Capítulo 3 - Tragedia Después del Encuentro.

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personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

una vez más se despertó, podría decirse que un día común y corriente, uno demasiado normal.

-¿meláscula-chan?.- fue la primera cuestión que se hizo, buscando bajo la sábana no encontró nada más que fragmentos de aquel calcinado miasma. No había nada más sobre la tela, no había un rastro alguno que le afirmara que ella permaneció toda la noche en ese lugar.

-tal vez esté en la ventana...- pensó y se levantó, si era así ella debería estar aburrida y muy seguramente quería desayunar. Así se levantó decidido a hacer algo de comer, pero no se vio capaz de hacerlo, porque la madera de aquel marco también estaba vacía.

La figura de la chica no estaba reposada ahí mirando a la lejanía como los días anteriores, no estaba en la cama que preparó para ella ni mucho menos en los alrededores u otro sitio, se había esfumado, se había marchado y obvio se preocupó por tal escenario que se presentó.


-dónde ha ido melascula-chan?- se cuestionó. salió de su hogar y corrió por los senderos más cercanos, subiendo a las colinas que rodeaban su casa, atravesando los cultivos y surcando los cielos esperando poder encontrarla solo con sus ojos, porque eso es lo único que tenía para dar con su paradero ya que en ese mundo no puede sentir presencias, no puede grabar el ki de alguien en su memoria, tal vez por eso no sabría con certeza si aquella demonio tenía malas intenciones. -ella no debería salir en ese estado!.- pensó con fervor, pero no importa cuanto la buscase, no la encontraría.


terminó por regresar. un hogar vacío, la podía recordar perfectamente sentada o recostada en el marco de la ventana junto a la puerta, una demonio cuyos ojos oscuros lo señalaban y se apartaban rápidamente, alguien que dice disfrutar de su comida e incluso duerme con él, tal vez sentir esa compañía fue lo que le hizo despertar esa necesidad de tener a alguien, no pudo evitar compararla con el sentimiento que su hogar trae, no este, si no el de su mundo.

 sintió un vacío total, una sensación que emergió de la nada y le hizo sentir incómodo porque aquella pequeña casa pasó a tornarse un tanto más grande, notó que había mucho menos silencio que los días anteriores, no tenía vendajes que cambiar y no debería preocuparse por un segundo plato de comida, de ir por el pueblo por crema medicinal u otra poción. Y así fue como comprendió que en días que podían contarse con los dedos de una mano había salido de su rutina, de pasar un día tras otro esperando en soledad, esperando un rescate que tal vez nunca llegaría a poner algo más de atención a lo que ese mundo puede ofrecer.

-como sea, Meláscula-chan no puede permanecer así de esa forma, necesita ayuda!.- llevando su mano a su barbilla pensó, en eso sí tenía razón, el estado de aquella demonio no le permitiría estar bien de ninguna manera, pero ¿como ayudarla si antes no pudo hacerlo? y menos ahora que desapareció completamente. -un momento...- susurró. Claro que había una salida y con desesperación buscó el anuncio que había guardado, un deseo, un deseo que podría ayudar a la chica antes de que todo fuera tarde.

-hoy es el día, tal vez esos demonios puedan ayudarme.- no lo pensó dos veces, inmediatamente buscó una bolsa y guardó lo que podría ser más importante en ese repentino viaje que tomaría en ese instante. -no sé dónde quedan esas tierras, tendré que preguntar primero en el pueblo.- razonó, ahora más que nunca se lamentaba haber permanecido alejado a todo y luego de ello salió de su casa emprendiendo vuelo antes de que el tiempo se terminase.


pero en realidad él era el único quien se tomaba las cosas de esa manera, porque para Meláscula eso podría considerarse un tema pasado, su estancia conviviendo con un humano es algo que debería olvidarse de ahora en adelante y cuanto antes, sin dejar rastro alguno para evitarse comentarios o burlas de sus compañeros.

Amor Entre Mundos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora