Cumpleaños

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Zarist estuvo mandándole comida todos los días y eso le tenía con un buen humor, no entendía porque, pero agradecía tanto tener el estomago lleno. Tal vez fue por no equivocarse en las clases de ballet o por mantenerse quieto y callado sin necesidad de que se lo dijera, simplemente estaba feliz y más porque no era solo pan viejo, en la mañana pan recién horneado y un vaso de leche, en la tarde un trozo de carne y en la noche unas galletas como las que le había negado una vez.

Aunque hoy parecía que no recibiría ningún plato para cenar, ya era muy tarde. Lo bueno es que estuvo guardando algunos pedazos de pan y algunas galletas por si esto llegaba a pasar. Ya cuando se disponía a sacar unas cuantas galletas de su escondite llegó su tío I. Ruso. cargando un pequeño pastel amarillo.

IR- ¿Por qué te ves tan sorprendido de verme? ¿Pensaste que no te iba a felicitar en tu cumpleaños? - Dijo después de entrar a la celda y ver al menor confundido, pero notó que solo creció su confusión.

USSR- ¿Qué es un cumpleaños?

Aquel imperio de ojos como el cielo le miro con tristeza y remordimiento, una expresión que en su momento no supo identificar hasta después de un par de años. Se sentó a su lado dejando el pastel en el suelo. 

IR- El cumpleaños es un día especial para todos, se celebra nuestro nacimiento y que se nos permitió existir un año mas, normalmente se festeja con un pastel como el que te traje hoy y unas velas. 

USSR- Nunca he festejado mi cumpleaños. - Movía sus pies con felicidad e impaciencia mientras miraba a su tío.

IR- No había caído en cuenta de que nunca lo festejamos. - Se quedó callado varios segundos mirando a la nada, pero era normal, a veces se quedaba callado con una expresión que parecía triste, otras veces era muy cariñoso y activo y traía varios juegos y pasaban un buen rato jugando. - Pe...pero de ahora en adelante me encargaré de venir a festejarlo todos los años. - Revolvió su cabello como lo solía hacer, despeinando su ya desaliñado peinado.

Acomodaron un sabana en el suelo y se sentaron dejando el pastel en medio con una vela.

USSR- ¿Qué se hace con la vela? - Preguntó curioso mientras el mayor tomaba unas cerillas para prender la vela.

IR- Vas a pedir un deseo y la vas a soplar para que se cumpla. - Rio al ver la emoción y el brillo en los ojos verdes del soviético. - Puedes desear lo que tu quieras.

USSR- Bien. - Dijo con una gran sonrisa apagando la vela justo cuando el mayor la había prendido. - ¿Así? 

IR- Si...- No supo que decir cuando el menor se adelanto sin siquiera haberle cantando una canción, pero no le diría nada al ver esa sonrisa. - Toma, parte el pastel. - Le acercó el cuchillo con cuidado y le ayudo a partirlo tomándolo con las dos manos.

USSR- Huele muy rico y dulce. - Miraba atento la manera en que servía dos trozos de pastel en los platos que saco de su bolso junto con unas cucharas. - Es la primera vez que pruebo pastel. 

IR- Y te traje uno de los pasteles más ricos que existe: un medovik. - Le dio el pastel esperando la reacción cuando lo probara.

El soviético no perdió el tiempo y tomo la cuchara para llevarla a su boca. Y fue lo mejor que probo en su corta vida, era suave y dulce, muy dulce, y un toque de un sabor que nunca había probado. Siguió comiendo con felicidad mientras su tío le miraba con una tierna sonrisa y comía lentamente su propios pastel. Pero paró cuando el menor empezó a llorar a la mitad de su plato.

IR- ¿Qué tienes USSR? - Dejo su plato y se acerco a abrazar al menor para consolarlo. - No llores, yo...estaré para ti, Sovi. - Besó su cabeza con delicadeza mientras le sobaba la espalda. 

USSR- Yo...estoy tan feliz de que seas mi tío. - Se aferraba con fuerza a la ropa del mayor tratando de no llorar tan fuerte, aun tenía miedo y mas al temer que su tío sufriera también algún castigo, pero unas gotas comenzaron a caer en su cabeza mientras era acurrucado en los brazos.

IR- Perdóname, Sovi. - El primer sollozo que escuchaba de su tío. la primera vez que lo escucho llorar y la primera en que se disculpo sin saber el motivo. Ese día se dio la libertad de llorar hasta donde sus pulmones le permitieron. 

USSR- Tío Rus. - Hablo bajito sintiendo un dolor en su garganta por tanto llorar. - Espero que mi deseo se cumpla. Quiero que pases todos mis cumpleaños conmigo.

IR- Yo también deseo eso.

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Rus- Papá, sopla las velas. 

Ahí estaba el mayor de sus hijos frente a él sonriendo esperando que soplara la velas, y junto a este estaban sus otros 14 hijos y el hijo del alemán mirándolo con felicidad a pesar de que lo único que iluminaba el comedor era la vela.  A, si, también estaba el prometido imbécil de su hijo.

TR- Vamos Soviet, todos queremos comer. - Alentó su esposo que estaba junto a el que también le miraba con una media sonrisa. Sabia que a pesar de sus palabras también estaba contento por él.

USSR- Que desesperados están por comer mi medovik este año. - Rio antes de soplar las velas recibiendo varios aplausos y un abrazo y beso de su esposo. 

Ucr- ¿Este año nos dirás que deseo pediste?

Geor- Cada año es lo mismo.

Uzb- Nunca nos dices lo que pides.

TR- Por supuesto que no lo hará. - Calmó a los hijos soviéticos antes de que empezaran con su larga lista de comentarios.

USSR- Después no se cumplirá. - Comenzó a partir el pastel con ayuda de Rusia, dándole el primer pedazo a su esposo.

Rus- ¿Y si se cumple lo que pides? - Preguntó divertido por la terquedad de su padre con respecto a los deseos de cumpleaños. 

USSR- Desde que lo celebro con ustedes se ha cumplido cada deseo que pido. 

vale madre Where stories live. Discover now