「❛ ezdi ❜」

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(( 🌗 ))


Dos semanas después de haber estado en el pueblo, Jimin seguía negándose a salir de su habitación, al parecer todavía no aceptaba su destino.

—¡Señor Park!— Con ese sorprendido gritito, Chaeyoung logró que todas las mujeres que laboraban en la cocina se giraron a mirarlo incrédulas.

—¿Qué haces aquí, Jimin? El desayuno estará listo en media hora.— Yangmi le sonrió, invitándolo silenciosamente a volver a su habitación.

—Es que quería salir... ¿Debería regresar?— El rubio bajó la mirada al piso, pensando si hizo mal en haberse decidido a no estar más entre las mismas cuatro paredes.

—Claro que no, cariño, lo decía porque no pareces estar muy cómodo fuera de tu alcoba.— La omega mayor se limpió las manos con un pedazo de tela al lado de la gran chimenea y caminó hasta Jimin, quien no dejaba de observar toda acción de otra de las mujeres en la cocina; esta tenía un largo y grueso delantal, una cofia y se movía ágilmente por todo el lugar, de seguro era la cocinera.

—Sí... me cansé de llorar en el cuarto de siempre.— Alzó los hombros restándole importancia.— Además quería hablarte de algo, noona. ¿Se puede en privado?

Yangmi asintió con su característica sonrisa comprensiva, tomó con delicadeza la manito del omega y ambos se encaminaron hacia una de las puertas traseras de la cocina. Al salir, los ojitos de Jimin no daban abasto a todo lo que veía: un amplio valle con frondosos árboles y el sol apenas se asomaba por entre las grandes montañas que se veían a lo lejos. Dentro de la cerca que demilitaba la propiedad de Min se podía observar también una gran construcción y a unos metros de la misma un pequeño y pintoresco huerto se nutría del arroyo que pasaba despreocupado alrededor.

—Nunca viste esta parte de la hacienda, ¿eh?— Yangmi soltó una risita al notar la incrédula expresión en la carita del joven a su costado.

—Lamentablemente no.— El rubio sonrió apenado, de verdad había estado perdiéndose de mucho.— ¿Qué es eso de allá?

Señaló a la construcción que parecía ser una sencilla casa de madera rojiza.

—El establo, al señor Min le gustan mucho los caballos. ¿No sabías?

—De hecho casi no sé nada de él.— Yangmi llevó su mano hasta la espalda baja de Jimin, sobándola amablemente.

—¿Para qué querías hablar conmigo, cielo?

—Oh, cierto.— El rubio se giró a mirar a la mujer, recordando el porqué estaba tan avergonzado al salir de su habitación.— Mi celo... está cerca y quería preguntarte si el jabón inhibe todo.

—Claro que no, Minnie, además estarás retorciéndote del dolor.— La omega sonrió como si nada.— ¿Pasabas tus celos con tu anterior alfa?

Un color rosado se adueñó de las mejillas de Jimin debido a la pena que le daba hablar de esas cosas con la mujer, pero si no lo hacía quizá la pasaría peor. Ella también era omega y lo entendía, lo mejor era platicar con ella.

—Uno que otro, pero siempre tomaba remedios para ya sabes...— Suspiró cerrando los ojos para no sonrojarse aún más.— no terminar en cinta.

La suave carcajada de Yangmi lo hizo volver a abrir los ojos confundido. ¿Había dicho algo gracioso?

—Lo siento, pero es que hablas de ello como si fuera lo más anormal del mundo.— Lo era ¿O no?— En fin, supongo que no pasarás tu calor con el señor.

Jimin arrugó el entrecejo. No le gustaba mucho pasar sus celos con Subin porque hasta cierto punto sus lobos no se llevaban muy bien, a él no le agradaba del todo el aroma de la alfa y la alfa no amaba el carácter de la parte animal de Jimin, era algo complicado. Pero ahora que la idea de pasar su calor con Yoongi fue una posibilidad, su omega parecía estar de acuerdo;  aún así seguían llevándose bastante mal y sería completamente ridículo pedirle ayuda esos días, además Jimin continuaba rechazando la idea de compartir su vida con el alfa de lindo aroma.

Not yours ║ Yoonmin ║ OmegaverseWhere stories live. Discover now