" Hacer el amor? "

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Las densas aguas del Nilo golpeaban contra el navío imperial, varias personas tanto ancianos como niños egipcios despedían a su soberano, quien partía hacia Alejandría buscando un tratado de paz para su pueblo.

Habían partido hacia poco tiempo por lo que aún se encontraban en Tebas, sus niños Anat y Hatep se habían quedado en palacio bajo el cuidado de Akhen, era la única que se había ganado su confianza como para dejarla al cuidado de los pequeños.

Arrecostada a la proa del navío se encontraba Neferet, un fino atavío de seda transparente adornaba su cuerpo además de las caras y lujosas joyas como aretes, pulseras y collares, su vista estaba puesta en el horizonte, allá por dónde salía Rá, desde allí podía admirar varias contrucciones de estatuas de Apophis, siendo la mano de obra esclava.

Se lamentaba del destino de esas pobres personas.

Sintió unas manos en su cintura a la vez que un enorme cuerpo se cernía sobre el de ella brindándole calor y protección, giró su cabeza solo para mirar a Apophis dejar un casto beso en su cuello.

- Te estaba llamando y no me respondías - expresó - por eso tuve que venir a ver qué te sucedía....

- Lo siento - hizo una pausa - estaba perdida en mis pensamientos - miró al frente de nuevo - solo lamentaba el destino de esas pobres personas.

La mirada de Apophis fue hacia el frente, hacia donde mismo miraba Neferet observando la mano de obra esclava, prisioneros de guerra y delincuentes.

Una media sonrisa se formó en los labios de Apophis bajo las palabras de Neferet.

- Y que te gustaría hacer con ellos? - expresó - liberarlos?

- No liberarlos - se giró para mirarlo - pero les daría la oportunidad de elegir que hacer con sus vidas, hay niños allí...

- Son los hijos de los esclavos - la miró - por lo tanto son esclavos igual...

Neferet quiso terminar la conversación allí, sabía que no haría cambiar de opinión a Apophis, que él aún se mantendría con sus pensamientos hacia los esclavos tan crueles, pero ella no podía hacer nada.

Volvió a fijar su mirada en el horizonte olvidándose de Apophis por un momento, tenía cosas más importantes de las que preocuparse, ya pensaría en los esclavos luego.

- Y que iremos a hacer a Alejandría? - preguntó - debe ser algo muy importante como para ir con tanta urgencia..

Un suspiro cansado escapó de los labios de Apophis, llevaba días sin poder consiliar el sueño, el pensamiento de la guerra lo tenía atormentando, no quería exponer a su pueblo a bajas militares ni económicas, por eso iba hacia Alejandría, habían quedado los dos reyes llegar a un tratado de paz.

- Iremos a reunirnos con el soberano de Babilonia - la miró - intentaré llegar a un acuerdo de paz con él antes de recurrir a la guerra..

- Esperemos que podamos sellar un acuerdo de paz..

Después de eso ninguno habló más, se quedaron así, abrazados mutuamente bajo la mirada de los dioses, la noche había caído y en la gran habitación real se encontraban ambos.

Apophis sentado en su escritorio revisando un sin fin de papiros y planos, tenía toda su atención puesta en ellos.

Mientas que Neferet no dejaba de pensar, aquel bebé en brazos de Sarti la tenía inquieta, y más después escuchar la confirmación de Apophis diciendo que era su heredero le dió un vuelco por completo a la historia.

Se levantó de asiento dando vueltas en el lugar a la vez que mordía su labio inferior, aquella acción llamó la atención del soberano, quien con sutileza organizaba sus papiros a la vez que los guardaba todos.

Se levantó del asiento de su escritorio para dirigirse hacia una intranquila Neferet, sus brazos se posaron en su cintura atrayéndola hacia su cuerpo.

- Que es lo que tanto te atormenta?

El cuerpo de Neferet se puso rígido bajo su toque, dependiendo su andar cuando sintió la respiración de su soberano en su cuello, en dónde repartía suaves besos.

- Nada solo....- se mentía a ella misma - solo pensaba en los niños...

- Eres pésima mintiendo - besó su cuello - así que dime...que tienes?

Apophis giró su cuerpo quedando frente a frente, podía ver la preocupación en su mirada, nunca la había visto tan sumida en ella.

Neferet se abrazó a él en un abrazo, acariciaba su musculosa espalda con aquellas marcas y cicatrices de guerras pasadas, los labios de Apophis fueron descendiendo hasta su mandíbula y después en su cuello nuevamente.

Algo muy dentro de ella se estaba encendiendo

- Eres tan hermosa - susurró sobre su cuello - te quiero solo para mí...

- Pero no soy suya mi soberano - detuvo los besos de Apophis - aún no...

Aquellas palabras lo volvieron loco, la alzó quedando ella sujeta a su cintura a la vez que se acercaban a la cómoda cama, Apophis la depósito con delicadeza sobre esta con temor a lastimarla.

- Estás temblando - acarició su brazo - tienes miedo de mi?

Aquella pregunta la tomó por sorpresa, las caricias de su sobrino fueron bajando desde sus brazos hasta su cintura dónde se detuvo alzando un poco el transparente atavío de ella.

- No - lo miró - no le temo...

Aquellas simples palabras fueron el detonante de toda cordura por parte del faraón, se acercó a sus labios plantando un delicado beso que fue subiendo de tono, podía sentir la inexperiencia de Neferet a la hora de besar, y eso lo hizo sonreír, saber que había sido el primero lo llenaba de placer y júbilo.

Las manos de Neferet se dirigieron a su rapada cabeza y después hacia su cuello en dónde comenzó a acariciar con las llenas de sus dedos, su pequeño cuerpo se retorcía bajo el de su soberano lleno de nuevas sensaciones inexplicables para ella.

Aquel beso tuvo que romperse por la falta de aire de Neferet, más Apophis no se detuvo, estaba cargado por el placer y la lujuria que ella le brindaba, una de sus manos fue a parar a su muslo en dónde apretó y masajeó a su antojo.

Los suspiros y jadeos por parte de Neferet era el único sonido que se escuchaba en aquella fogosa habitación, además del chasquido de sus húmedos besos, eran música para los oídos de Apophis.

Sus ásperas manos quitaron los tirantes de aquel atavío dejando los senos de Neferet ante su hambrienta vista.

Sus labios se posaron sobre su pecho en dónde comenzó a succionar obteniendo gemidos por parte de la fémina, sus labios succionaban con esmeró dejando un notorio chupón en esa zona.

Su mano fue a parar a su seno izquierdo el cual tocó y masajeó brindándole placer a ella, mientas que su boca se dirigió hacia su pezón el cual chupó y mordió a su antojo.

Neferet estaba cegada de tanto placer, podía sentir cierta humedad en su entrepierna cosa que nunca había sentido, más no esperó sentir algo duro como una roca ejerciendo presión en su centro, como si quisiera profanar su interior.

- Una noche de estas - separó sus labios de su pezón centrándose en ella - te haré el amor...le suplicarás a los dioses que me detenga de tanto placer que te voy a brindar....

Un suspiro de escapó de sus labios tras escuchar sus palabras, su corazón palpitaba queriendo salir de su pecho ante dichas palabras.

- Hacer el amor?

































Continuará......

Ambitious Women Where stories live. Discover now