「❛ evetni ❜」

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(( 🌕 ))

—¿Quieres comprar algo, Jiminnie?— Chaeyoung urgó en la pequeña bolsa que colgaba de su vestido mientras el rubio omega a su lado examinaba todo a su alrededor.— El señor Min nos dio demasiado dinero. Dijo que podrías comprarte lo que quisieras.

—¿No quieres algo tú, noona?— El joven sonrió a la castaña a su costado. Era la segunda semana en la que la acompañaba al pueblo para comprar lo necesario para la comida y de verdad no había nada que le llamara la atención.— Un vestido nuevo, o pintura para tus obras de arte. ¡O un libro! Lo que quieras, yo le diré a Yoongi.

Chae rió bajito, apretando la bolsa llena de verduras y carne que colgaba de su mano. Después del incidente del celo de Yoongi, todo había cambiado radicalmente. Parecía no haber ni rastro del pequeño omega arisco y grosero que llegó hacía meses a la hacienda; Jimin ya no se la pasaba encerrado en su habitación, sino que ayudaba a limpiar y a hacer la comida para después simplemente pasear por el jardín en espera del pelinegro alfa que no paraba de reír y sonrojarse en su feliz presencia. Era lindo hasta para la castaña, ahora sentía que pertenecía a una enorme familia, porque Jimin se encargaba de hacerla sentir como su hermana y no otra chica a su servicio.

—¿De verdad, Jiminnie?

—Por supuesto, ve, esperaré aquí.

La chica sonrió enormemente y asintió, echando a correr hacia una enorme y bella tienda de arte de la que sólamente salían alfas con porte de adinerados. Por su parte, el rubio se quedó de pie en su lugar, sonriendo débilmente cuando a su lado pasaban omegas que lo observaban con algo de envidia y alfas con la expresión llena de decepción, todos por el mismo motivo: el fuerte olor a alfa que irradiaba su cuerpo. Luego de que supo que no había marcha atrás con su enamoramiento hacia el hombre pálido con el que vivía, decidió que sería mejor simplemente dejarse llevar, y así lo hizo, por eso es que su aroma quedaba simplemente opacado por las fuertes feromonas ajenas que lo rodeaban. Y le gustaba que así fuera.

—¡Papi!— Una pequeña manito rodeó su muñeca con esfuerzo mientras la chillona vocesita lo llamó. Jimin bajó la mirada únicamente para encontrarse con una niñita de grandes ojos que, al ver su rostro, se alejó un poco pero sin soltar la mano ajena.— Oh, tú no eres mi papi.

—Creo que no.— Rió bajito porque la cachorra, de no más de seis años, miró a los lados con confusión.— ¿Quieres que te ayude a buscar a tu papi?

—No.— Esa respuesta lo soprendió un poco.— Es que mira, ensucié mi vestido,— La pequeña pelirroja señaló con uno de sus regordetes dígitos una mancha de barro sobre la blanca tela de su prenda.— ¿Puedes ayudarme a limpiarlo?

Jimin asintió sonriendo, se agachó con cuidado hasta estar a la altura de la niña y comenzó a frotar la mancha con la esperanza de que el barro se hubiese secado para quitarlo. Así fue, poco a poco, la suciedad fue desapareciendo. A la par, el omega del rubio daba vueltas una y otra vez en su interior, ronroneando gracias al olor a leche materna que desprendía la cachorrita que ahora le acariciaba el cabello torpemente.

—¿Cómo te llamas?— La vocesita ajena estaba a punto de derretir el frágil corazón de Jimin.— Yo soy Yeji y mi papi se llama Jeonghan... a mí mami no le gusta que diga su nombre, pero tú eres un omega, ¿no?

—Sí, soy un omega.— El barro finalmente cedió y Yeji suspiró aliviada por ello.— Y mi nombre es Jimin, mucho gusto.

El dedo del omega fue a parar a la rojita mejilla de la menor, que soltó una suave carcajada. Todos los que veían la escena pensaban que eran un par de hermanos, no una niña perdida y un muchacho al azar gracias a la naturalidad con la que ambos le sonreían al otro.

