10. Cicatriz.

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Desea en ese momento ser salvado por cualquier cosa, incluso poder sentir el fuego naciendo desde sus entrañas advirtiendo la presencia del demonio

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Desea en ese momento ser salvado por cualquier cosa, incluso poder sentir el fuego naciendo desde sus entrañas advirtiendo la presencia del demonio. Sin embargo, no siente eso, no siente a nadie cerca, está envuelto en esa sensación de haberlo perdido todo, de estar desnudo frente a un completo desconocido. Mueve las piernas y se desprende de aquel devoto abrazo que le desconcierta, no porque sea la primera vez que alguien se tira a adorarlo, sino por las cosas que ha dicho: ninguno de sus padres le advirtió de la verdad. Entonces en el primero en quien puede pensar es en Seonghwa, y así, como si de alguna forma estuvieran conectados la casa comienza a temblar y todos esos frascos de cristal empiezan a tintinear.

— Mí amor, mí amor... — resuella el esbelto vampiro, enredando sus brazos largos en el húmedo cuerpo de Yeosang.

El efecto es inmediato el doctor se espanta arrastrándose por el piso de madera la presencia imponente de estas dos criaturas le llenan los ojos de lágrimas parece fascinado y está envuelto en una magia que no es capaz de controlar no porque alguno de ellos estuviera ejerciendo un poder sino porque la devoción que siente por esas maravillosas creaciones del inframundo es genuina. NamJoon logra ponerse de pie pero es totalmente en vano ya que Seonghwa lo derriba tan siquiera segundos después con un simple y mundano movimiento de la mano derecha qué desprende una ventisca tan fuerte que hace vibrar hasta los cimientos de concreto. No se detiene a preguntar qué es lo que pasa porque lo está llamando o si la persona delante del joven vampiro es peligroso simplemente lo hace enfocando toda su atención en lo que le importa.

— Quiero irme de aquí— Yeosang lo abraza, se hunde en Seonghwa como un perro herido, así se siente.

Desaparecen en un parpadeo dejando una Estela de viento evanescente que con el correr de los segundos terminan de irse por completo. Aparecen detrás de la cascada dentro de una cueva qué los mantiene aislados del mundo entero nada de afuera se oye porque el agua es estridente y nada de lo que pasa allí adentro es percibido por la naturaleza. Seonghwa le hace frente con desesperación exagerada quizás porque piensa que están allí por un motivo más íntimo sin embargo al percatarse del llanto se separa abruptamente para él siempre ha sido una gran extrañeza ver la diferencia entre el demonio del que bebe sangre, y el humano temeroso.

— ¿Qué es lo que te puso tan frágil, mí amor?

— ¿Entonces no se trata solo de morder y matar?

— ¿Es acaso una de esas crisis humanas? Siempre lo hemos hablado, se trata solo de eso... — Seonghwa se acerca a la cascada y toca el agua con las uñas— No eres humano, Yeosang, es solo un período, ¿por qué te empeñas en padecer como uno?

— Cuando pruebas este sentimiento de amargura, no es tan difícil simpatizar con los humanos. No lo entiendes porque eres un monstruo cómo todos...

Yeosang escupe con miedo. Ve a Seonghwa girar demasiado lento, como un ser espectral, su cuerpo parece traslúcido con el agua de fondo, pero el fuego en los ojos le mantiene tan vivo como lejano, luce inmaculado en seda y encaje rasgado. Es la luz de un gran incendio que se acerca al campo vecino y que no piensa detenerse, sin embargo, no ocurre mucho más tras esas palabras; el silencio los acoge mientras el sonido del agua se los come por dentro. No obstante, Seonghwa se acerca con pasos sinuosos, moviendo sus caderas con elegancia, fanfarroneando un poco; su ropa, exquisitamente pegada a su cuerpo en un elegante oscuro noche, solo permite que la atención se centre en los ojos.

Colmillos falsos [YunSang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora