11. Ira.

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El silencio marca un antes y un después en esa conversación súbita

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El silencio marca un antes y un después en esa conversación súbita. Yunho baja su ropa y sin mediar palabra apaga nuevamente la vela, se perpetúa el arrepentimiento en su lengua, y aunque trata de limar su pregunta, solo logra llamar más la atención, ya que el vampiro se acerca a la cama y le toca la cabeza. Siente una caricia suave y profunda, los dedos se meten entre las hembras y las uñas llegan al cuero cabelludo como ganzúas, o eso es lo que percibe; reacciona a la defensiva, agarrando con fuerza esa débil y estrecha mano, la estruja sin vergüenza hasta que desiste ante el primer quejido. Se siente tan confundido, tan ambiguo que opta por sentarse y controlar en la penumbra esa silueta esbelta.

— No quiero que me tengas pena.

— No lo hago, te entiendo, y quiero que sepas que aquí estoy si me necesitas. Las bestias llegaron a este mundo con un propósito incomprensible, pero solo los que han visto una o padecen los estragos que dejan, pueden comprender el significado del dolor verdadero— Dice pensando en sí mismo.

Yunho se mantiene en silencio, su respiración se hace pesada, y las lágrimas caen en picada como hace mucho tiempo no lo hacían. Siente nuevamente las manos de Yeosang pasando desde los hombros hasta la espalda, y el olor a especias medicinales de las ropas, está envuelto en un abrazo que, contra el orgullo que padece, acepta rendido, restregando las mejillas por las duras hiladas de la ropa ajena, transitando de adulto a niño en un segundo.

— No quiero ser, pero no lo puedo controlar, y estoy cansado de soportar el llanto de mí padre y las miradas de pena de mis hermanos...

— No creo que te miren con pena, solo no saben cómo ayudarte, saben que sufres. Yunho, cuéntame, dime cómo puedo ayudarte.

— Sang— se aparta — No es tan sencillo como parece. He padecido esto durante toda mi vida, todo por culpa de los vampiros, ¿acaso sabes lo que es eso?

— Puedo entender...

— ¡No puedes!— se levanta. La fuerza con la que lo hace, empuja un poco el cuerpo de Yeosang, que tambalea hasta caer sentado— No sabes lo que es padecer durante toda la vida algo que no puedes controlar.

— Sé muy bien lo que es eso— se levanta y le enfrenta, le tiemblan las piernas y le duele el pecho.

El llanto lo mece en acciones sumisas que ante el alto humano, solo se ven como debilidades que no son pasajeras. Yeosang intenta revelar su secreto, está cansado de callarlo, de encontrar un depósito seguro para padecer también sin tapujos. Sin embargo, la violencia con la que Yunho atrapa su cuello, le da el miedo suficiente como para pensar en la debilidad que siente, si el Eclipse no estuviera tan cerca, podría defenderse, pero no es posible.

— Una liebre como tú—lo asfixia— Una liebre como tú no sería capaz nunca de entender lo que me ocurre— la voz le sale distorsionada, los hombros se alzan y las venas se inflaman. Lanza a Yeosang contra la puerta de la habitación, rompiéndola. El ruido alerta a todos, las primeras luces de las velas dibujan el caos que se ocultaba tras la oscuridad.

Colmillos falsos [YunSang]Where stories live. Discover now