Jackson, la sirena que abandonó todo para buscar la cura de su letal maldición antes de que esta lo destruya.
Taehyung, el Taoxiû que deberá enfrentar un largo proceso de sanación y aceptación para poder ser el Dios terrenal.
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Taehyung y Hyunjin fueron al restaurante que se encontraba frente a la playa ya que esta quedaba a unas tres cuadras del hospital del presidente: Hospital United of Marine's Lifes Center. Consiste en una unidad especializada en las sirenas donde son atendidas y estudiadas para el bienestar de estas. Era considerada una de las clínicas más importantes de Asia en la que talentosos doctores de dicho continente ejercían su labor en esta creando alternativas para la vida marina de las especies humanoides como demás seres vivos en el mar.
El ser participe en ello hacía sentir al inmortal más cercano a su sirena a pesar de no haber recibido alguna señal de vida de su parte, ni de sus hijos se había contactado para dar alguna noticia respecto a si el ritual había funcionado, lo único que le mantenía tranquilo del bienestar del castaño era como del vínculo aún después de haber vuelvo a la vida no le daba ninguna información importante pero si la suficiente para no rendirse ante la espera de su pareja. Por otro lado, Hyunjin conforme pasaba el tiempo sospechaba que en la vida de su colega había un amor que desafiaba su entrada en esta, pese a eso, se negaba a rendirse, aún cuando desconocía la historia que tenía oculta y con quién se estaba enfrentando no pensaba dar brazo de torcer porque realmente le interesaba tener algo serio con Kim Taehyung. Tenía un ego alto y estaba seguro que fuera quien fuera esa persona no sería una dura competencia para su persona.
Este aún recordaba esa tarde lluviosa en la que había decidido confesarle sus sentimientos en aquella sala de descanso, preparó su discurso desde hace algunas semanas atrás e incluso reservó una mesa en el restaurante que habían habían quedado por primera vez en aquel ordinario restaurante que contaba la clínica, sin embargo, no tuvo respuesta ya que alguien interrumpió su plan arrastrando a Taehyung a una operación que duró toda la noche. A partir de entonces ese tema nunca se tocó hasta ese momento, ya que Hyunjin pensaba refrescar la memoria del Taoxiû para pedirle una oportunidad.
¿Estaba nervioso? ¡Por supuesto! Sus inquietas piernas se movía con rapidez dejando más que claro su estado eufórico, pero esa sensación momentánea era completamente opacada a los sentimientos que sentía, necesitaba expresarlos o quizás perdería la cabeza ese día.
Mientras almorzaban en una animada charla donde el tema principal predominó sobre el trabajo el menor apreció la manera que las largas pestañas del pelinegro se batían en cada parpadeo y la forma que se lamía los labios cada que tragaba una bocanada de comida, cuando sus ojos se encontraron Hyunjin apartó la mirada sintiéndose bastante intimidado por su oscura mirada. Por más tiempo que pasaran junto no lograba acostumbrarse a esa encantadora mirada.
—¿Qué? —preguntó Taehyung, con una sonrisa divertida en sus labios al notar las rojas orejas de su compañero.
—Nada, nada.
—¿Cómo va tu labor en la zona de los paciente mayores? —Hyunjin arrugó su nariz en respuesta haciendo reír al contrario—. Me imagino que no tan agradable.
