Otra ayuda

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El mexicano había entrado por la ventana a la casa del estadounidense

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El mexicano había entrado por la ventana a la casa del estadounidense. Tenía años sin verlo, o hablarle, no tenían una buena relación por una discusión que tuvieron, pero eso ya no era de importancia, siempre peleaban y la mayoría de las veces eran por tonterías.

Venía con claras intenciones de molestar, dándole la noticia de que enamorado del dulce y guapo canadiense.

No creyó que sus planes cambiarían al ver al dueño de la casa tendido en el suelo de su habitación.

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Mex- ¡¿Pero que mierda te pasa?!

Grito al estadounidense que descansaba en la cama. Este había despertado hace unos minutos después haber permanecido inconsciente por dos días.

USA- Mex, esto no te incumbe, así que te pediré que te vayas de aquí. - Seguía mareado pero logró sentarse para hablar con el mexicano.

Mex- ¡¿Irme?! ¡Tas pendejo! - Sentenció con firmeza, mirando retador al menor. - Yo me quedaré aquí hasta que te repongas, estas...estas tan flaco. - No pudo evitar sonar triste con la última palabra. Sabía que era su culpa.

USA- Yo...no estoy flaco,estoy... gordo. - Aún trataba de sonar rudo, pero el asco que se tenía a si mismo le hizo bajar la voz.

Mex- Lo siento. - Abrazo repentinamente al de estrellas, sosteniendolo con cuidado, y al mismo tiempo con fuerza al pensar que lo alejaría. - Enserio lo siento wey, yo...Yo creí que...nosotros sólo lo decíamos para molestar, pensamos que era como un juego de apodos. - Cada vez se aferraba más a la espalda del menor susurrando aquellas palabras en su oído. - Por favor, perdóname.

Sólo pudo corresponder al abrazo, aferrándose de igual forma mientras las lágrimas salían de a poco junto con los sollozos desgarradores que su boca producía.

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Mex- ¡¿Pero mira que tenemos ahí?! - Le dio una nalgada a su vecino, que ahora lavaba los platos. - ¡Ese trasero regresó!

USA- ¡M...Mex! - Golpe al mencionado lanzando la esponja enjabonsda a la cara.

Mex- No te pongas así, gringito. - Se quito el jabón del rostro, agradeciendo que no le cayó nada en los ojos. - Mejor sonríe, cada vez estas mejorando más y más. - Señaló su boca mientras sonreía ampliamente, cerrando sus ojos con alegría.

El menor asintió con las mejillas rojas, sintiendo nuevamente el revoloteo que pensó ya no sentir, y menos nuevamente con el mexicano.

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USA- Si sigo comiendo lo que preparas voy a terminar engordando se verdad.

Mex- ¿Crees que tu trasero se vuelva más grande?

USA- ¡¿Podrías dejar de pensar, hablar y tocar mi trasero cada 5 minutos?!

Mex- Perdón, es que es demasiado sexy. - Dijo de manera lasciva y mordiendose el labio inferior, cayendo en cuenta de que lo fijo en voz alta cuando vio el enorme sonrojo del menor. - Di...digo lindo, no...eso no, bueno si eres lindo pero no por tu trasero, o...ósea si es lindo, pero tus ojos y boca...ay no ya la cague de nuevo, es que yo...meteme un putazo para callarme por que si no...

Unos labios se le adelantaron, evitando que siguiera hablando sin saber que decía.

Fue corto, sólo un par de segundos que le aclararon las cosas a ambos, desvaneciendo las inseguridades de hace semanas.

USA- Perdón. - Se había separado del beso, pero aún seguía cerca del mayor. Tan cerca que sentía su respiración chocar con sus labios. - Se que dijimos que ya no lo volvería a hacer, pero...

El mexicano lo volvió a besar, seguido de verlos besos pequeños por todo el rostro, que calmaban la angustia del estadounidense.

Mex- Al diablo lo que dijimos. - Lo tomo de sus mejillas para ver sus ojos, esos que tanto le gustaban, y lo hacían enamorarse de el cada vez más cuando los miraba. - Ya no puedo estar sin ti por más tiempo.

USA- Yo tampoco. - Sonrió alegre al sentir más besos por parte del mexicano que lo hacía agacharse para besarlo.

Mex- Te amo, gringito hermoso, estrellita de mi vida, y pedacito de tierra con patas. - Suspiro, riendo por el sonrojo del contrario al decir el apodo meloso que tenían cuando antes salían.

USA- Ya, ya, yo también te amo, aunque seas un idiota. - Sonrió por el puchero que hizo el mayor, sabía que quería que lo llamará como antes solía hacerlo. - Enserio te amo, mi aguilita hermosa.

Ambos sabían como terminaría. Era una historia de nunca acabar. Tan felices al comienzo, que era imposible para los demás creer que terminarían enojados hasta golpearse, como siempre habían hecho. Pero siempre atesoraban cada hermoso momento que pasaban juntos, y nunca se arrepentirán de volver a intentarlo con la esperanza de que está vez las cosas funcionarán.

El maldito cuento de nunca acabar de los novios que regresan y terminan.

Si se pregunta por Rusia, el hubiera seguido como si nada, aun molestando a USA, hasta que en algún momento México los juntara ya que se lleva muy bien con Ucrania y este le había pedido de favor que ayudará a Rusia a hacer amigos. Se volverían buenos amigos, tanto que USA le contaría los problemas que tenía con mex. Eso combinado con la cercanía que comenzaban a tener, se convirtió en una tensión muy grande entre ellos.

Hasta ahí, por que siento que esto da como para segunda parte.

vale madre Where stories live. Discover now