Capítulo 33: Luo Binghe es fiel a su palabra.

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Advertencia: Violencia al final.

En las últimas semanas, Shen Jiu decidió matar el tiempo en la biblioteca del Palacio Huan Hua. Aunque está tan cansado que apenas puede, tener un propósito lo hace sentir mejor. En los peores días, toma un libro al azar y trata de concentrarse (no siempre tiene éxito). En los pocos días con más energía y determinación, Shen Jiu investiga cómo proteger su mente de los poderes oníricos de Luo Binghe.

Esa mañana, She Jiu intenta concentrarse a pesar del cansancio y el dolor de cabeza después de otra noche de insomnio. Lo está intentando, pero el insomnio lo atrapa sin que él pueda evitarlo. Y después del desastroso incidente del té medicinal, Shen Jiu se negó a recibir ayuda.

Se pone rígido al oír pasos que se le acercan. Los sirvientes son más silenciosos y Luo Binghe mucho más ruidoso. Esos pasos intermedios solo pueden pertenecer a una persona que no quiere ver ni hablar. Cuando Mu Qingfang aparece detrás de una estantería, Shen Jiu lo saluda con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres?— Le gruñe, listo para controlar la conversación.

El sanador suspira resignado. Las ojeras que marcan sus ojos son aún más grandes y está tan pálido como si no hubiera visto la luz del sol durante un mes. Y tal vez sea cierto.

—Me voy, Shen-shixiong. Hoy he venido a despedirme—

Shen Jiu mantiene su expresión indiferente, aunque algo dentro de él se retuerce entre el alivio y la decepción. No debería sorprenderse. Está condenado a estar solo.

Molesto, Shen Jiu le da la espalda para seguir leyendo. Finalmente ha encontrado un libro útil y concentrarse ya es difícil para distraerse también.

—Shen-shixiong, he ayudado a estabilizar el cuerpo de Shen-ershixiong para evitar que se pudra. Pero eso no cambiará el hecho de que ese cuerpo está muerto—

—Lo sé— gruñe con acidez.

Es por eso que odia estar solo con Mu Qingfang. Todavía trata de convencerlo de que Shen Yuan está muerto y nunca regresará; que las semillas de la flor del rocío del sol y la luna son una fantasía de su mente afectada por una desviación del qi.

A veces, Shen Jiu se pregunta si tiene razón.

Y esa es una perspectiva aterradora.

—Si lo sabes, ¿por qué no evitas que Luo Binghe continúe con su locura?— La voz de Mu Qingfang refleja su agotamiento.

Shen Jiu lo ignora.

—Él sigue siendo tu discípulo—

—Él no es—

Mu Qingfang suspira. Y parece que se le está acabando la paciencia.

—Hablaré con Zhangmen-shixiong—Lo dice como si fuera una amenaza, pero solo consigue que Shen Jiu se ría. —Shen-shixiong, tu mente no está clara. Debemos tratar tu desviación de qi y Luo Binghe ... él es peligroso e inestable—

Molesto, Shen Jiu cierra el libro y se vuelve para mirarlo.

—Mi mente estaría mejor si todos dejaran de estresarme—

Mu Qingfang sostiene su mirada sin permitir que su estado de ánimo lo afecte.

—Necesitas ayuda, Shen-shixiong—

—¿Qué quieres, Mu-shidi?—Casi grita, frustrado porque todas sus conversaciones siempre terminan en el mismo callejón sin salida. —Nunca me escuchas. No le crees a Luo Binghe, pero lo has ayudado a preservar un cadáver inútil. No me crees, pero insistes en fingir que te importa ...—

Hermano EncontradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora