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Quizá ella pensó que confesando lo que hizo, haría que me desconcentrara del partido.

Quizá pensó que me pondría triste como un cachorrito y ya no tendría las ganas de jugar.

Pero en realidad, fue todo lo contrario.

El solo hecho de pensar en lo sucedido, me impulso a dar lo mejor de mi y demostrarle que aún teniendo en contra al juez de silla, podría ganarle. Porque podía hacerlo, era capaz de lograrlo y se lo demostraría.

Estaba jugando tan bien que no dejaba escapar ninguna pelota y no estaba fallando ningún saque.

Habían algunos puntos que el juez me quitaba porque según no eran válidos por caer fuera de la cancha, aunque no era así. Trataba de no perder la paciencia por ello, así que lo dejaba pasar y continuaba, pero sabía que tarde o temprano comenzaría a fastidiarme.

Había ganado el primer set y ella el segundo.

Ahora estábamos jugando el tercer set para el desempate, en el cual llevaba la ventaja y solo necesitaba dos juegos  y ganar.

Justo cuando estoy por realizar mi saque, ella detiene el partido para hablar con el juez de silla, me da una mirada rápida y desaparece de la cancha.

-¿Qué pasa?- pregunto al juez acercandome a él.

-Ella ha pedido un tiempo para ir al baño, es válido- me dice y asiento.

Me siento en la banca donde están mis cosas y tomo la botella de agua y toalla que me ha ofrecido uno de los niños recoge pelotas. Seco el sudor de mi cara y brazos. Acerco la botella a mi boca para beber y refrescarme, porque el día está bastante soleado y jugar bajo el sol es realmente agotador.

Dejo la botella a un costado mío y mi mente reacciona al entender la situación de estos momentos.

¿Si ubican cuando a un personaje de  caricatura infantil se le ocurre una idea y un foquito aparece arriba de su cabeza? Bueno, quizá si fuera parte de una caricatura así luciría yo, porque mi cara lo demostraba.

El plan de Alison era parar el partido y desconcentrarme.

Es una trampa que usan algunos jugadores cuando van perdieron. Piden un tiempo para ir al baño, reciben instrucciones de sus entrenadores a escondidas de todos y mágicamente regresan y ganan.

Miro entre el público para buscar al entrenador de Alison y ubico al señor Stephan sentado en una de las gradas.

El entrenador Stephan era bueno, pero no tenía comparación con Harry.

Harry había sido un gran tenista, ganó cerca de seis grand slam, tenía una carrera bastante prometedora, pero una lesión le obligó a retirarse cuando se enteró que no podría volver a jugar.

Ahora el señor Stephan él sólo ganó uno en toda su carrera, creo que lo único bueno que tiene es que es bastante atractivo para su edad, tiene esa facha como de empresario millonario, con su cabello bien peinado y bien vestido. Realmente si lo ves, no pareciera que es un entrenador.

Dos años atrás el llegó a contactarme ofreciéndose a ser mi entrenador y haciendo un sin fin de juramentos que con el ganaría todo, pero lo rechacé, ya tenía a Harry y con él he triunfado.

Entrecierro mis ojos para ver mejor y ahora el teclea algo en su celular con mucha rapidez.

Ahí lo supe.

El mira a los lados para asegurarse de que nadie lo mire, su mirada tira al frente y se da cuenta que lo estoy observando. Me dedica una sonrisa burlona y continua escribiendo.

Velocidad a Sets  •Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora