「❛ ecter ❜」

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(( 🌔 ))

—¡Pero qué injusto! No es nada más que un plebeyo.

—No es menos que nosotras, Hyebin, mucho menos ahora que es la pareja del señor.

Jimin mordió su labio. Desde hacía unos minutos estaba escuchando la conversación que mantenían aquellas dos sirvientas en la cocina pues, cuando apenas iba a entrar al lugar, su nombre saltó a relucir en la plática.

—Aún así, hace unos meses lo odiaba y se sentía superior.— Sí, ya habían pasado siete meses desde su llegada a la hacienda.— Ahora ya hasta comparten la cena juntos. ¡No sé qué le ve Yoongi!

El rubio arrugó el entrecejo cuando esa última exclamación continuó rondando en su mente. ¿Qué le veía Yoongi? Ni siquiera era una mujer.
Su relación no había avanzado mucho, solo se sonreían levemente cuando se cruzaban en los pasillos, compartían las comidas y, en los siguientes cinco celos de Jimin, Yoongi lo abrazaba hasta que caía dormido.

—Cállate, no puedes llamar al señor por su nombre.

—Ese asqueroso omega lo hace. ¿Por qué yo no?

"Asqueroso." Eso pensó Jimin de sí mismo cuando, por primera vez hace un par de meses, consideró a Yoongi como un alfa sumamente atractivo y muy adorable. Sí, tal vez esa palabra lo definía a la perfección.

—Jiminnie, ¿qué haces aquí?— Las voces callaron repentinamente y Yangmi le sonrió como solo ella sabía.

—¿Oh? Nada... yo... estaré en mi habitación ¿Sí?

La triste sonrisa que devolvió fue suficiente para que girara sobre sus talones y caminara hasta la planta alta tan rígido como un roble.

—¿Le sucedió algo al señor Park, chicas?— Yangmi paseó la mirada entre las dos jóvenes que mantenían la cabeza gacha desde que dedujeron que habían sido escuchadas. Ambas negaron lentamente.— Más les vale, porque conocen perfectamente al señor Min.

Al llegar a su habitación y encerrarse, Jimin no dejaba de tener ganas de llorar. Aún extrañaba mucho a sus padres y a su hermano, quería abrazarlos y quería que ellos le dijeran que todo estaba bien, que no era malo que ya no pensara en Subin y que era correcto que, en su lugar, deseara estar abrazado a Yoongi todo el tiempo. Quería que le dijeran que la felicidad de su lobito al ver al pelinegro no era algo repulsivo.

Su omega se removió incómodo por las emociones de su parte humana. ¿Tan difícil era aceptarlo?
Entre silenciosos hipidos y ojitos cristalizados, Jimin se quedó dormido; las horas pasaron y un Yoongi preocupado por no obtener respuesta alguna del rubio, estaba dando vueltas frente a la puerta de la gran alcoba.

—¿Qué le pasó? Ya no hacía esto.

Yangmi lo miró tan desconcertada como estaba y le susurró un "No tengo idea, señor." que, quizá, lo hizo enfurecer más. Su aroma estaba a punto de volverse tóxico. Unos cuantos golpes más a la puerta y esta fue abierta a los segundos.

—¿Por qué no abrías? ¿Te sucedió algo? ¿Sabes qué tan preocupado estaba? ¿Por qué no comiste conmigo?

Todas y cada una de las preguntas fueron realizadas a medida que Yoongi entraba a la habitación y, en consecuencia, Jimin retrocedía. En cuanto ambos estuvieron dentro, la puerta fue cerrada nuevamente y la pequeña omega sonrió para sus adentros antes de retirarse a seguir con sus deberes.

—Estoy perfectamente bien y deberías irte. No quiero que estés aquí.— Jimin estaba abrazándose a sí mismo y evitaba a toda costa que sus ojos se toparan con los del pálido hombre frente a él.

—¿Por qué? ¿De nuevo te molesta mi presencia?

—Maldición, Yoongi. Eres tan imbécil que me dan ganas de golpearte.— De nuevo estaba llorando, lo que el alfa más odiaba que hiciera Jimin.

—Eres tan lindo que me dan ganas de besarte.— Una risita nerviosa escapó de los delgados labios del pelinegro cuando pensó en lo que había dicho y llegó a la conclusión de que había arruinado todo un poco más.

—¿Aunque sea asqueroso?

Pero se sorprendió cuando otra suave risita salió de la boca del omega llorón que ahora lo miraba con un brillo indescifrable en los ojos.

—¿Asqueroso? Ya te lo he dicho, para mí no es asqueroso que dos hombres se amen, quiero decir, amor es–

Sus manos temblaron y su lobo aulló contento como nunca antes cuando los pomposos labios contrarios se encontraron con los propios. Jimin se encontraba ahí, con su cuerpo pegado al de Yoongi y con sus manos aferrándose al chaleco negro de terciopelo del mismo.
Después de varios segundos de solo quedarse quietos, el rubio se decidió a mover lentamente sus labios, sintiendo lo perfectamente bien que encajaban y, además, cómo las delgadas y dubitativas manos del alfa se movían hasta colocarse en su cintura. Ambas partes animales no podían estar más extasiadas de sentirse tan cerca, deseando ser uno mismo pronto.
Cuando ambos captaron el ritmo del beso, el omega empujó un poco su lengua en los bonitos labios del otro, recibiendo como respuesta que Yoongi abriera suavemente la boca y que sus lenguas se encontraran.

Jimin se pegó más al cuerpo contrario, sintiendo derretirse por el fuerte aroma que el pelinegro comenzaba a emanar, por el sensual encuentro de sus labios y por lo alegre que estaba su lobo. Todo se sentía tan correcto como reprobable.
En poco tiempo, el aire les faltó a ambos y tuvieron que separarse, pero ninguno se perdió como un hilillo de la saliva de ambos continuaba uniéndolos hasta que se rompió y terminó en la comisura de los labios y barbilla de Yoongi.

—Y-Yo... yo n-no...

—No digas nada, podemos no hablar de esto si así lo deseas.— La sonrisa comprensiva y el pacífico tono de voz del alfa.— Le pediré a Yangmi que te traiga la cena.

Jimin observó en silencio cómo Yoongi le dio la espalda para dirigirse a la puerta del cuarto.

—¡Espera!— Bueno, eso fue un poquito más fuerte de lo que quiso sonar.— Es decir... ¿Mañana quieres cabalgar conmigo? Ya aprendí.

—Me encantaría, Jiminnie.

Y cerró la puerta.

(( 🌔 ))

Not yours ║ Yoonmin ║ OmegaverseWhere stories live. Discover now