39. Cartas

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"Hola,

Espero que estés leyendo todas las cartas que te he mandado en este tiempo, respóndeme por favor, Quilla quiere saber si estás viendo sus garabatos o sus fotos.

Y también espero que te estés recuperando, Sabo dice que estás mucho mejor, y no es que no le crea; pero quisiera que fueras tú la que me lo dijera, y si mandaras pruebas me serviría, ya que el gato se está poniendo más insoportable al no saber de ti; no sé como hacerle entender que esta fue también tu decisión.

Si no fuera porque me ayuda con Quilla en las batallas, hace rato que lo habría aventado al mar - ahora no sé si decir esto, afecte tu recuperación - ahora me respondo en una carta, debo estar mal yo de la cabeza también.

¡Mierda! Perdóname, mejor le pido a Robin otra hoja.

- garabatos sin sentido -

Ok, tengo que explicarme, ya que Robin no ha querido darme otra más, porque esta es la quinta versión de esta carta; y además que ya me gasté su provisión de hojas en las anteriores cartas.

Al parecer Quilla hizo de las suyas - flecha señalando los garabatos - si Robin ya no quiere darme más hojas, es en parte porque tu hija también gasta mucho.

Creo que está en su etapa de rallar en cualquier lado, podría describirte todos los garabatos que tiene Sunny como principal víctima de Quilla. Aunque la parte más afectada es sin duda la cocina, ya que Sanji le deja garabatear todo lo que quiera a esa niña; ya no puedo contenerla sola, más con un consentidor como el rubio.

Está enorme, tienes que verla cuando camina o sube y baja las escaleras, ahora me estoy arrepintiendo de haberle enseñado a caminar, debí dejarla en su silla especial, ahí por lo menos podía vigilará mientras entrenaba.

No quiero que pienses que reniego de nuestra hija - bueno sí lo hago - ¡Pero no de ese modo! Debo dejar de escribir todo lo que se me viene en la cabeza.

Reniego de que no estés aquí para verla, a veces me pregunto si fue una buena idea que te fueras; aunque ya está hecho.

Da señales de vida, aunque sé que lo estás, y debo admitir que me da miedo de que te recuperes y te des cuenta de que soy un imbécil con estas cosas.

Hago lo mejor que puedo.

Zoro"

Era la cuarta vez que lo leía en el día, no pudo evitar reírse de nuevo al imaginarse un Zoro sentado con el ceño fruncido haciendo esa escritura.

Aunque esperaba que esa imagen no hubiera desaparecido con el tiempo, pues esa carta había sido una de las últimas que había recibido antes de que el espadachín hubiera decidido dejar de escribirle. Después de ello, la única correspondencia que enviaba, solo eran fotos de su hija.

No pudo evitar soltar una pequeña lágrima al ver las fotos de su peliverde favorita pegadas en su habitación,  definitivamente estaba enorme; su foto más actual de hace unas dos semanas, se podía ver como las ondas de su cabello, llegaban hasta poco más allá de sus hombros; además de sus ojos que habían cogido más color hacia ese verde oscuro que tenía su padre y la forma de su rostro le recordaba a su abuela; aunque en las fotos donde salía con su ceño fruncido, ella podía coincidir que definitivamente era una Roronoa.

La razón por la que nunca le contestó sus cartas, era porque en ese momento, ella no tenía cabeza más que para sanar y recordarse por quién se estaba sanando, y le parecía cruel responder sus cartas con el único interés de saber de su hija e ignorando todo lo que reflejaba Zoro con respecto a sus sentimientos.

No, las cartas no contenían ninguna rima o poema de amor; es más, nunca mencionaban la palabra con "a",  pero parte de ella que lo había conocido, sabía que Zoro Roronoa estaba poniendo cada gramo de sentimiento existente en esas cartas.

Ya con la mente más despejada, podía cuestionar todo lo que había vivido en esos meses con los mugiwaras; en ese momento no podía hacerlo, parecía que su mente solo estaba despierta cuando tenía a su hija cerca, el resto del tiempo, solo estaba en piloto automático y con su mente diciéndole que estaba soñando.

Ahora que caía en cuenta, había pasado momentos con el hombre que había amado, y no podía evitar sonreír como tonta al recordar como Zoro la había cuidado a su manera, no solo a ella, sino a Quilla; su mente no estuvo presente para disfrutar el reencuentro con el espadachín, cuando antes no podía dejar de pensar en como sería el momento en que lo viera nuevamente, y él había dado toda la talla, cosa que no había podido hacer ella.

Kenshi no era Zoro, definitivamente, pero la forma de amar de él, la traía igual de tonta tal y como lo había hecho Kenshi; aunque tampoco había encontrado valor para empezar a escribirle de nuevo, no sabría como hacerlo, ella también le había hecho daño, y aunque sabía que no había sido en totalidad su culpa, no era algo que podía ignorar.

El tiempo que estuvo en ese infierno la había marcado de por vida, tanto física como mentalmente; los primeros meses de su estancia había sido una lucha de voluntades, entre la parte de su cabeza que quería pensar que Zoro la había abandonado ahí para deshacerse de ella, como la parte que sabía que también había sido su decisión. Las pesadillas surgieron cada noche y tuvieron que sedarla varias veces para que no terminara quemando todo el lugar, habían aprendido la forma de controlarla desde la primera vez que ella había entrado en crisis cuando había visto al Señor Pink, de no ser por Sabo, el ejército Revolucionario hubiera tenido que encontrar otra sede, o otro ejército.

Era tanto, que incluso tuvieron que solicitar ayuda externa para saber el estado exacto de ella.

- (Tn)_______-ya, ¿Todo bien?

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Ya sé, ya sé 😂

Cortísimo 🥺 pero lo hago por el bien del suspenso 🤫 y porque no puedo dejarles sin capítulo 💕 espero subir mañana o si no, ya será el sábado ✨

Gracias por leerme, y perdónenme si no respondo sus comentarios 🥺 pero sepan que me gusta leer sus reacciones en cada momento 😂💕

Le bajamos al drama psicológico y entramos al drama amoroso para ya cerrar con esta historia 👀💕

Lost (Zororo Roronoa x Reader)Where stories live. Discover now