" 𝑳𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂 "

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No le gustaba de la forma que la miraba ese hombre, había cierta maldad en su mirada y su actitud era muy sospechosa.

- Tu eres Neferet - dijo con voz morbosa

Neferet asintió con la cabeza no muy convencida, miró de reojo a Akhen y esta estaba más que asustada, estaba aterrada, no comprendía que había echo ese hombre para que algunas de las mujeres le temiesen, pero algo bueno no debió ser.

- No tienes porque tener miedo - dijo acercándose a ella - solo los enemigos del imperio y delincuentes me temen, a no ser - susurró en su oído - que hallas hecho algo malo

Lo tenía a sus espaldas, su nariz acariciaba su cuello y sus manos sostenía su cintura, su cuerpo se removió del asco que sintió de ese hombre.

Un alivio se apoderó de ella cuando unos pasos se aproximaban a su ubicación, con rapidez se separó de ese vil hombre.

La presencia de la jefa de las concubinas ocupó su campo de visión, Kith al ver a Inarus en el harem real le dió una mirada reprobatoria, Inarus se había ganado la confianza del soberano permitiéndole este poder gozar de algunas de sus concubinas, solo algunas, no estaba segura que Neferet estuviera en esas algunas.

Con una sonrisa fingida se dirigió hacia Neferet que esperaba poder salir ilesa de esa incómoda situación.

- Sígueme Neferet - la miró - el faraón Apophis exige tu presencia en sus aposentos

Sin esperar ni un segundo más salió disparada de ese lugar, siguiendo a Kith por los corredores de palacio, en ese entonces su mente estaba ajena a todo, no sospechaba para que la quería el soberano en sus aposentos, pero haría cualquier cosa por escapar de la mirada morbosa de ese hombre.

- Te voy a dar un consejo, aléjate del comandante Inarus, no caigas en sus encantos y belleza, por dentro es todo un escarabajo.

Sabía porque lo decía, ella también pudo percibir esa aura maligna a su alrededor, ese hombre estaba podrido por dentro, todo lo que destilaba era maldad por cada uno de sus poros.

- No planeaba acercarme a él, no se solo, me da malas sensaciones estar cerca...

Kith detuvo su andar girándose hacia una confundida Neferet que la miraba por su repentino cambio de ánimo, ahora se miraba seria, algo nada común en ella.

- Escúchame bien - la tomó de los hombros - me iré dentro de dos lunas y como aún conservas esa ingenuidad tengo que alertarte - la miró - esto es un nido de víboras, solo sobrevive la más fuerte e inteligente, usa tu belleza e inteligencia a tu favor, podrías derrocar un ejército de feroces hombres con tu belleza, incluso puedes hacer cosas grandes - la miró - muy grandes...no la desaproveches.

Neferet la miraba atenta, no comprendía porque le decía esas cosas, pero tomaría su consejo, siempre le había agradado Kith y ahora que ella se iba de palacio no le quedaba más nadie, solo Akhen.

Volvieron a retomar su andar hacia los aposentos del soberano, ninguna comentó más nada en todo el recorrido, dejando a una curiosa Neferet con más dudas.

Se detuvieron frente a unas enormes puertas doradas custodiadas por dos soldados fornidos y bien armados, habían llegado a su destino. Kith le dedicó una mirada a los soldados que ellos asimilaron con comprensión, sin esperar más abrieron las enormes puertas mostrando el interior de los aposentos del faraón.

Todo en la mente de Neferet cobró vida, ahora sí lo entendía todo, había sido llamada a los aposentos del soberano y no para charlar, solo una cosa sucedería en esa habitación y no estaba segura si poder cumplir con su trabajo.

Ambitious Women Where stories live. Discover now