19. Vuelven a crecer.

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Yunho ha despertado temprano, los rayos del sol aún no entran por los tablones de la ventana, pero siente que ha descansado casi por seis días enteros

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Yunho ha despertado temprano, los rayos del sol aún no entran por los tablones de la ventana, pero siente que ha descansado casi por seis días enteros. No recuerda todo, solo lo más importante de lo que ha pasado, sin embargo, ha soñado con la cercanía de varios integrantes de su familia llegando a sentirse incómodo, en especial por las insinuaciones que estuvo haciendo. En cuanto a Yeosang, aquello le causa vergüenza, él también ha llegado a su sueño pero con él las cosas han ido demasiado lejos. Lo observa mientras duerme en esa pose tan incómoda que siempre usa; boca arriba, con los labios semiabiertos, entonces las campanadas suenan en la Villa.

No sé inmuta demasiado, pero se levanta lentamente intentando no hacer más ruido del que proviene desde afuera. Va en puntas de pie hasta la puerta, y sale hacia la cocina, allí se encuentra con YeonJun que lo abraza con un cariño extraño. Él le acaricia el cabello y lo aprieta, es tan solo un niño que no llega a sus veinte años, seguro las campanadas le dan miedo y no se atreve a decirlo. Entonces también aparece Soobin y los abraza a ambos sin decir mucho más. La excitación por la noticia les hace llorar un poco, nadie ha dicho nada, pero lo saben todo.

— ¿Qué es lo que sucede? — Yeosang murmura desde el umbral.

Los hermanos lo observan desganados, casi irritados. YeonJun continúa lavando los tomates de un cesto, y Soobin se aleja con herramientas en las manos, directo al patio trasero.

— Anuncian que el día del Eclipse es mañana.

— ¿Cómo pueden saberlo?

— ¿Dónde has vivido todo este tiempo? El sol se hace anaranjado y las nubes cobran un color tierra. Hoy hay mucho que hacer, Sang, así que prepárate.

Le aprieta el hombro regresando a la habitación. Se siente nervioso al saber todo lo que vendrá, en el último Eclipse los cerdos del corral murieron y el bosque se llenó de Cadavéricos. En ese momento, reciente en sus entrañas la ayuda extra que no está; los Marcados habrían sido perfectos para el trabajo de tapiar las ventanas y las puertas de todos los ancianos, y con sus tácticas de supervivencia, podrían defenderse de cualquier mal, incluso el que él mismo acuna en su interior. Le abruma pensar que no le alcanzará el día para hacer todo lo que necesita.

— ¿En qué puedo ayudar? — dice Yeosang.

— No te escuché entrar— gira con sorpresa. Mira dentro de aquellos ojos y no puede evitar sonreír.

— Entonces te asusté— se ríe.

— Yo no me asusto con nada— carraspea y busca algo que ponerse—. Entonces, ¿cómo se preparan para el Eclipse en tu pueblo? Siento curiosidad de cómo es allá afuera. Me gustaría salir de esta Villa y conocer otros lugares, pero no es el momento.

Yeosang lo observa fijamente, y la sonrisa se le borra. Los segundos en los que se queda callado causan intriga en su compañero de cuarto, que antes de sacarse la ropa de dormir mueve las cejas buscando respuesta. Él se gira y medita tocándose los dedos, lo único que viene a su mente son los atroces preparativos del castillo, puede sentir las vibraciones en su cuerpo de las iniciaciones, de los gritos de mortalidad. El sabor ferroso de la sangre, del sudor de todas las personas que escapan a refugiarse y no morir en la cacería que sus semejantes despliegan. El sonido de los caballos del infierno cabalgando con sus amos sobre el lomo para llevarse a todo aquel que se ha alejado del grupo, y el crecimiento abrupto de sus colmillos.

Colmillos falsos [YunSang]Where stories live. Discover now