CAPÍTULO 110: El siseo de la serpiente

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Si digo que estaba nerviosa sería poco, tenía náuseas y me mareaba, sentía como si mi corazón me perforaba el pecho con cada minuto que pasaba.
Hoy tenía que ir al colegio, ya que se había acabado la expulsión (para mi mala suerte).

Paul: Venga, hay que irnos.
___: ¿Y si me quedo?
Paul: No.
___: Sé que hoy tú no vas a ir al instituto, puedo quedarme contigo, prometo no molestar.
Paul: Sabes que no puedes, si no vas Sam se enfadará.
___: Me importa una mierda si Sam se enfada. Que le den.
Sam: Cuida tu boca, niña.

Miré atrás, donde Sam se encontraba apoyado, con los brazos cruzados en la puerta principal, con su mirada y cara de amargado.

Sam: Sube al coche.
___: No.
Sam: No te lo diré más... sube al coche.
___: Oblígame... perra.

Sam descruzó los brazos y en dos pasos ya estaba frente a mí, me agarró y me subió a su hombro como si fuera un saco de patatas, yo pataleaba, le pegaba en la espalda y le gritaba, pero él no me hacía caso.

Sam: Tienes que ir al colegio.
___: ¡NO QUIERO IR!
Sam: Me da igual.
___: ¡Esto recaerá en tu consciencia!
Sam: Podré soportarlo.
___: ¿Por qué eres tan malo conmigo?
Sam: No me hagas lloriqueos, tienes que ir al colegio.
___: Pero...
Sam: Pero nada, irás y punto.

Sam me tiró en la parte de atrás de la camioneta, Paul se sentó en el asiento del copiloto y Sam en el del conductor.

___: Me has decepcionado Paul, pensé que tú eras diferente.
Paul: No seas tan dramática. No te va a pasar nada. Cuando salgas del colegio estaré ahí para recogerte.
___: ¿No puede venir Jacob?
Sam: Si te sientes mejor... puedo decirle a Jacob que vaya él.
Paul: ¿Por qué no quieres que vaya yo?
___: Porque ya me he enfadado contigo, no me hables.
Paul: Tienes que ir al colegio, lo sabes.

Al llegar al colegio, Sam aparcó a un lado de este, donde los tres nos bajamos y vimos a todos los alumnos y profesores entrando al edificio.

Paul: Venga, ve. Nosotros te vemos desde aquí.
___: ¿Qué pasa? ¿No os fiais de mí?
Paul: No, la verdad es que no.
Sam: Ni un poco.
___: Sois crueles conmigo.
Sam: Eres una dramática.
___: ¡Nadie me quiere!
Paul: Sí, el esclavo de mini Black.
___: No le queda de otra.
Paul: A veces me da pena de que tú seas su impronta.
___: Y a mí, pero se me pasa.
Sam: Venga, ve.

Sam me dio un pequeño empujón en la espalda para que comenzara a caminar hacia la entrada del edificio. Yo le miré suplicándole con la mirada de que no quería ir, pero él solo apuntó con la cabeza hacia el edificio para que fuera hacia él.
Si entro al colegio una morsa gigante me va a pegar, ¿probabilidades de que salga ilesa? menos del 5%.

Paul: Ve.

No muy convencida caminé despacito hacia el colegio. La gente se me quedaba mirando y susurraban. Agarré bien fuerte las correas de la mochila y caminé deprisa hacia mi clase.
Alguna gente me miraba mal, otras sorprendidas y otras indiferentes.
Por primera vez en mucho tiempo, me sentí vulnerable, necesitaba a Jacob o Paul conmigo, solo quería irme, pero no podía.
La campana anunciando que las clases habían comenzado sonó, los alumnos fueron todos a sus aulas, y no tardaron en aparecer la gente de mi clase en el salón. Al principio se sorprendieron, pero luego se sentaron cada uno en su lugar un tanto curiosos, incómodos o con miedo.

Megan: ¿Ya estás de vuelta?

Megan unas dos mesas más a la derecha y una mesa delante mía, se volvió mirándome con asco. Yo al reconocerla, de inmediato mostré mi peor mirada. No porque ahora mismo me sintiera como la mierda iba a dejar que esta me tratara así.

___: Ya sabes lo último que te pasó cuando abriste el hocico, asique por tu bien maldita perra... cierra la puta boca.
Megan: Esto no se quedará así.
___: Vete a cagar un pez.

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