41. Gloria

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Tomó una fuerte bocanada de aire antes de terminar de subir el último escalón de la escalera, al sacar su cabeza por la trampilla, observó el lugar con detenimiento; cuando estuvo allí, solo una vez había visitado el gimnasio, pero lo recordaba diferente a comparación de como estaba ahora, las paredes tenían un tono más pastel y varios juguetes se encontraban tirados a lo largo del piso, había una mesa pequeña y un estante en una de las esquinas con una variedad de cosas para niños.

- ¿Se te ofrece algo? - la mujer estaba tan hipnotizada, que se le había olvidado que seguía en la trampilla.

- Perdón - se disculpó mientras sacaba su cuerpo completamente - solo me quedé sorprendida, solo vine una vez a este lugar, pero no lo recordaba así.

- La cubierta ya no era suficiente para Quilla, y yo tenía que seguir entrenando - seguía respondiendo desde el lugar donde estaba sentado - así que Franky me ayudó a montar esto para tenerla entretenida mientras entrenaba.

- Debo decir que estoy muy impresionada - dijo empezando a caminar hacia donde estaba el espadachín - perdóname por dejarte solo con Quilla.

- Fue de mutuo acuerdo - la miró - además fui yo el que te dió la idea.

- Lo cual agradezco - se sentó en frente de él - y gracias por las fotos de Quilla, me ayudaron mucho en todo este tiempo.

- No es nada, Nami y Robin estaban encaprichadas con arreglarla para esas fotos.

- Cosa que pienso que no le gustaba, ya que en la mayoría salía enojada - ambos no pudieron evitar reír ante ese hecho.

- Sí

El ambiente se volvió tenso entre ambos, las manos de la joven empezaban a su sudar ante el nerviosismo, y el espadachín miraba a todos lados menos a ella.

- Zoro, yo... - tragó en seco - pienso llevarme a Quilla conmigo.

El peliverde paró en seco ante las palabras de la mujer, ella también se levantó por reflejo, ya que se esperaba una reacción así.

- Qué mierda estás diciendo - empezó a respirar agitadamente.

- No es lo que tu piensas, Roronoa - se empezó a acercar lentamente hacia él, a pesar de su mirada de furia - solo pienso ponerla a salvo.

- Ella ha estado bien conmigo este tiempo - masticaba entre dientes.

- Lo sé - siguió su leve camino - y de verdad, no pienso en mejor padre para mi hija que tú, pero todo esto a desencadenado un enfermo interés del gobierno mundial hacia mi - suspiró - y hacia Quilla, no quiero que le suceda nada.

- Esos idiotas le tocan un pelo a mi hija y los perseguiré hasta el infierno - amenazó - pero puedo protegerla estando conmigo cerca.

- Tengo un mejor lugar - empezó empezó exponer - y es un lugar que conoces.

- No la vas a alejar de mi.

- Esa no es mi intención, Zoro - tomó sus brazos que estaban cruzados y los acarició - de verdad no creo que Quilla haya estado en mejores manos que las tuyas, solo tengo miedo de que le pueda pasar algo.

- Tiene a sus dos padres para protegerla - seguía con su ceño fruncido.

- Sí - dijo mientras enredaba sus brazos alrededor del torso del peliverde y apoyaba su cabeza en su pecho - pero personas como nosotras no podemos estar alejadas de nuestra esencia tampoco.

Zoro se resistía al tacto y calor de la mujer, pero no era inmune, así que rodeó con un brazo el cuerpo de ella y la pegó más a él.

- ¿A qué te refieres?

Lost (Zororo Roronoa x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora