CAPITULO 27: "¡Sorpresa!"

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—¿Es verdad que Nathaniel Anderson está vivo? —dijo y me quede paralizada

—Perdona, ¿que dijiste? —pregunté cuando me giré hacia la persona que me preguntó

—¿Tú hermano Nathaniel, está vivo?

—Mi hermano Nathaniel falleció en un accidente hace tres años, eso imagino que lo sabéis ya todos, así que no quiero volver a escuchar esta pregunta, aquí se termina el tema o terminaré en la policía y poniendo denuncias —termine de decir al micrófono que me pusieron para después alejarme y seguir caminando junto a Jayke

(...)

Es el cuarto día de universidad y ya me quiero morir, debo estudiar y mucho, resulta que tengo un examen de leyes y entregar otro trabajo, sé que puede no ser mucho pero... ¿estudiar muchísimas leyes? Eso cuenta como por lo menos cinco exámenes o más de instituto.

La clase está apunto de terminar y estamos recogiendo las cosas para salir.

—Chicos, acordarse, mañana es el examen y hay que entregar el trabajo —dijo y yo termino de recoger antes de salir del aula

—¡Katherine! —me llama Jayke y lo miro —¿Qué tal las clases?

—Es un agobio, tengo un examen difícil mañana y un trabajo que entregar ¿y tu?

—Bien, aún que estresado por los estudios también. Debo irme a entrenar, ¿te veo después?

(...)

Es por la tarde y me encuentro en la biblioteca estudiando, estoy sola, resoplo, llevo aquí ya dos horas, miro alrededor y hay gente estudiando también y yo memorizo lo que estudié, siendo sincera me lo sé pero tengo miedo de suspender.

—Hola —me dice alguien y levanto la vista, es un chico alto, pelinegro, piel blanca, ojos intensos marrones y va vestido en traje

—Hola —digo antes de centrarme otra vez en mi libro pero el no se mueve y levanto la vista otra vez —¿Quieres algo?

—¿Katherine Anderson, verdad?

—La misma, ¿quien es usted?

—¿Necesitas ayuda? —preguntó pero yo lo mire no entendiendo nada —Déjame presentarme, Austin Thorne, abogado —me entrega una tarjeta y su nombre me suena, hasta que termino por rodar los ojos

—¿Fred Anderson te envía, no?

—Exacto —el es uno de los abogados de mi padre —¿Puedo? —señala a la silla de mi lado

—Claro, pero no necesito ayuda, gracias.

—Déjame ayudarla señorita, un poco de ayuda para estudiar no le hará mal

—Ya me lo sé —le dije

—Entonces le haré preguntas y usted me responde —lo mire —No se lo tome a mal, solo hago mi trabajo, soy abogado de su padre e hijo de un amigo suyo y él quiere que apruebe este examen y yo quiero ayudar

—Está bien —termine aceptando

La siguiente hora el estuvo haciéndome preguntas y yo respondiendo, tengo que mejorar en algo pero lo que iba respondiendo estaba bien.

—Gracias —respondí y lo abracé agradeciéndole, le iba a dar un beso en la mejilla pero él gira su cara por lo que me termina por rozar los labios por lo que lo empujo para que se separe —¿Que te pasa?

OSCURO DESEO Where stories live. Discover now