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Tiempo después.
Levanto la copa de vino con cuidado, para dar por cerrado el brindis y volver a dejarla en su lugar con una pequeña sonrisa adornando su rostro.
Varios meses después decidió dejar todo en manos de jade, quién durante toda su vida había considerado su mejor amiga dejando atrás sus errores, era en la única que confiaba para dejarle semejante negocio.
Y ahora, podía decir que se sentía feliz y estaba con una persona que le hacía demasiado bien, en un país que amaba cada vez más con el pasar de los días.
Tenían pensado seguir viajando por otros lugares; pero su primer viaje como pareja fue a paris.
—Gracias por hacerme vivir esto contigo, han.
—Gracias a ti, chapi. Gracias por perdonarme los errores que he cometido contigo.—Le sonrió ampliamente.
Los dos estaban sumamente seguros que no necesitaban más nada en la vida y que desde ese momento no iban a volver a separarse, porque no eran capaces de vivir sin la compañía del otro.
Ambos terminaron consumidos por el otro, casi sin siquiera darse cuenta de eso.
—No dudes nunca de lo mucho que te amo, cariño.
—Nunca voy a dudar de eso, mi amor.— Le aseguro ella agarrandole la mano por encima de la mesa.
Aun tenían mucho por lo que vivir, muchas cosas que enfrentar sobre su relación; pero estaban seguros que lo harían juntos.
Se dejaron consumir por el fuego del otro y no se arrepentían de ello.
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