2. Invitado.

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El lugar pequeño lo hace sentir inseguro: a través de las paredes de madera es capaz de percibir la naturaleza intentando entrar, no sabe si está seguro o es un blanco fácil

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El lugar pequeño lo hace sentir inseguro: a través de las paredes de madera es capaz de percibir la naturaleza intentando entrar, no sabe si está seguro o es un blanco fácil. La realidad es que luego de cruzar esas escasas palabras, el hombre que le ha abierto la puerta se ha guardado en silencio. Tiene el cuerpo completamente tenso, las uñas le han crecido lo suficiente como para desgarrar la aorta, puede ver al viejo anfitrión buscando más cerillos, lo ve moverse de una forma particular, y se percata de inmediato de que está ciego, ciego de antaño, probablemente desde toda la vida; tiene un accionar perfecto, como si supiera percibir los objetos con las yemas de los dedos. Para él es un alivio inesperado, sabe que está siendo observado, pero no de la forma en la que tendría problemas; por lo que es pertinente ocultar su vestimenta y encontrar la manera de tapar esa cicatriz que grita a los cuatro vientos de dónde proviene.

Cuando el sonido del cerillo resuena confirmando que otra vela ha sido encendida, es capaz de ver los cuartos hacia el fondo de la sala principal: hay zapatos acomodados de menor a mayor que, probablemente, pertenecen a los hijos que ha nombrado. Es entonces que Yeosang se mira así mismo encontrando los grandes volados de su camisa, sus pantalones de vestir y los zapatos negros de cuero. Reformula muy bien antes de hablar, pero al separar los labios sin decir nada, el viejo clava los plateados ojos sin vida en él como si esperara escucharlo. Ante ese detalle el joven vampiro se mantiene estático, aún tiene dudas sobre su visión, aunque al verlo detenidamente con la luz de la vela un poco más cerca del rostro, se percata que está lleno de cicatrices, probablemente hechas por fuego.

— Pide lo que deseas y mientras pueda dártelo, te lo daré.

— Quisiera ropa, estoy desnudo.

Cuando el hombre le da la espalda y empieza a caminar por un pasillo alejándose, Yeosang desiste de su postura defensiva, ya no parece haber un peligro grande; si este hombre quisiera matarlo probablemente lo habría hecho ni bien abrir la puerta, no se atrevería a irse del modo en el que lo hace si supiera quién realmente es. Llegan juntos hasta un gran ropero, está lleno de prendas de diferentes tamaños, parecen harapos, están rotos y algunos manchados por dentro. El joven vampiro duda en sí sería capaz de meterse dentro de aquello, pero en este momento no tiene opción, el hombre le ofrece una muda de ropa: un pantalón y una camisa de arpillera mangas largas.

— Espero que te quede, si quieres puedes darme tu ropa, la lavaré en la mañana.

— Muchas gracias.

— Por allí está el baño, la ropa no tiene pulgas, aunque parezca cama de perro.

Yeosang no dice nada, el hombre no le da tiempo a reaccionar y lo deja solo en la oscuridad, así que se dirige hasta el lugar indicado y comienza a desvestirse, el baño tiene una pequeña ventana y a través de las hendiduras de la pared de madera puede oír el viento. Se asoma, espía a través de las rendijas y encuentra el bosque, allí no hay señales de la niebla, no hay señales de su padre, le resulta extraño que todo esté tan calmado, se pregunta porque no ha arremetido en este lugar, porque le está dando el tiempo para escapar, y es entonces que comienza a oír pasos, más de uno, se da cuenta de que son tres personas, prontamente escucha la puerta principal, se pone alerta, comienza desvestirse con rapidez se coloca la nueva ropa y esconde la que traía bajo la suya.

Colmillos falsos [YunSang]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