5. Empatía.

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La gente en el pueblo comenzó a asegurar sus puertas y ventanas desde que el mensajero los abrumó con la noticia

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La gente en el pueblo comenzó a asegurar sus puertas y ventanas desde que el mensajero los abrumó con la noticia. Nadie entendía muy bien qué era lo que pasaba, pero estaban seguros de que no querían arriesgarse. La estadía de Yeosang se prolongó de forma paulatina, sin embargo, los hermanos no permitieron que su presencia pase inadvertida como el mismo vampiro lo esperaba; este pensaba que, cuánto menos apareciera sería mucho mejor mejor. Comenzó a vivir en carne propia la fiebre colectiva de un pueblo que temía a los altos de la Familia Real, era capaz de entender el porqué, ya que había visto ciertas cosas, pero era inentendible cómo es que un simple rumor podía hacer tanto.

— Luego de dos días, ya es hora— dice Soobin— Este es un arco, y esto es una flecha — se lo entrega en mano. Se le queda viendo, casi abrumado por la belleza que reconoce, pero no es capaz de asimilar debido a lo extraño del sentimiento que solo surge cuando le tiene enfrente.

— Sé lo que son.

Yeosang sabe lo que provoca, le avergüenza un poco no saber controlar su don. Es algo que solo pasa, naturalmente, su aspecto llama la atención de todos, pero lo que les produce a estos hermanos, es un juego de placer entre su demonio y las ansias de beber sangre en plena juventud. Yeosang toca los dedos de Soobin y este se relaja, adelantando un paso, invadiendo el espacio personal. Yunho llega y se enerva, no solo por la escena que le parece descabellada: su hermano en un encuentro que se nota de lejos es inapropiado, sino por lo que repentinamente se ve obligado a padecer por las fuerzas de seducción del vampiro. Empuja a su hermano como si quisiera recibir él ese efímero tacto.

— Yo lo llevaré a practicar— dice enfrentando a Soobin.

— Puedo hacerlo yo, soy el mejor en arco y flecha.

— Mejor quédate aquí, aun hay que cortar la madera que pidieron los vecinos— la tensión se palpa. Los hermanos se miran con cierto desprecio impropio hasta que, como por arte de magia, todo se desvanece. Vuelven a mirarse desconcertados— Lo siento, quizás no es necesario que le enseñemos a cazar.

— Mmm... Si va a quedarse más tiempo, tiene que hacer algo, nos favorecen manos jóvenes y espíritu juvenil, no podemos solo los tres. Ve tú, prefiero estar aquí con... — mira alrededor, el vampiro se ha ido— ¿Adónde se fue?

Yunho gira, Yeosang ya no está con ellos, tampoco la sensación impropia de querer luchar por un lugar a su lado, se siente abrumado, no le gusta pelear con sus hermanos, y mucho menos acunar ese sentimiento por un desconocido que ha estado creciendo en los últimos días. Se va en busca del invitado, lo encuentra acomodándose una capucha ancha, de la nueva prenda que Kanji consiguió para él en el puesto de ropa usada.

— Vamos de una vez, ya no te desaparezcas así.

— ¿Por qué?

— Porque yo lo digo — se le acerca. Yeosang sonríe e invade el espacio personal, llega a poner los dedos sobre la herida que aun sana provocando que Yunho se tense— Qué... ¿Qué haces?

Colmillos falsos [YunSang]Where stories live. Discover now