Jackson, la sirena que abandonó todo para buscar la cura de su letal maldición antes de que esta lo destruya.
Taehyung, el Taoxiû que deberá enfrentar un largo proceso de sanación y aceptación para poder ser el Dios terrenal.
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TAEHYUNG'S POV
Un corazón roto, un órgano palpitante en mi pecho que me aseguraba que aún estaba con vida cuando en realidad en su partida sentí que una parte de mí se había ido con él, fue ese momento en el que mi mundo perdió todos esos brillantes colores haciendo mi panorama más apagado y carente de sentido. ¿Qué es lo peor que podría pasar una vez que se pierde el amor de tu vida? ¿Qué tan bajo podría este cuerpo caer para entender que la vida era una constante batalla que pisoteaba a los más desafortunados? Simple, la existencia de un ser en especial, aquel que arruinó mi vida desde su creación, Kek, el siniestro y mundano lado de Kim Taehyung estaba justo frente a mi puerta.
Kek había venido a visitarme sin ningún guardia que asegurarse su integridad un día después de que pude salir de cama después de una depresión severa que causó la invalidación de muchas de mis tareas diarias básicas, depresión que me mantuvo en cama por días, semanas o quizás meses. Por lo que el haber recuperado algo de fuerza para ser mínimamente independiente y verlo justamente a él ese día me hizo considerarlo un idiota. Un idiota que hizo un acto muy estúpido viniendo por parte de alguien tan controlador. Por lo que no me tomé la decencia de ocultar mi sorpresa y mi desprecio en mi semblante, quería dejarle a entender que lo que había hecho no tenía perdón por nadie, quería hacerlo sentir aunque sea un poco más miserable de lo que ya lucía, quería tantas cosas. Pero entre ellas, volverme a encontrar con el idiota que torturó al que fue una vez mi esposo no era parte de ellas. Es más, aseguraba que entre los cadáveres que Hyesung tuvo que encargarse, Kek formara parte uno de ellos. Por lo que verle con vida me hizo sentir decepcionado.
—Veo que el refrán "Yerba mala nunca muere" es cierta —escupí con amargura, tomando el pomo de la puerta dispuesto a cerrársela en la cara.
—Me alegra que estés bien, Taehyung. —Solté un bufido en respuesta.
—Deja de lucir como político en campaña, tu falsa educación no funciona conmigo, y para ser honesto, ver tu cara me causa nauseas.
—Oh, que terrible situación, entonces debe ser difícil para ti mirarte al espejo ¿Verdad? —provocó el pelinegro, ganándose una mirada de rencor por mi parte.
—Solo habla, idiota, no tengo tiempo. —«Y si lo tuviera, tampoco lo desperdiciaría contigo», pensé chasqueando la lengua.
—Dudo que tengas algo importante por hacer ahora, tus hijos no están en casa, tus padres salieron del país y Hyesung quizá esté en algún lugar remoto. —Hizo una pausa mientras se apoyaba en el lumbar de la puerta—. Estás solo... Así que dispones de un buen tiempo.
—¿Y piensas que voy a invertirlo en ti? No gracias. —Kek soltó un pesado suspiro para mirar del pomo de la puerta a mi rostro detenidamente.
—Tenemos que hablar.
—¿Hablar? ¿Estás hablando putamente en serio? —Kek asintió con firmeza—. No tengo nada que hablar contigo, Kek, eres tan...
