「❛ ovetciniinc ❜」

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(( 🌔 ))

—Yoon, espera, y-yo...— Jimin soltó un agudo gemido mientras apretaba con fuerza los antebrazos de su alfa. Yoongi, de cuclillas en la cama y en medio de las piernas abiertas de su recostado omega, sonrió satisfecho y aceleró los movimientos de su mano, la que bombeaba con agilidad los penes de ambos.

Porque, desde que Jimin entró en el tercer semestre de embarazo, la señora Kang les advirtió que la penetración podría ser peligrosa. Sin embargo, el omega no dejaba de tener el líbido más abrumador que Yoongi hubiese conocido jamás. Eran las cinco de la mañana y el castaño ya se había corrido unas seis o siete veces, pero continuaba suplicando a su alfa que aliviara sus molestas erecciones. El mayor aún se sorprendía por tal vitalidad, pero terminaba más asombrado por poder seguirle el paso al adolescente.

—¡Oh, Yoongi!

Con ese último grito fue que un espeso y blancuzco líquido fue a parar en el rostro del recién nombrado. Por la emoción del momento, el bombeo y el almizclado aroma de su amante, Yoongi también terminó eyaculando sobre el hinchado vientre del menor.

—¿Cómo te sientes, Minnie? ¿Ya estás satisfecho o quieres que vuelva a lamer tu pecho?

—¡Oye, no digas eso, tonto!— Las rechonchas mejillas del castaño se tiñeron de carmín aún cuando intentaba recuperar la respiración.

—¿Entonces, bonito?— El pelinegro sonrió divertido, quitando del rostro ajeno los mechones de cabello pegados a la frente debido al sudor.

—Ya estoy bien, Yoonie.

—Bien, ahora a bañarnos.

Era lo más difícil, sinceramente, porque Yoongi tenía que hacer básicamente todo, desde cargar a su omega hasta el baño, prepara la tina, desnudar a Jimin (si es que no estaba ya desnudo debido a sus sesiones de demostración de amor), a él mismo, meter con cuidado a su amado a la tina, después él y enseguida limpiarlos a ambos solo para tener que sacar al de menor estatura y cambiarlo también. No obstante, no se quejaba, tal ritual era para él un verdadero placer.

—Jihyun ha aprendido demasiado últimamente.— Ya eran alrededor de las seis de la mañana, acababan de salir de la tina y Yoongi estaba eligiendo la ropa para su omega mientras éste solo esperaba de pie en medio del baño, envuelto en una toalla y tiritando del frío.— Mañana iremos al campo solo a dejar algunos materiales y volveremos, dijo que quería ir al pueblo, pero...

—Uh, ¿Yoon?

—¿Dónde lo dejó Yangmi? No encuentro tu camisón.

—¿Alfa?

—¿Sí, omega?

—Me duele... la pancita.

—¿El cachorro está pateando fuerte?

—No creo que sean patadas, Yoon.— Eran más bien calambres que se extendían con rapidez desde su espalda hasta el vientre, justo como dijo la señora Kang que sucedería el día en que el cachorro quisiera conocer el mundo.— Oh, y me hice pipí.

Yoongi se giró para observarlo rápidamente, miró las piernas de su omega y cómo por ellas escurría un líquido transparente y abundante.

—No creo que sea pipí, amor.

—Yoongi, creo que—

Intentó dar un paso, pero una fuerte punzada en el estómago hizo a sus piernas flaquear. De repente se puso pálido, justo antes de cerrar los ojos ya estaba en los reconfortantes brazos de su alfa.

—¡Daesuk! ¡Yangmi! ¡Alguien venga inmediatamente!— Los labios del alfa ya no tenían ese color rosado que los caracterizaba, sino un blanco preocupante.— ¡Yangmi, joder, ven!

La omega subió las escaleras tan rápido como pudo, porque la desesperación en la voz de su jefe era angustiante.

—¿Qué sucede, señor?

—La señora Kang, ¡trae a la señora Kang!

Nunca había visto (ni olido) a Yoongi tan alterado, por lo que se asomó a la habitación y su corazón casi se detiene al ver a su Jimin sobre la cama, inconsciente y desnudo.

—Señor, ¿le pasó algo a Jiminnie? Yo...

