Capítulo 6 - Llamado.

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personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad, créditos a sus respectivos creadores.

los platos se chocaron levemente contra la madera al momento de ser servidos. El aroma era transportado por la calidez que de los alimentos desprendía, agradable al olfato que haría poner ansioso a cualquier paladar, sobre todo a esa hora del día porque era la primera que juntos compartían.

-tu comida es rica.- sin agradecer de antemano sus fauces degustaron los alimentos en el momento en que frente a ella se encontraban, no debería presentar buenos modales, después de todo él tampoco es que los haya tenido en un principio, pero era curioso ver esa escena a través de sus ojos e imaginarse a su disgustada esposa molestarse por cómo comía o por las cantidades absurdas que consumía porque en pocas palabras era mantenido por ella la mayoría del tiempo, pero eso no significaba que no sintiese felicidad, después de todo Meláscula era la primera que halagaba su cocina.

-gracias...- ofreciendo una sonrisa dijo antes de desayunar.

tener a alguien consigo era agradable, desde hace ya varios años vivió lo más alejado posible durante porque así debería ser, pero desde que esa demonio llegó a su vida todo había cambiado de alguna manera y comprendía el mal que la soledad puede traer.

Pero había algo que aún rondaba por su mente, una pregunta que por más que le diese vueltas no llegaba a encontrarle una respuesta, pues ella habría regresado y eso no tenía sentido, después de todo era verdad que la chica no necesitaba nada de él y lo sabía porque sus heridas se habían marchado y todo su sufrimiento ya habría desaparecido.

-¿qué pasa?.- la voz femenina le sacó de su mundo y le trajo a la realidad, podía verla con la boca llena mirándole confuso. -acaso me dejarás comiendo sola?- indagó ante la extraña actitud del joven quien sonrió nerviosamente y rascó su cabeza.

-no, tengo mucha hambre.- contestó y dejando todo pensamiento de un lado comenzó a devorar el desayuno, tal vez ella se iría luego y todo terminaría, sin embargo en la mente de la diablesa no todo era de esa manera y aunque diría le agradaba estar con él, la realidad de su visita era otra.



horas antes...


-no puedo creer que las tropas del rey demonio sucumbieran ante el poder de un humano!.- con rabia el hijo menor exclamaba a medida que  su espada destrozaba todos y cada uno de los corazones de su hermano mayor. -la humillación que nos causó no puede ser perdonada!.- la rabia que le consumía apenas si era descargada con cada tejido que destruía, cada órgano que arrebataba la vida de su hermano meliodas.

todos escuchaban los delirios del hijo mayor, la sangre que se derramaba de su cuerpo y la embestida que el metal causaba en su piel, pero de alguna manera la muerte del traidor no les llenaba, no traía esa sensación que la venganza debería llenar en lo más profundo de su ser, contrario a eso solo se sentían miserables.

-eso solo complica las cosas.- Grayroad comentó a sus compañeros que prestaron atención. -aunque meliodas haya sido derrotado, ese humano se interpone entre nosotros y la invasión de britannia, porque nada nos garantiza derrotarlo, es claro que los mandamientos no funcionan en él.- explicó con lo que pudo observar.

-a qué te refieres con eso?.- de forma aburrida monspeet preguntó a las palabras sin sentido que su compañero expresaba.

-es obvio que no se afectó cuando se enfrentó a estrossa ni cuando le dio la espalda a zeldris.- contestó, pero esta vez dirigió sus múltiples rostros a la joven demonio que desvió la mirada, sabía que en cualquier momento lloverían las preguntas. -a pesar de que su enojo era evidente, y todo a causa de Meláscula.- declaró causando que las miradas de sus compañeros la señalaran, incluida la del menor que con solo esa retina solicitaba muchas explicaciones.

Amor Entre Mundos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora