Capítulo 4 - Confrontación.

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personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

-vete.- como si lo que hubiese hecho fuera de admirar clamaba, gritaba como si él hubiese brindado alguna ayuda cuando no era más que el verdugo de su amiga demonio, Meláscula yacía sin vida a sus pies.

si, él podría ser un extraño, no obstante no era alguien que trajese malas intenciones ni mucho menos estaría al tanto de la situación porque él también tenía graves problemas con los que lidiar, vidas que proteger y batallas que librar. Él era un ladrón, el zorro inmortal de la avaricia que jusgado por el atentado contra el bosque del rey hada se le consideró como un criminal y fue cuando le otorgaron aquel título, uno de los siete pecados capitales que ahora quería salvar a su capitán, pero si bien se encontraba en una encrucijada, la realidad era que el problema mayor se daría por haber matado a tan detestable diablesa porque el guerrero habría despertado y ban como debería llamarse se dio una idea cuando aquella fuerte mano le sujetó en un movimiento demasiado rápido aprisionando su cuello, pudo ver odio en esa mirada y como el resto comprendió que no era alguien normal.

-¿qué hiciste?.- le preguntó, podía ver sus dientes apretarse con fuerza ante la impotencia de ver a esa chica morir cruelmente por esas manos. -¡por qué lo hiciste!.- reclamó para sorpresa de los demonios, el pecado y aquellos que desde la lejanía observaban anonadados y antes de siquiera permitirle responder arrojó al pecado capital contra las montañas más cercanas demostrando la inconmensurable fuerza que se esconde en ese cuerpo carente de poder mágico y cuando las colinas de roca sólida se destrozaron brutalmente hizo comprender a los demonios que no era alguien para tomarse de burla.

-¿qui-quién es este humano?.- monspeet habló, no pudo evitar sorprenderse ante tal muestra de poder físico, no era un humano que hayan visto antes eso estaba más que claro.

-ya basta de interrupciones.- la voz del hijo menor del rey demonio se alzó en medio de la calamidad presentada, sin darle importancia a las heridas de Meláscula ni al humano que parecía ser más fuerte de lo normal.

-si piensan silenciarlo háganlo ahora.- complementó el mandamiento de cabellera plata, completamente ajeno a lo que a sus alrededores pasaba porque su atención total aún se centraba en meliodas.

y a sus órdenes aquella bella mujer de cabellera rubia decidió obedecer dejando a monspeet jugando con su bigote despreocupadamente como si supiese cuál sería el resultado, no obstante sus predicciones eran completamente erróneas y solo bastó de un solo movimiento para que se alarmase, porque a pesar de que la inconmensurable fuerza de la diablesa se descargó sobre ese hombre, en realidad no le movió ni un solo centímetro a pesar de que los alrededores se agrietaron en miles de fisuras.

-¡¿qué?!.- cualquier otro humano ya habría perecido ante solo un combo de su poder y que esta criatura se haya mantenido de pie con total calma le tomó por sorpresa.

le señaló con esos ojos, unos ojos distintos a los que pareció ver momentos atrás, pues esos eran tan negros como la noche más oscura, pero estos parecían asemejar a una bella esmeralda, una retina que solo desprendía odio y más odio, luego de eso recibió el golpe que le trajo de regreso a la realidad, uno que causó igual o mayor destrucción que aquel que se descargó en el pecado de la avaricia.

-¡Derieri!.- inmediatamente se preocupó al ver ese golpe abalanzarse a la mujer que ama en secreto, el aire se tiñó de una nube rojiza producto de la sangre que se liberó del puñetazo y eso solo le hizo enfadarse. -maldito humano...- masculló y su poder mágico comenzó a hervir de su cuerpo.

-me estorbas.- comentó a la mujer que envió a estrellarse contra las montañas, no pensó en corresponder el agresivo gesto, pero qué esperar cuando su corazón desborda odio e impotencia, no tenía percepción alguna de lo que a sus alrededores pasaba, solo podía ver el cadáver de la chica que consideraba su amiga, no podía evitar sentirse miserable por no haber podido hacer nada. -meláscula-chan...- susurró y pensó en dejarse caer de rodillas, no obstante no tendría oportunidad de hacerlo en ese momento, porque la incandescente ave voló hasta él con intenciones totales de golpearle.

Amor Entre Mundos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora