flores amarillas

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Sabía que Rusia era amante de las flores, se lo había comentado casi cuando empezaron a salir, le había llevado un ramo de flores y le explico el significado de cada una. Todavía recordaba su rostro iluminado al estar hablando de uno de sus temas favoritos.

Tal vez el no sabía sobre el lenguaje de las flores tan querido por su ruso, pero recordaba haber visto a los latinos regalar flores amarillas en ciertas fechas: 21 de marzo y 21 de septiembre. Y al ver que Canadá había recibido un ramo de tulipanes amarillos por parte de México, se le ocurrió la idea de sorprender al menor con un ramo de margaritas. Pero estamos hablando de USA, no iba a regalar un simple ramo, por eso ahora tenía en sus brazos un enorme ramo de margaritas blancas, rosas, blancas con rosas y por supuesto amarillas.

Odiaba tener que esconderse para ver a su novio, y odiaba estos momentos en que quería darle un detalle (enorme) que era difícil de esconder. No le molestaba que alguien lo viera dándole detalles al menor, le encantaba dejar en claro que amaba a Rusia con toda su alma, pero este solía ignorarlo o aminorar su muestra de amor cuando alguien estaba cerca. Le encantaba ver sus ojos llenos de felicidad y escucharlo decir lo feliz que le hacía estar con él.

Espero por varios minutos a que el soviético saliera de su casa acompañado del kazajo. Eran raras las oraciones en que se veían en la casa del ruso pero está vez lo ameritaba, Rusia no podía llegar con el ramo sin ser interrogado y era mejor que fueran directamente a su cuarto y procurar que su padre no entrara.

Corrió en cuanto el padre y el hermano del ruso dieron la vuelta para desaparecer de su vista. No hizo falta tocar la puerta, Rusia se había adelantado y ya lo estaba recibiendo en la entrada con una sonrisa la cual desapareció al ver el enorme ramo.

El ruso lo tomo del brazo y lo hizo pasar hasta su cuarto, no dijo ni una sola palabra, pero se le veía preocupado.

Cerro la puerta por si su padre llegaba y decidía irrumpir en su cuarto. Cuando se sintió seguro volteo a ver al mayor con seriedad y un poco de molestia.

USA- ¿No te gustaron? - Si, estaba desilusionado, no esperaba esa reacción, sino todo lo contrario.

El ruso suspiro para calmarse. No quería tratarlo así, se sentía culpable y un mal novio por ver la expresión de tristeza en aquellos ojos que apenas y lograba ver por los lentes de sol.

USA- Yo...bueno, es tradición regalar flores amarillas este día, y también busque el significado de las otras flores, pero si no te gustan estás puedo...

Rus- No es eso, ame. - Interrumpió para no sentirse todavía más culpable. Pero aún así no podía dejar pasar eso. - No voy a recibir flores amarillas, soy algo supersticioso.

USA- ¿Que no significaban que quería pedir tu mano?

Si, ese rostro completamente rojo era el que esperaba, por eso amaba estar a solas con el ruso. Recordaba cada expresión de cada coqueteo que le había hecho.

Rus- T...tal vez eso significa en otros países, pero en Rusia es al revés. - Se sentó en la cama tratando de ignorar la mirada que el americano le daba, como si se burlara de su rostro sonrojado. - Es como si estuvieras terminando conmigo o trayendo mala suerte y discutir hasta terminar.

USA- ¡¿Que?! ¡¿Por qué no me dijiste eso antes?! - Grito mirando el ramo de flores, no había muchas amarillas así que las comenzó a quitar.

Rus- No sabía que existía una tradición así. - Tomo las manos del americano para atraerlo y que se sentará junto a él y ayudarle a quitar las flores. - Pero me gustan las demás flores. - Paso sus dedos por los pétalos de las margaritas blancas con rosa, recordando la última vez que recibió esas flores.

USA- Necesito que me digas estás cosas, no quiero terminar contigo por no saber tus creencias. - Había quitado la mayoría de las margaritas amarillas, dejándolas a un lado de él, acomodadas para que no se maltrataran.

Rusia lo observo con atención, admirando las estrellas de su rostro, los mechones de cabello blanco, azul y rojo que caían en su frente y orejas, se había despeinado por correr hacia su cuarto. Tomó los lentes de sol para quitárselos para después jalarlo de su nuca y darle un beso.

Al principio fue tierno, moviendo sus labios con delicadeza para disfrutar cada segundo, pero no tardó en subir la intensidad cuando el americano se aferró a su cabello para profundizar el beso. Cómo respuesta mordió el labio inferior del mayor para abrirse paso y comenzar su típica pelea para ver quién tendría el control.

USA- Cada vez besas mejor. - Se separó del beso para recostarse mientras Rusia le ayudaba con el ramo.

Rus- Bueno, tuve un excelente maestro. - Lo miraba desde arriba, admirando el estado en el que estaba el estadounidense con solo un beso. Con su pecho subiendo y bajando con rapidez, los labios ligeramente rojos y la ropa un poco desacomodada.

Tomó unas de las margaritas amarillas, acercándola el cabello del mayor y colocarla en su oreja.

Si, definitivamente quería verlo así todos los días.

USA- ¿Vas a atender a tu sexy novio? - América sabía cómo provocarlo, que tono usar, que partes mostrar, morder su labio mientras lo veía directamente a los ojos.

Rus- Sabes que siempre estoy dispuesto a hacerlo. - Se acercó al rostro del contrario para continuar con el beso, colocándose entre las piernas mientras sus manos comenzaban a recorrer aquel cuerpo que recordaba de memoria.

El Toni de llamada del ruso sonó, siendo ignorado por ambos durante las siguientes 3 llamadas, hasta que el ruso respondió con molestia y con obvias ganas de gritar a cualquiera que allá llamado, pero se le adelantaron.

Kaz- ¡No pude detener a papá! ¡Ya va para la casa!

Colgó con rapidez mirando a su novio que rápidamente acomodó sus ropas y buscaba sus lentes con desesperación. No quería que su suegro (el cuál no sabía que era su suegro) lo encontrará en la casa cogiendo con su hijo. Lo golpearía y haría una ejecución pública en medio de la ciudad.

Rus- Ame. - Le llamo antes de que saliera del cuarto, haciendo que se detuviera en la puerta. - Gracias por la flores.

El corazón del mayor se detuvo, no podía con esa sonrisa. Amaba ser el único que era digno de admirar tanta ternura proveniente de uno de los países más serios. Era su sol al que seguiría hasta la muerte.

USA- Yo te daría cualquier cosa que quieras y necesites mientras pueda seguir viéndote sonreír así. - Se regreso para darle un rápido beso y después salio corriendo. Si ni se apresuraba el soviético lo vería salir.

Mientras que Rusia miraba una margarita amarilla, la misna que americano tenía en su cabello. Tan vez quedarse con una no sería tan malo.














Se que fue ayer, pero no tuve tiempo de escribir y no quería quedarme con las ganas de publicar esta idea.

Esto pasa entre Anorexic y No estoy muerto perras.

Pronto escribiré más, solo necesitaba tiempo para acostumbrarme otra vez a la escuela.

vale madre Where stories live. Discover now