Quiso entrar, pero inmediatamente resonó un amenazador gruñido por toda la hacienda; los ojos del alfa se habían vuelto amarillos y sus colmillos estaban expuestos. Yangmi estaba segura de que, si fuera una alfa, ya tendría al hombre encima de ella, destrozándole la garganta cin los afilados dientes.

—Lo siento, y-yo...

No tuvo otra opción más que limpiarse las lágrimas de los ojos y comenzar a correr en dirección a la casa de la partera. Tardó unos cuantos minutos, porque las otras muchachas ya se habían adelantado.

—¡Señor Min!— La menuda omega entró en la habitación tan pronto como pudo. Entre sus manos traía una taza de barro con un humeante líquido.— Beba esto, por favor, Jiminnie estará bien.

La tranquilidad de la mujer parecía estar a punto de alterar aún más a Yoongi, que observaba intranquilo a su inconciente omega.

—Señor, por favor, si su lobo toma el control podría incluso matarme.— Yangmi, observando todo desde la puerta, ahogó un grito de terror.— ¡Estamos perdiendo el tiempo!

Extremadamente dubitativo, Yoongi accedió, más que nada porque notaba cuán amargo comenzaba a tornarse el aroma de su amado. Por el lazo, podía notar todo lo que estaba sufriendo aún sin estar despierto para quejarse y pedirle que lo ayudara. Con los ojos empañados por las lágrimas que parecían no tardar en brotar, el pelinegro bebió el contenido de la taza, que al instante le quemó en la garganta y comenzó a relajarle los músculos de todo el cuerpo.

—Bien, Yangmi, ven, necesitaré tu ayuda.

Con cierto temor, la nombrada se acercó con ellos a la cama. Jimin se removió en medio de lastimeros quejidos y, justo cuando abría los ojos para soltar un grito de puro dolor, la visión de Yoongi se tornó borrosa. Aún cuando quiso ponerse de pie para gruñirle a las dos mujeres que le ordenaban a Jimin que no se durmiera nuevamente, sus ojos se cerraron por completo, su lobo reclamándole por no obedecer y estar ahí para su omega.

Lo último que pudo escuchar antes de dormirse por completo fue el débil “Yoon” que profirió el rubio. Jamás se perdonaría el tener que perder el conocimiento en un momento tan importante solo por ser un estúpido alfa y no controlar sus instintos.
Y aún así, en el tiempo en que estuvo inconsciente, tuvo un sueño. Estaba él en medio del patio trasero, rodeado de bellas flores; el cielo estaba tan azul que parecía ser una exquisita pintura.

—¡Alfa!— La melodiosa voz de su adorado Jimin lo hizo girar la cabeza inmediatamente. El rubio se acercaba a él corriendo mientras soltaba lindas risitas. Cuando finalmente estuvo a su lado, se puso de puntitas y le regaló un piquito en los labios.— Mira lo que traje.

Yoongi no hablaba, parecía no poder hablar en el sueño. Su corazón se sintió aún más cálido cuando miró al menor a los ojos, dotados de una dulzura indescriptible. Las pequitas en las mejillas y nariz se veían aún más adorables gracias a la enorme sonrisa que adornaba el gordito rostro de su amado. Luego, lo que llamó su atención fue lo que Jimin le mostraba orgulloso: una enorme manzana dorada entre sus manos.

—La compartiré contigo, Yoonie, la cuidaremos hasta llegar a la casa y guardarla ahí.— El suave viento que hacía alborotaba el rubio cabello del omega.— ¡Ya quiero mostrársela a Yangmi! ¡Es tan linda! ¡Y es de los dos!

Yoongi sonrió enormemente también, su dedo acariciando dulcemente la rechoncha mejilla de su esposo.

—Sí, Minnie, llevemos a nuestra manzanita a casa. Te amo.

E inmediatamente todo se volvió oscuro. El silencio sordo se fue volviendo cada vez más borroso; escuchaba algo muy en el fondo de su inconsciencia. Era un llanto, uno desesperado. Y cuando comenzaba a alterarse porque imaginó a su amado sufriendo, sus ojos se abrieron. No eran los berridos de su omega, resultaron ser los de un pequeñito bebé siendo limpiado por las apuradas manos de la señora Kang.

—¡Felicidades, señor Min! ¡Es un lindo varoncito!

(( 🌔 ))


Not yours ║ Yoonmin ║ OmegaverseWo Geschichten leben. Entdecke jetzt