Capítulo 17- Verdad.

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personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

Podía escucharse desde aquella mañana el canto de las aves anunciando el amanecer, sus ojos ahora violetas como un campo de lavandas se despertaban perezosamente, entregándole un despertar que dejaba atrás opciones de creer lo que pudo ser un mal sueño, porque podía ver a través de ellos una vez más.

-humano... tengo hambre.- le habló, quería decir su nombre pero simplemente no podía, le era difícil después de haberse acostumbrado a referirse de él de esa forma, aunque eso no parecía molestar al hombre con quien vive, el hombre que le había tratado tan bien ahora solo bastaba de verle para desbordar de felicidad.

-solo cinco minutos más...- habló con claro cansancio y tomó a la chica aún entre sueños y le acercó a él otra vez. -meláscula-chan es muy cálida y suave...- dijo abrazando a la mujer que sonreía avergonzada con un tinte rojo sobre sus mejillas. 

-lo-lo dejaré pasar por hoy, puedes dormir un poco más...- dijo tratando de mostrarse dura, pero la realidad es que no era de esa forma y no importaba si eso se repetía cada mañana, preferiría estar de esa manera.


-así que eso pasó con el rey demonio...- sentada una vez más sobre el marco de la ventana terminaba de escuchar lo que ayer había pasado.

-así es, tuve que golpearlo con fuerza y luego se fue de ese cuerpo, debiste verlo, tenía una cara totalmente asustada.- dijo el chico preparando la mesa para servir el desayuno.

-yo también lo habría estado, eres más fuerte que él y eso que todos lo consideraban un dios con la deidad suprema.- dijo y voló hasta sentarse en el comedor, su estómago rugía débilmente, el aroma de la comida de gokú era cautivador.

-la verdad es que dicen que no tenía su fuerza completa, además los siete pecados capitales colaboraron, de no haber sido así lo habría terminado matando.- poniendo un par de panes acompañó la bebida caliente junto al par de huevos fritos y tocino.

-así que esa basura también te ayudó, aunque no me importa que meliodas desapareciese también.- con un sonrojo en la punta de sus mejillas se acercó y olfateó el desayuno, podía verse radiante de felicidad y eso le cautivó al joven, quería que así estuviese siempre.

-la realidad es que sin meliodas tu miasma se deteriorará.- exclamó el chico y eso llamó la atención de la pelirosa que le miró directamente.

-tiene que abastecerte de poder mágico para que eso se preserve y puedas mantener esa forma...- explicó y ella se quedó en silencio, pero momentos después levantó sus hombros y siguió comiendo sin preocupación.

-ya me lo veía venir.- comentó ella. -la verdad es que ya no tengo el mandamiento y no estoy atada a nadie, podré estar contigo para siempre.- ella dijo con un poco de vergüenza, tanto que desvió la mirada.

la realidad era que todo lo que había sucedido parecía haber quedado atrás, pero no era así, gokú sabía algo que debía aclarar con la chica antes de que sea tarde.

-también supe... que tu deseo era tener un cuerpo propio para tí...- confesó el pelinegro y eso sí que alarmó a la demonio, pues no supo cómo esa información fue a parar a los oídos de gokú. -tal vez pienses que me molesta lo que eres o como creas que te vez, pero no es así.- obvio a gokú le costaba decir esto ya que en toda su vida no se le habría presentado algo así, de hecho podría decirse que Meláscula era la primera en inspirarle a actuar de esa forma. -la verdad es que mientras tenga a meláscula-chan, no me importa el resto... no sé si pienses de igual forma.- explicó en voz baja y ella supo a lo que se refería.

Amor Entre Mundos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora