Not yours ║ Yoonmin ║ Omegaverse

「❛ euvne ❜」

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Nueve de la mañana con diez minutos y Yoongi ya estaba sentado cómodamente en el elegante carruaje de su propiedad. Suspiró en cuanto algo le dijo que el bello omega al que esperaba no llegaría, como en todos los desayunos, comidas y cenas.

—¿Nos vamos, señor Min?

El alfa asintió a la pregunta que le hizo el beta que conducía el carruaje, de verdad tenía la esperanza de que Jimin lo acompañara. El transporte comenzó a avanzar lentamente, tomando poco a poco más velocidad.

—¡Hey! ¡No se vayan! ¡Hey!— El carruaje paró estrépitamente y Jimin aprovechó para subir al mismo, su respiración se escuchaba entrecortada debido a todo lo que tuvo que correr para alcanzar a subir al carruaje.

Entonces volvieron a avanzar. Yoongi sonrió tímidamente cuando sus ojos se encontraron con los del chico frente suyo; el pelinegro también notó como el aroma a canela, vainilla y miel se mezclaban de a poco con el propio.

—Así que viniste...— Seguía con la mirada fija en el omega que ahora no sabía en dónde poner los ojos.— Me alegra que te hayas decidido a salir.

—A mí me hubiera gustado ir al pueblo con Subin.

Yoongi gruñó en desacuerdo con lo dicho por Jimin, el alfa de verdad estaba siendo paciente.

—Mira Jimin, no estoy pidiéndote que me ames tan de la nada, pero me gustaría que lo intentes.— Yoongi se inclinó en su lugar, acercándose unos centímetros al rubio.— Mi lobo y yo queremos cortejarte de verdad.

Pero Jimin ya ni siquiera lo miró, solo se dedicó a mirar por la ventanilla del carruaje en completo silencio, silencio que Yoongi para nada se tomó como un no. Al llegar al pueblo, el pálido intentó ayudar a bajar a Jimin, quien rechazó todo apoyo.

—¿Qué quieres hacer primero?— Yoongi pasó sus manos por su corto gabán azul rey para eliminar cualquier arruga que pudiera haberse formado durante el trayecto, todo bajo la atenta mirada de Jimin que siempre se preguntó cómo es que el alfa podía vestir ropa tan gruesa en pleno verano.

—Puedo ir solo.

Yoongi alzó la mirada, examinando las pequitas en las mejillas del chico hasta llegar a los desafiantes ojitos del mismo. Alzó una ceja con una sonrisa irónica y ese simple gesto hizo al omega de Jimin querer doblegarse frente a él.

—Pagaré yo, es justo que vaya contigo, omega.— Señaló una de las tantas tiendas del lugar que se veía elegante. También habían otros negocios, los demás más comunes que la tienda que el pelinegro le señalaba a Jimin.

El rubio suspiró en desacuerdo pero finalmente avanzando adonde Yoongi le indicaba ir. De camino a la tienda pudo escuchar claros murmullos susurrando un "¿Es Min Yoongi con su prometido? No es una mujer." o un "El chico es bello, pero no tanto." que lo hicieron sentir observado e incluso un poco molesto; las personas también lo miraban de pies a cabeza, los omegas con envidia al notar lo caras que eran las ropas que vestía y las alfas con una media sonrisa que lograron teñir a sus mejillitas de un suave rosa, entonces pensó que su Subin ya estaría gruniéndoles a todas esas alfas, pero Yoongi no lo hizo ni una sola vez. ¿Eso significaba que no le importa?

—Alfa estúpido.

—¿Disculpa?

—No, nada. ¿Qué vas a comprarme?— Preguntó el rubio en cuanto ambos ingresaron en la tienda. En el ambiente flotaba la esencia de un tenue aroma a omega combinado con el olor a tela fina, un olor al que Jimin y su lobo parecían estar acostumbrándose.

—¿Qué es lo que quieres?— El alfa continuó caminando hasta llegar a la sección de chalecos de lana, dándoles un vistazo para decidir si comprar uno o no.

—No lo sé, no conozco de ropa.

—Buen día, jóvenes.— Una rasposa pero femenina voz saludó al par que hurgaba en el lugar.— ¿En qué puedo ayudarles?

Yoongi y Jimin observaron a la dueña de la vocesita, encontrándose con una anciana omega que tenía una gran sonrisa en su arrugado rostro.

—Buen día, señora.— El alfa hizo la correspondiente reverencia y en un instante ya estaba caminando hacia la mujer, solo que en su camino enredó sus delgados dedos en la muñeca derecha de Jimin para después halarlo consigo. Todo pasó tan rápido que el omega no pudo siquiera reaccionar hasta que el contacto comenzó a parecer quemarle la piel, pero aún así no hizo nada para cambiarlo, su omega le exigía no hacerlo. — Me gustaría que le fabricara a mi prometido un chaleco corto de la tela más fina que tenga.

—¿Un chaleco corto?— La pregunta sarcástica que salió de los labios de la mujer desconcertó a ambos hombres.— Con un omega tan hermoso sería un completo pecado el solo hacerle un chaleco, señor Min.

Jimin abrió su boquita entre sorprendido y avergonzado. ¿Acaso toda la manada conocía a Yoongi?

—¿Entonces que sugiere?— El alfa deshizo su agarre en la muñeca de Jimin y éste al notarlo quiso protestar por ello, sin embargo no lo hizo, pues tenía que mantenerse firme en su fuerte sentimiento de odio.

—Bueno, su figura es espectacular. ¿Qué tal unos pantalones de lana ajustados y una camisa blanca de seda? La camisa puede ser de cuello bajo.

Yoongi miró a Jimin y al pasar sus ojos por cada parte de la anatomía del omega la idea de la anciana no le desagradó en absoluto; el rubio era pequeño pero los pantalones ligeramente ceñidos a las piernas del omega demostraban lo gorditas y deliciosas que las mismas debían ser, sus caderas anchas eran casi tan atractivas como su pequeña cintura. Finalmente sus ojos se detuvieron en las clavículas ligeramente descubiertas de Jimin cuando un incómodo carraspeo lo sacó de su burbuja de admiración.

—¿Por qué tantas feromonas, imbécil?

El más alto sacudió su cabeza para deshacerse de los sucios pensamientos que pasaron por su cabeza repentinamente. Notó como el rubio lo miraba más que molesto y la mujer a su lado con una mueca estática.

—Vaya que huele bien ¿No, bonito?— Le sonrió con picardía la vieja omega a Jimin.

—Qué asco.

—L-Lo siento. ¿Puede tomarle las medidas mientras voy a arreglar algunos asuntos?— Yoongi se dirigió a la mujer en cuanto caminaba a la entrada de la tienda.— Vuelvo enseguida.

Y salió del lugar apresurado, dejando a la omega confundida y al lobo de Jimin disfrutando del aroma y feromonas que dejó Yoongi mientras el mismo Jimin lo regañaba despiadadamente por tal acción.

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