CAPÍTULO 109: A llorar a tu casa

7.6K 607 147
                                    

Los días pasaron y la expulsión del colegio llegaba a su fin, al día siguiente tendría que ir de nuevo a la escuela; cosa que no me hacía ilusión. Me había acostumbrado ya a no ir al colegio, que con tan solo la idea de volver me producía tal ataque de nervios que tenía ganas de vomitar, había perdido muchas clases que se me haría difícil agarrar el ritmo que llevarían la clase, y luego seguramente todo el colegio me estaría mirando y hablarían a mis espaldas nada más pisar un pie en el edificio.
Pero todo eso no era lo peor, lo peor era... ¡QUE NO HE HECHO NADA DE LOS DEBERES QUE ME MANDÓ EMILY! Me iba a matar. No me daba tiempo a hacer en menos de un día los deberes de 10 asignaturas de 2 meses.
Supongo que me tendré que inventar alguna excusa.

___: Tengo hambre.
Paul: Me importa una mierda.

Me encontraba en casa de Paul, concretamente en su habitación. Intentaba que la morsa gigante que estaba durmiendo se levantara y me hiciera el desayuno.

___: Si te pego un bocado en el brazo ¿qué pasa?
Paul: Si te meto un puñetazo que te rompo los dientes ¿qué pasa?
___: ¡Venga Paul, tengo hambre!
Paul: ¿Me importa?
___: Ya casi va a ser la hora de comer. No puedes estar todo el día en la cama.
Paul: Es mi casa, puedo hacer lo que me da la gana.
___: Pero tengo hambre.

Escuché un gruñido por parte de Paul. Creo que lo estaba haciendo enfadar.

___: No me gruñas.

Puse mis manos en su espalda y empecé a zarandearlo, lo que provocaba que gruñera más fuerte.

Paul: ¡¿QUIERES ESTARTE QUIETECITA?!
___: ¡TENGO HAMBRE!
Paul: ¡ME IMPORTA UNA MIERDA! ¡VETE A LAMER PIEDRAS!

Enfadada empecé a darle puñetazos con mis manitas en su espalda, pero se dio la vuelta y ahora le estaba pegando en el pecho.

Paul: ¿Qué se supone que estás haciendo?
___: Te...estoy...pegando.
Paul: ¿Eso le llamas tú pegar?
___: ¡TOMA MIS PUÑOS!
Paul: Es patético. Deja de hacer esos ruiditos.
___: ¿Qué ruiditos?
Paul: Esos ruiditos que haces al pegar, esos "ñi" que haces.
___: Son gritos de guerra.
Paul: Parece como si hubieran atropellado a un gato con un cortacésped.
___: Paul tengo hambre, levántate y hazme de comer.

Paul gruñó como de costumbre, suspiró cansado y volteó los ojos.

Paul: Eres una enana insoportable.

Él se dio la vuelta y siguió durmiendo mientras que me daba la espalda, lo cual hizo que me enfadara aún más. Este idiota pensaba dormir todo el día y su responsabilidad de mantenerme y de alimentarme no la quería cumplir.

___: Oye idiota, tu obligación es cuidarme, y eso se refiere también a alimentarme.
Paul: ¿Desde cuando coño yo he accedido a cuidarte?
___: ¡Sam dice que tienes que estar pendiente de mí!
Paul: Que te vigile para que no hagas alguna estupidez es una cosa, que sea tu sirviente es otra. Además... ni Sam es tu padre y ni yo soy tu hermano.

Se produjo un silencio en la habitación, supongo que debería de ir a casa de Jacob o de Emily porque ya estoy más que segura que este no quiere levantarse de la cama.

___: Lo sé.

Decepcionada porque la morsa gigante no quiera levantar su culo gordo de la cama, y también un poquito dolida, me encamino hacia la puerta de la habitación para salir, pero antes de dar tan siquiera dos pasos, una mano grande y fuerte me agarra de mi pequeña muñeca, tira de mí hasta chocar con el filo de la cama y rápidamente otro brazo se posa en mi espalda para levantarme como si se tratara de una muñequita de trapo.

___: ¿Qué haces?
Paul: Si me dejas dormir, enana del demonio, luego te invitaré a comida.
___: Pero yo tengo hambre ahora.
Paul: Me importa bien poco.
___: Mira, hacemos un trato.
Paul: A ver, que se te ha ocurrido...
___: Tú me haces de comer ahora y yo te busco una novia para que dejes de ser menos amargado e idiota.
Paul: Lo fácil que sería ahogarte con la almohada...

La NiñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora