12. Consecuencias.

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La sensatez de sus pasos es ambigua, salta por la ventana en plena madrugada, la Villa duerme con un ojo abierto, por eso se agazapa

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La sensatez de sus pasos es ambigua, salta por la ventana en plena madrugada, la Villa duerme con un ojo abierto, por eso se agazapa. No se ha llevado nada, a excepción de sus colmillos caídos para no dejar evidencias, sabe a la perfección que no necesita de arco o provisiones, tampoco de mantas para dormir. Soobin, al igual que Kanji, le ven como un alma débil, pero su percepción está distorsionada. Incluso el mismo Yeosang sabe que si lo quisiera, podría defenderse. Sin embargo, las acciones pasadas son un reflejo que no desea que se repitan, no quiere estar frente a la furia de una bestia que desconoce. Comprende la situación de Yunho a la perfección, y por ese motivo, no anhela verse envuelto en una lucha que probablemente hará más daño que otorgar beneficios para los involucrados.

Yeosang lo siente bajo la piel: anómalas protuberancias de un cuerpo ajeno que busca salir incluso antes del Eclipse; probablemente por acunar la compasión de un modo tan fuerte. Parece que se da cuenta de su destino al cambiar la dirección de sus pasos, pasando por el altar de las campanas, y el bebedero de los caballos. Solo hay un hombre en toda esa porción de tierra, que sabe quién es, y le ha dado buena información. Por lo cual, toca la puerta casi como un ser espectral, poca fuerza en los golpes, pero intenso y ferviente deseo por entrar. Observa por encima del hombro la oscuridad y las estrellas, hasta que por fin, es atendido.

—Sabía que algún día llegaría a mí, amo Yeosang.

NamJoon se lanza a los pies del vampiro, el bastón suena como un estallido y algunas gallinas revolotean. Parece mucho ruido para una madrugada tan amena, la primera luz no tarda en hacerse visible, probablemente de un velador que se ha quedado dormido. Yeosang cruza por encima del médico y se guarda en lo más profundo de la oscuridad, abrazado por el aroma a especias medicinales y ajos secos que cuelgan de las vigas.

—Haces mucho ruido.

—Lo siento, amo Yeosang— se mantiene quieto en el piso, en la misma pose de reverencia.

—¡Deja de llamarme así!

La voz le tiembla un poco, su dedo índice apunta al humano mientras lo ve erguirse. Le causa algo de miedo, es incapaz de negarlo, la altura de caso dos metros que porta el otro le vuelve pequeño. Sin embargo, aunque su mente le muestra escenarios malos, NamJoon gira a verlo, mantiene las manos juntas sobre el pecho, con la espalda encorvada y una mirada esquiva.

—Si me permite decir algo... —lo ve un poco, siente miedo —. Me gustaría preguntar a qué vino.

—Quiero saber sobre Yunho, el hijo de Kanji.

—¡Ah!— se tapa el rostro con ambas manos y se dirige hacia una banqueta de madera—¡Qué desgracia más grande! La primera vez que llegó aquí, el camino de sangre desde la casa hasta la mesa de curaciones fue carmesí. Creí que lo lastimó un Cadavérico, pero al preguntar, su padre me dijo que no, que fue él mismo: "Con un hacha, ¡haz algo!" Dijo llorando. Suspiré a Dios por lo boca ese día. Cuando lo di vuelta sobre la tabla me encontré vacilando en mis conocimientos, Yunho tenía seis años cuando tuve que curar la mutilación, y en el afán de mí corazón por salvarlo, recordé la maldición del Eclipse y la Princesa de la Luna. Usé todas las plantas medicinales habidas y por haber en mí estantería, la sangre no paraba y el niño estaba inconsciente, ¡cuánto habrá sufrido para caer dormido por el dolor! Entonces pude parar la hemorragia... Pero era inútil, los eclipses parecían darse mes tras mes y no cada año, y luego solo... La Villa y el mismo Yunho lo aceptaron.

Colmillos falsos [YunSang]Where stories live. Discover now