—¿Tienes novia? Mi papi tiene a mamá, pero ella no es muy buena novia.— La pequeña alzó lo hombros.— Cuando crezca y sea una gran alfa quiero tener un novio que huela igual de bonito que tú.

—Tengo novio, Yeji, y estoy seguro de que sin importar tu jerarquía podrás tener al mejor novio o novia de todos.

—¿Por qué tienes novio? ¡No puedes! Mamá dice que cuando un niño tiene novio es malo...

—¡Kang Yeji! ¡¿Dónde estabas?!— Un hermoso pero molesto omega llegó al lado de Jimin, mirando severamente a la niña que sostenía con firmeza la mano del rubio. Sin embargo, cuando el otro hombre miró el rostro del menor abrió los ojos enormemente.— ¡Señor Park, un gusto, soy Kang Jeonghan!

E hizo una reverencia. Ni Jimin ni Yeji sabían qué estaba pasando.

—Sí, un gusto también, pero... ¿me conoces?

—¿Y cómo no? Mi esposa trabaja para el señor Min, así que por supuesto que lo conozco.— Jeonghan asintió varias veces, tomando la mano de su hija para separarla del lado del otro omega.— Además, vengo aquí a diario, al igual que usted y de vez en cuando lo veo, sin mencionar lo mucho que se habla por aquí de su relación con el señor Min.

—Ya veo...— No preguntaría qué se hablaba, él ya estaba consciente de todos los susurros y cuchicheos que los comerciantes soltaban cuando caminaba entre ellos.— ¿Puedo hacerte una pregunta algo extraña?

—¡No le vayas a decir que manché mi vestido!

—¡¿Manchaste el vestido, Yeji?!

—¡No, papá, te lo prometo!

El castaño jaló la oreja de la cachorrita como castigo, pero volvió a mirar a Jimin con una sonrisa algo fingida.— Dígame, señor Park.

—Oh, sí, eh... ¿cómo fue que... ya sabes, nació Yeji?

—¿Qué?— ¿Por qué estaba preguntándole a un extraño algo así? Pues porque según la lógica de Jimin, era mejor preguntar a alguien ya experimentado, Yangmi nunca fue madre así que quizá no sabía mucho del tema.— Pues supongo que simplemente salió y ya, aunque debo decir que...

—¡No! Me refiero a... có-cómo fue concebida.

—¿Quiere usted... darle cachorros al señor Min?— La disimulada cara de asco en el bonito rostro de Jeonghan molestó un poco al rubio.

—Me los daré a mí.

—Ya veo, uhm, supongo que sabe qué es fundamental para crear un bebé, así que debe estar preguntando por cómo hacerlo seguro.— El calor en las mejillas de Jimin era intenso, pero de verdad quería saber.— Bueno, cuando Yeji fue concebida ninguno estaba en celo, pero como Seulgi quería desesperadamente un bebé me marcó, ¿lo ve?

La cicatriz de una profunda mordida adornaba el blanquecino cuello de Jeonghan.

—Veo que usted no está marcado, así que si no quiere tendrá que esperar a su próximo celo y... hacerlo, supongo. Aunque la marca es mucho más que la manera obligar a nuestro cuerpo a quedar preñado, es el lazo eterno entre parejas.— Asintió algo distraído por sus miles de pensamientos.— Tengo que irme, háblele bien de mi Seulgi al señor Min, ¿sí? ¡Yeji, vámonos! ¡Yeji, ¿dónde estás?!

Jeonghan se fue, e incluso cuando llegó Chaeyoung a su lado, Jimin no dejó de estar distraído, nunca había pensando a fondo acerca de ser marcado por Yoongi, pero ahora que se le fue mencionado, no paró de darle vueltas al asunto y cuestionarse un sinfín de cosas.

(( 🌕 ))

Se viene lo intenso jakskans.

Not yours ║ Yoonmin ║ OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora