise ir a las obras hoy!

Continuaron corriendo lo más que pudieron hasta llegar a la entrada de la villa de los esclavos, el ambiente había cambiado completamente, estaba más lúgubre, más cargado de pobreza y miseria, la mirada de Neferet viajó de un lugar a otro, habían niños, hombres, mujeres y ancianos todos con aspecto esquelético y maltratados, habían quienes se peleaban por un poco de trigo mientras que los soldados reían y disfrutaban de la función aquello le desagradó.

Doblaban de un lado a otro intentando despistar a los guardias, tuvieron que esquivar a muchas personas la mayoría de ellas esclavos a la vez que despistaban a los guardias tanto los que estaban dentro como los que los venían persiguiendo.

- Por aquí - susurró el niño tirando de su mano con fuerza guiándola hacia un refugio

Detrás de unas cortinas sucias y arapientas se hallaba el lugar el cual el niño llamaba hogar, las paredes descoloridas y la poca decoración le daba un aspecto triste al ambiente, Neferet ingresó justo detrás del niño observando todo a su alrededor, habían logrado despistar al los guardias que los perseguían y ahora estaban a salvo.

- Hermano has vuelto!!!

Una voz chillona y dulce la llamó la atención, su mirada se posó sobre una pequeña de aproximadamente seis años, de larga cabellera negra y grandes ojos oscuros como la noche, la pequeña se abalanzó sobre el niño recibiendo este un gran abrazo de anhelo.

- Anat mira - el niño hizo una pausa - ella es Neferet...

La menor detalló a Neferet con asombro y admiración, Anat se acercó hacia ella maravillada por lo que estaba mirando, tenía ante ella a una princesa cómo en aquellos cuentos que su hermano le contaba todas las noches antes de irse a dormir.

- Eres una princesa?

Su dulce voz causó que una inocente sonrisa se adornara en los labios de Neferet, le parecía tierna como la pequeña creía que era una princesa solo por las joyas y las vestimentas que llevaba.

Anat se acercó con asombro hacia Neferet poniéndose esta última a la altura de la menor, las pequeñas manos de Anat tocaba con alegría las joyas de los brazos, aretes y collares que adornaban el cuerpo de Neferet, esta última al ver la alegría y admiración de la menor, llevó sus manos hacia uno de los collares retirando uno de ellos y colocándolo sobre la cabeza de Anat como si fuera una corona de una dama de la corte.

- Ahora si eres toda una princesa - sonrió para Anat transmitiéndole confianza a la menor - es toda tuya....

- Gracias!! - la euforia de la menor no cabía en su cuerpo tanto era así que se abalanzó hacia Neferet dándole un fuerte abrazo - te quedarás con nosotros verdad?

















Continuará.....

Ambitious Women Where stories live. Discover now