OBANAI PARECÍA SORPRENDIDO DE QUE ESTUVIERAS MIRANDO SU SERPIENTE CON UN BRILLO INFANTIL EN TUS OJOS.....
Sí, tengo una serpiente... ¿por qué pareces tan emocionado de verla?
-¡Porque sí! Me gustan mucho, mucho las serpientes.
(De verdad, son adorables)
Mientras tenías tu pequeña reacción de fangirl hacia la serpiente blanca de Obanai, Kagaya seguía agarrando tu mano con firmeza y sólo se quedaba quieto.
-Parece que te gustan mucho las serpientes T/n, eso es bastante adorable.-Kagaya sonrió a la puerta.
No dijiste nada, ya que no querías ser grosera, pero Obanai por otro lado....
-Oyakata-Sama, eso no es T/n, es una puerta.
"¡LE DIJO DIRECTAMENTE! ESTE TIPO-"
-Oh, gracias por corregir mi error Obanai, y mis disculpas si eso te ofendió de alguna manera T/n.-Kagaya se disculpó, y por una vez estaba realmente mirando hacia ti esta vez.
No hay bromas esta vez. Él estaba realmente de cara a ti.
Esto era de verdad.
-Está bien Kagaya, no me he ofendido en absoluto.-te apresuras a decir, pero luego vuelves a centrar tu atención en la serpiente de Obanai, mirándola con una admiración infantil una vez más.
-¿Qué? Parece que quieres decir algo...T/n...-Obanai refunfuña, pero parece dudar al decir tu nombre, ya que todavía no está en términos amistosos contigo.
-¿Puedo... puedo por favor sostener la serpiente?-preguntas, ansiosa por sostener a la hermosa criatura blanca.
-¿Quieres sostener a Kaburamaru?-preguntó Obanai, levantando una ceja.
-¿Así se llama la serpiente? Qué bonito!-chilló, mirando a la serpiente.
A Kagaya no le gustó que tu atención se desviara de él tan rápidamente, por muy infantil que sonara. Te soltó la mano e intentó tirar de tu manga para llamar tu atención de forma infantil, pero no funcionó.
Tu atención estaba demasiado centrada en la serpiente de Obanai.
-Sí, ese es su nombre. Pero a Kaburamaru no le suele gustar la gente nueva, y tarda mucho tiempo en adaptarse a los extraños. Tendrías que ser una especie de encantadora de serpientes si pudieras ganarte a Kaburamaru...
El discurso de Obanai se cortó cuando su serpiente se deslizó por su hombro y se subió a tu hombro, ya que estabas bastante cerca de Obanai.
Kaburamaru se deslizó alrededor de tu cuello, como una bufanda, pero tuvo cuidado de no asfixiarte, mientras frotaba cariñosamente su pequeña cabeza blanca en tu pómulo.
Obanai se quedó en silencio por la sorpresa, mientras tú sonreías con una extraña sensación de victoria.
-¡Ja! ¡Supongo que soy una encantadora de serpientes!-presumiste, mientras acariciabas suavemente a la hermosa serpiente blanca.
El pilar de la serpiente te contempló con una mirada cálida, mientras un brillante rubor se instalaba en su rostro.
Maldita sea, tenías razón... te ganaste a su serpiente... y te ganaste su corazón...
